jueves, 28 de febrero de 2013

Alerta por la adicción de menores a los juegos en las redes sociales

Es una actividad que escapa a la regulación online, ya que no busca sólo obtener un lucro, pero genera negocios millonarios con la venta de bienes virtuales canjeables que al final se convierten en dinero.

Crece el éxito de los juegos sociales en Internet y tabletas y aumenta la preocupación de padres y autoridades por la adicción que pueden crear. Son juegos de diversa naturaleza que combinan el azar con habilidad y destreza, cultura o conocimientos, en principio inofensivos, ya que no buscan únicamente obtener un lucro económico, sino que predomina la diversión que proporcionan.

Sin embargo, generan negocios millonarios a través de la venta de bienes virtuales (intangibles) que pueden ser canjeables por bienes y servicios y que, poco a poco, se convierten en dinero.

Jóvenes y adolescentes son los principales usuarios de estos juegos, a los que acceden a través de claves de sus padres o amigos, cuyas cuentas corrientes llegan a utilizar, en ocasiones, sin consentimiento, para comprar los accesorios y trofeos que juegos como FarmVille u otros proponen.

En julio de 2011, el Consejo de Políticas del Juego presentó una propuesta de regulación de nuevos juegos (incluyendo juegos sociales), en la que se preveía el establecimiento de un sistema de licencias, sanciones y requisitos al que estarían sometidos los operadores de este tipo de actividades.

Esta iniciativa, que no ha tenido continuidad, seguía la línea de propuestas planteadas en EEUU, Corea y Japón que, viendo el crecimiento exponencial del juego social, han pensado que una regulación del sector era socialmente recomendable, a la vez que beneficiosa para las arcas públicas. Al no estar reguladas este tipo de actividades, no existen limitaciones sobre la forma de oferta, público destinatario, ni la imposición de medidas tuitivas para menores.

Fuentes de la Dirección General de Ordenación del Juego, que depende de Hacienda, señalan que en este momento, pese a no ser competentes en este asunto, están llevando a cabo un estudio, sobre todo en lo que atañe a jóvenes y adolescentes.

Es una cuestión que también preocupa a la Unión Europea, que analiza el fenómeno y decidirá si toma medidas. Algunos operadores piden que se regule. Dentro de su Estrategia de Juego Responsable en España, Hacienda estudia el papel que desempeñan los juegos sociales como desencadenantes de la adicción al juego en menores.

Fuentes de la Dirección del Juego destacan que los jugadores en Internet son, en muchos casos, adolescentes, con unos patrones de juego y dedicación que les hacen más propensos a ser jugadores con problemas. Además, añaden que los juegos sociales son un fenómeno generalizado entre los adolescentes: los amigos y la familia desempeñan un papel importante en el acceso a los juegos a través de Internet.

Así, subrayan, el reto principal para los padres en relación con los juegos de menores en la Red es promover actitudes adecuadas y prestar especial atención a la prevención.

Según la Ley 13/2011, estas actividades no serían juego online (ver información adjunta) propiamente dicho, el juego que Hacienda debe regular y controlar.

Sin embargo, los límites son cada vez más difusos. De hecho, Alba Mª López, abogada de Elzaburu, apunta que «conocidas compañías de juegos sociales, como Zynga, buscan extender su actividad hacia el ámbito del juego online, fomentando la conversión desde juegos sociales hacia la oferta de apuestas, etcétera».

Desde la Dirección General del Juego, señalan que "los juegos online regulados permiten un mayor control por parte del regulador y de los operadores que pueden restringir el acceso".

No es el caso de las aplicaciones de smartphone ni de los juegos sociales a los que se accede desde Facebook enmascarando la edad. Fuentes del sector calculan que el 20% de usuarios de esta red social son menores de 16 años. Facebook se lleva 20 céntimos por cada euro que pague el usuario en un juego.

Fuente:expansion.com

martes, 26 de febrero de 2013

Víctimas de la ludopatía ponen el grito en el cielo por la ley del juego

Afectados por esta enfermedad denuncian que el decreto, aprobado en octubre, permite premios en ‘tragaperras’ de hasta 3.000 euros en lugares donde nadie controla el acceso.

 El Ejecutivo Regional dio luz verde el pasado mes de octubre a un decreto por el cual se aprobaba la Ley de Apuestas de la Comunidad y se modificaba el reglamento que regula el uso de las máquinas recreativas. Acto seguido, la Asociación Murciana de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Asmujer) puso el grito en el cielo.

El motivo, la alteración del reglamento de las máquinas de azar permiten, desde ese momento y de forma pionera en España, incrementar el premio máximo que una ‘tragaperras’ puede dar. De los 240 euros de entonces ha pasado a los 3.000 euros.

El beneplácito queda reflejado en la disposición final primera, apartado cuatro, donde se explica que incluye un nuevo epígrafe al reglamento en vigor y permite la interconexión de varias máquinas de distintos locales entre sí (incluidos bares y restaurantes).

«El principal problemas es que en esos locales no existe ningún control de acceso ni a menores ni a personas enfermas por trastornos del juego. Es una barbaridad porque a los primeros los ponen en la senda de la ludopatía con el incentivo de un premio considerable y a los segundos los machacan y les golpean donde más les duele dándoles vía libre para jugar con el aliciente de los 3.000 euros», denuncia Francisco Pizcueta, presidente de ASMUJER.

El primer premio de 3.000 euros ya ha caído. Tocó hace dos meses en una cafetería de Mazarrón a un ciudadano chino.

La Asociación cree que esas cantidades solo deberían alcanzarse en establecimientos con controles que impidan el acceso y hagan valer las autoprohibiciones impuestas por los propios ludópata, quienes, para lograr superar su adicción, firman un documento que les impide la entrada a los bingos y casinos. Así, si el adicto acude en un momento de recaída se le impide su acceso al exigir el DNI a la entrada.

«Un local que no disponga de esas medidas de control se convierte en una tentación para quienes padecen esta enfermedad. Por eso con este decreto la Región se ha convertido en un lugar ideal del juego libre, sin limitaciones, donde se han dado todas las facilidades para que el número de personas afectadas por esta enfermedad crezca», alerta Pizcueta.

La Asociación, que funciona desde 1991, cuenta con 200 afiliados, entre afectados por ludopatía y familiares. «Nos preocupa la actitud de mucha gente acerca de este trastorno. La ludopatía no es un problema de personas viciosas. La enfermedad actúa como una droga sobre la persona, modifica sus emociones, actitudes e impulsos hasta llegar a autodestruirle, a él y a su entorno. Y este problema lo vemos cada vez más en gente muy joven. Por eso esta ley es tan nefasta, porque pone la alfombra para dar los pasos hacía las ‘tragaperras’», indica Sonia Pizcueta, psicóloga de ASMUJER.

Esto es algo que confirma uno de los asociados que, después de cinco años, ha logrado superar su adicción al juego.

«Lo peor que le puede pasar a una persona es que le toque el premio y aumentarlo solo hace acrecentar las ganas de jugar. En mi caso recuerdo echarle monedas a la máquina vestido con el traje de comunión. Desde los 8 años he jugado y te puedo decir que por escuchar caer la moneda y ver las luces encenderse y parpadear he llegado a robar, a estafar, a engañar», recuerda el ex ludópata.

La Agencia Tributaria de Murcia, a través de la Consejería de Economía y Hacienda, señala que la normativa establece «requisitos encaminados a que los colectivos vulnerables estén protegidos en todo momento» al tiempo que asegura que «las prohibiciones se mantienen en los mismos términos que antes de la modificación y que en ningún caso se han relajado las exigencias». Y termina recordando que los dispositivos aprobados para las máquinas B “son opcionales, y no obligatorios. Por lo tanto no en todos los bares y locales de hostelería está instalada la interconexión”.

Fuente:laverdad.es

miércoles, 20 de febrero de 2013

Niños adictos a la televisión serán adultos agresivos

El exceso de horas frente a la pantalla aumenta el riesgo de una conducta antisocial en los más pequeños.

Los niños plantados horas delante de la televisión un día tras otro tienen más peligro de conducta antisocial una vez adultos que el resto, incluso de ser condenados por la justicia, según un estudio neozelandés publicado por la revista estadounidense Pediatrics.

El estudio, realizado por un equipo de la Universidad neozelandesa de Otago, se centró en calibrar el tiempo pasado delante del televisor por un millar de niños nacidos en 1972 y 1973, pasados diez años, de los 5 a los 15 de edad.

Una vez cumplidos 26 años, el estudio señala una estrecha correlación entre el tiempo transcurrido delante de la pequeña pantalla siendo niños y el comportamiento agresivo o antisocial del adulto joven. "El riesgo de ser condenado aumenta un 30 por ciento por cada hora pasada delante de la televisión por término medio cada noche de la semana", declara Bob Hancox, coautor del estudio, conocido esta semana.

Fuente:semana.com

La dependencia emocional: suplicando afecto

La dependencia emocional es un trastorno que actualmente ocupa entre el 7 y el 10 % de las consultas al psicólogo en nuestro país.

Se trata de una conducta que lleva a una persona a situar la fuente de su autoestima y bienestar en el exterior, sin confiar en sus propios criterios.

Algunas personas necesitan sentirse valoradas constantemente para poder respirar y se convierten en víctimas de la dependencia emocional, un trastorno que, actualmente, ocupa entre el 7 y el 10 % de las consultas al psicólogo.

Marta está muy preocupada por lo que piensan sus amigas; Pedro no soporta cualquier pequeña derrota en el trabajo; Ana no puede vivir sin tener a un hombre al lado y Paco, aunque tiene cuarenta años, necesita recibir siempre la aprobación de su padre.

Son algunos de los casos que se encuentra en su consulta Paloma Carrasco, psicóloga en el Hospital Quirón Sagrado Corazón de Sevilla, y que, según explica, están relacionados con una baja autoestima y una importante carencia afectiva.

"Todos necesitamos amor, no es que el ser una persona segura y autónoma me haga prescindir de los demás, ni mucho menos", comenta la psicóloga, quien puntualiza que, de hecho, "solo viviremos plenamente y seremos felices, amando a los demás".

La cosa cambia, según la experta, "cuando voy por el mundo mendigando amor", ya que, probablemente, "me encontraré con las migajas, con los restos caritativos que alguien me dé".

"Esa mentalidad enfermiza hace que me conforme con cualquier cosa, sea buena o mala, y me olvide de mí, no en un alarde generoso de amor verdadero, sino en un 'con tal de que estés a mi lado aguantaré lo que sea'", relata.

La psicóloga Olga Castanyer, que acaba de publicar Sin ti no soy nada, un libro para superar las dependencias afectivas, sintetiza este problema como la conducta que lleva a una persona a situar la fuente de su autoestima y bienestar en el exterior, sin confiar en sus propios criterios. "Los otros son más grandes, más atractivos y, aparentemente, no tienen problemas", bromea.

Asegura que la persona dependiente les da poder para que, con su actitud hacia ella, "le hagan sentirse válida y digna de ser querida" y, por ello, estará continuamente buscando su beneplácito.

"Mientras que las opiniones, los criterios y los sentimientos de los otros son muy importantes y marcan la relación, los suyos no son dignos de ser escuchados ni respetados por ella misma", apostilla.

Ambas autoras coinciden en que si vas llamando en todas las puertas a la desesperada, puede que el día que te abran te enganches y acabes esclavizado por tus propios sentimientos, sufriendo mucho.

Maduros para amar

Carrasco apunta que se hace indispensable la "madurez para amar" puesto que muchas veces se habla de estabilidad en las relaciones y ésta es imposible "si yo no la he encontrado antes en mi vida".

"No hablo aquí de estabilidad emocional en el sentido de la salud mental, sino de un estado interior más profundo, que se alcanza cuando a partir del conocimiento sincero y real de nosotros mismos, nos aseguramos de qué es lo verdaderamente importante", alega.

Las personas que te encuentres, indica esta especialista, irán aportando, completando tu vida, pero no podrán suplir una necesidad básica: "no deben llenar huecos o agujeros dolorosos". Así, afirma que "si tenemos la suerte de sentirnos completos y satisfechos, realizados, antes de comenzar el camino de una relación, todo será más sencillo".

Quienes "viven" de la aprobación de los demás, de obtener un resultado a su rendimiento y esfuerzo o de ser valorado, el que se hunde cuando no se cubre esa necesidad, depende demasiado del exterior y su autoestima no es buena, apostilla Castanyer.

Suelen repetirse así mismos cosas como "soy un desastre" o "todo me sale mal" y sienten con frecuencia emociones desagradables como culpa, inseguridad, vergüenza y tristeza. Si se les pregunta qué necesitan para sentirse bien, la respuesta siempre pasará por sentirse valorado por alguien o por triunfar en algo.

"¿Sabes lo que diría una persona que tuviera su autoestima al cien por cien?: 'para sentirme bien conmigo mismo, no necesito NADA'", remarca. Es por ello que cuanto más alta se tenga la autoestima, menos refuerzo externo se necesitará para mantenerla.

Frente al "sin ti no soy nada" las herramientas con las que trabajan los psicólogos son cuidar de nosotros mismos, afirmar nuestros derechos, hablarnos de forma confiada, creernos únicos -porque lo somos-; poseer unos valores propios y elegir qué camino tomar en vez de dejarnos llevar por los demás.

Como resumen, Castanyer refiere las palabras de Rabindranath Tagore: "Si echo mi misma sombra en mi camino es que hay una lámpara en mí que no ha sido encendida".

Fuente:20minutos.es

viernes, 1 de febrero de 2013

Los diez síntomas de la ludopatía

La vida es juego, pero hasta el más inocente de los bingos caseros con habichuelas, mal enfocado, puede desembocar en una adicción. En Business Insider alertan de ocho síntomas que deben ponernos en guardia contra este peligro. Aquí añado dos, para redondear. En España hay asociaciones para tratar a los ludópatas, pero sigue pendiente, que yo sepa, el estudio encargado por el Ministerio de Economía y Hacienda (que de entrada no parece el más adecuado) a la Comisión Nacional del Juego. Luego están los ludópatas bursátiles, que muestran otros síntomas, pero ese relato se lo dejo a Enric González, que lo hace mil veces mejor.

En Estados Unidos, se calcula que el uno por ciento de la población adulta, unos dos millones de personas, tienen problemas con el juego. Como hemos visto en este mismo blog, hay hasta monjas ludópatas y de las adicciones, de todo tipo, tampoco se libran los profesionales. Otro grupo de población más grande, de cuatro a seis millones de ciudadanos, presentan algunos síntomas que convendría vigilar. De no tratarse a tiempo, podrían desembocar en casos mucho más graves, financieros, familiares, de salud, hasta llegar a poner en peligro la vida de la víctima.

Estos son los ocho síntomas:

1. No puedes parar: además del dinero, el jugador adicto es incapaz de dejar de dilapidar su tiempo. No se trata de elegir entre una y otra forma de ocio, sino de ser incapaz de levantarse de la mesa, virtual o real. Si tienes dudas, ponte a prueba a ti mismo y marca un límite, que puede ser una hora determinada o una cantidad de dinero. Si no puedes cumplir tus propias propuestas, mala señal.

2. Juegas con dinero que no puedes permitirte perder. Otra clave para el juego sano es apostar solo el dinero que tengas previsto gastar en esa actividad de ocio. Si empiezas a preocuparte porque una hipotética pérdida te causaría problemas, vas por el mal camino. El caso extremo es jugar con dinero prestado o romper el cerdito de tu hijo.

3. No disfrutas con las apuestas. Pensar en gastarse unos euros en el juego debería ser igual que hacerlo en el cine, en un concierto, o en coleccionar maquetas de trenes. Si el juego es una vía de escape a tu vida miserable o a otros problemas, si tu actuación es compulsiva y no de ocio, también deberías recapitular.

4. Sigues jugando para recuperar lo perdido. Es una de las peores opciones que existen, aunque es muy fácil incurrir en este error. ¿Por qué crees que va a cambiar tu suerte? Lo más fácil es caer en tilt, como dicen los jugadores de póquer, y empezar a cometer errores cada vez mayores que casi con toda seguridad aumentarán tus pérdidas aún más. Una de las señales de un gran jugador es saber levantarse a tiempo de una partida que no nos conviene.

5. Cada vez juegas más dinero. No es el caso de los jugadores racionales (también los hay), quienes después de superar un nivel durante un tiempo pasan al siguiente, siempre con un respetuoso control de banca. Si la adrenalina que genera el juego te impulsa a jugar cada vez más dinero para seguir sintiendo lo mismo, es que te has convertido en un yonki del azar.

6. Haces cualquier cosa para conseguir dinero para el juego. No hay que ser muy listo para saber que este es un síntoma extremo. Más allá de consideraciones morales y penales, robar, engañar y recurrir a cualquier tipo de crímenes para acabar jugándote el dinero no solo es una estupidez, sino que entrarás en un camino de muy difícil retorno.

7. Antepones el juego a otras cosas importantes. El autoengaño puede alcanzar la maestría en algunos casos, pero si te pierdes la función escolar o incluso la boda de tu hija por hacer algo que está abierto las 24 horas del día está claro que tienes un problema grave. Peor aún es jugarse a la mujer, que aunque parezca una exageración lo hemos visto no hace mucho.

8. El juego afecta a tu carácter. Se pueden conseguir experiencias muy agradables con el juego, incluso sin necesidad de ganar. Un profesor de matemáticas me enseñó de joven que no hay que fiarse demasiado de alguien que no juega a nada (al tenis, al ajedrez, a apalabrados... a lo que sea). Saber disfrutar de ello te mejora por dentro y por fuera y te enseña a relacionarte, pero si ves que te estás convirtiendo en peor persona (los otros se darán cuenta mucho antes), deberías reconocer este síntoma lo antes posible y tomar medidas.

9. La negación. La mayor dificultad para distinguir esta señal es que un no adicto también negará que lo es, al igual que el inocente tampoco reconoce el crimen que no ha cometido. En todo casi, casi nunca se le dice a alguien que es un ludópata cuando está lejos de llegar a serlo. Como suele decirse con el alcohol, si alguna vez te preguntas si estás bebiendo demasiado, probablemente es porque lo estás haciendo.

10. Tendencias suicidas, escaso apego por la vida. Es quizá el último escalón y suele ir acompañado de fuertes deudas, por lo que nadie debería llegar tan lejos. La adicción al juego puede parecer menos grave que el alcoholismo o la drogodependencia, pero es la más relacionadas con los intentos de quitarse la vida.

Hay otros síntomas, pero la mayoría están relacionados con algunos de los citados.

Fuente:abc.es

Las ondas cerebrales delatan la presencia de la esquizofrenia

Investigadores españoles encuentran un patrón diferente en los esquizofrénicos usando magnetoencefalogramas. La técnica podría ayudar en el futuro al diagnóstico de la enfermedad.

Estos dos segmentos de las señales son de un magnetoencefalograma de un individuo sano (arriba) y un paciente. A simple vista apenas se pueden distinguir unas de otras y parecen ser muy ruidosas y aleatorias, pero aplicando los métodos de procesado de señal adecuados, se puede extraer información relevante acerca de la actividad cerebral y de cómo esta cambia en la enfermedad.

La esquizofrenia es una de las enfermedades más devastadoras para el individuo y su entorno. La incapacidad de la medicina moderna para descubrirla antes de que se haya adueñado del cerebro añade dramatismo a un trastorno mental que afecta a medio millón de españoles. Ahora, un grupo de investigadores ha logrado registrar su rastro por medio de las ondas cerebrales.

Usando una técnica de neuroimagen, han comprobado que el cerebro de los esquizofrénicos presenta un patrón diferente al de los individuos sanos. El diagnóstico precoz de la enfermedad está hoy un poco más cerca.

Investigadores de cinco centros españoles y uno británico han aprovechado que la actividad de las neuronas genera campos magnéticos para registrarlos con una técnica conocida como magnetoencefalografía. Comparando esas ondas cerebrales de individuos sanos y esquizofrénicos, buscaban diferencias que pudieran dar pistas sobre la enfermedad.

Comprobaron que, al menos en dos indicadores, el patrón era diferente. En concreto, vieron que la velocidad de oscilación de la onda (frecuencia mediana) y la potencia relativa de frecuencias altas del espectro (banda gamma) eran significativamente diferentes.

A diferencia de las enfermedades del cuerpo, las de la mente, y en particular la esquizofrenia, no dan muchas pistas de su llegada. "No hay pruebas de sangre, fluido cerebroespinal, imagen cerebral o neurofisiológica para la esquizofrenia en la práctica clínica", explica Javier Escudero, de la Universidad británica de Plymouth y coautor del estudio publicado en Physiological Measurement.

El diagnóstico tiene que apoyarse en los síntomas que comunica el paciente y en el juicio del médico. "La llegada de un marcador objetivo para la esquizofrenia podría ayudar y mucho a la diagnosis y ofrecer una mejor comprensión de la base neurobiológica de la enfermedad.

La esquizofrenia, en realidad, son muchas esquizofrenias. Suele aparecer en los últimos años de la adolescencia y primeros de la madurez. Aunque el abanico de manifestaciones es muy amplio, viene caracterizada por una serie de síntomas llamados positivos, como alucinaciones, delirios o paranoias, y síntomas negativos, como deterioro cognitivo, aislamiento social o abandono personal.

Se estima que el 1,1% de la población mundial puede padecerla en su vida. En general, los esquizofrénicos tiene una menor esperanza de vida.

Precisamente, el estudio, realizado con 15 pacientes del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, muestra que al menos cuatro indicadores de las señales cerebrales habían cambiado con la edad en los pacientes en comparación con los 17 sujetos que usaron como grupo de control. La esquizofrenia estaría afectando la manera en la que el cerebro madura con el tiempo. "Las oscilaciones que recoge el magnetoencefalograma parecen hacerse muy ligeramente más rápidas, más complejas en los sujetos sanos. No es que esto sea bueno o malo, es simplemente cómo el cerebro madura con la edad", explica Escudero. "Sin embargo, en los pacientes con esquizofrenia, la tendencia parece ser contraria", añade.

Aún queda para un diagnóstico precoz

Aunque este trabajo abre un nuevo camino para el diagnóstico precoz de la esquizofrenia, aún queda mucho para que una máquina pueda anticipar las primeras señales de la enfermedad leyendo el cerebro. En primer lugar, la técnica usada, la magnetoencefalografía, es un recurso muy caro, reservado a la investigación. Más importante aún es que no es 100% confiable.

Usando el conjunto de indicadores de todo el espectro de las ondas cerebrales, los investigadores consiguieron clasificar a los pacientes con un 71,3% de acierto. "Ese valor no es suficiente para la práctica clínica", destaca un Escudero que insiste en el pequeño tamaño de la muestra para matizar sus resultados.

El director del departamento de neuroimagen de la Fundación Centro de Investigación de Enfermedades Neurológicas, Juan Alvarez-Linera (no relacionado con el estudio), destaca que cada vez hay más herramientas para ver las alteraciones funcionales del cerebro como la magnetoencefalografía y que esta investigación contribuye a saber más. "El problema es que estos estudios se realizan con grupos no con individuos.

"No es una técnica que permita realizar una prueba a un individuo aislado y diagnosticarlo".

Su colega Fernando Maestu, director del Laboratorio de Neurociencia Cognitiva y Computacional del Centro de Tecnología Biomédica y experto en magnetoencefalografía, explica que esta técnica de neuroimagen se está empezando a usar tras los primeros episodios de un trastorno mental y seguir así su evolución. "Pero, para el diagnóstico precoz, habría que usarla con grandes grupos de población y a lo largo del tiempo".

Pero Escudero asegura que, a largo plazo, podrían transferir las técnicas con las que han trabajado a la electroencefalografía (mucho más barata y usada en la experiencia clínica). "De todos modos, éste es un primer estudio. Estamos ya actualmente probando otros índices con la esperanza de que, empleando nuevos índices para caracterizar las señal y técnicas más complejas para realizar la clasificación, la precisión pueda aumentar en el futuro", añade. Si un día lo consigue, será fuera de España. Salió de aquí en 2010, convencido de los beneficios de trabajar con equipos de fuera. Pero, con los recortes que está sufriendo la ciencia española, ni se le pasa por la cabeza volver.

Fuente:larazon.es