viernes, 21 de diciembre de 2012

La 'manía' de comprarlo todo

La adicción a las compras o la oniomanía, que afecta cada vez a más personas, nos hace consumir innecesariamente.

«Jamás llegas a pensar que puedes perderlo todo». Sandra, de 28 años y vecina de Almería, conoce en primera persona las consecuencias de la obsesión por las compras porque ella misma fue una compradora compulsiva. Un trastorno que le llevó «a la ruina económica y emocional». Cada vez hay más personas que pasan o sufren en estos momentos el trastorno por el que pasó esta joven almeriense.

Cuando la afición a adquirir productos se convierte en obsesión recibe el nombre de oniomanía -palabra que proviene del griego y significa 'locura por comprar'-. La adicción a las compras «es un fenómeno relativamente nuevo», señala Tania Sánchez, psicóloga de la asociación almeriense de jugadores de azar rehabilitados 'Indalajer', quien afirma que una persona es adicta las compras cuando «gasta más de lo que gana. Es decir, cuando pierdes por completo el control de lo que adquieres», ahonda la terapeuta.

Indalajer trató durante el pasado año a cuatro personas por este trastorno. En concreto, a dos hombres y a dos mujeres. «Un hecho que rompe con el estereotipo de que solo son ellas las que sufren oniomanía», resalta Sánchez. Las consecuencias de este problema psicológico a largo plazo pueden ser «nefastas» en la salud mental de las personas, ya que se trata de una adicción con efectos «similares a los del alcoholismo o la ludopatía», según destaca la psicóloga de Indalajer. Si bien, incide Tania Sánchez, «es un trastorno que no puede ser tratado como en las adicciones al juego patológico». Y es que «a un enfermo de oniomanía no le puedes prohibir erradique su conducta ya que tienes que comprar para comer, vestirte y para llevar una vida normal».

La adicción a las compras es un fenómeno asociado a problemas de depresión relacionados con el desencanto laboral, en el caso de los hombres, y de baja autoestima en el de las mujeres, según un reciente estudio de consumo entre los europeos. En general, la oniomanía está relacionada con «la insatisfacción personal». Entre los síntomas de esta adicción están adquirir productos con la excusa de regalarlos para quedárselos después, esconder las compras a familiares o comprar comida en exceso que luego se pudre. «Es una de las llamadas adicciones sociales, trastornos en los que no existe dependencia de una sustancia, sino de una actividad socialmente aceptada», indica Tania Sánchez.

Terapia de control

Para tratarla, desde Indalajer destacan que hay que someter a la persona una terapia de control. «Normalmente, utilizamos a un familiar, que es quien controla el dinero que se gasta diariamente el paciente». Si bien la psicóloga de Indalajer reconoce que el número de personas que se atreven a someterse a una terapia en la actualidad es muy bajo. «Un adicto puede tardar una media de cinco años en reconocer su enfermedad. Solamente actúan hasta que se han arruinado y su situación familiar ha tocado fondo», apunta Sánchez.

El primer punto a tocar en una terapia para superar una adicción a las compras es controlar el dinero. «El paciente debe hacer una lista cada vez que va a comprar. Así evitamos adquirir productos innecesarios», señala la terapeuta almeriense, quien indica que el control «es un factor a tener en cuenta durante toda la vida».

La mayoría de los pacientes tratados en Indalajer «tenían una adicción focalizada en la ropa y en los complementos». Una obsesión que «podía llevarlos a gastar más de mil euros al mes en productos que después se ponían una o dos veces y lo desechaban», afirma Sánchez.

Desde el colectivo Indalajer indican que la oniomanía cada vez se da más en personas jóvenes. Y es que un alto porcentaje de hombres y mujeres, de entre 16 y 22 años, pasan mucho tiempo en tiendas y grandes superficies comerciales. «Aunque no consuman nada, contemplar un escaparate puede convertirse en el germen de una futura adicción a las compras». Por ello, la psicóloga Tania Sánchez indica que el mejor consejo para no caer en este trastorno, especialmente durante la Navidad, época donde se adquieren más productos, «no consiste en erradicar el consumo, sino en comprar con cabeza».

Depresión y vigorexia, trastornos que inciden en la oniomanía

Factores como la depresión o la vigorexia -adicción al ejercicio- pueden «ser factores desencadenantes de una adicción a las compras u oniomanía». Así lo señala Tania Sánchez, psicóloga de la asociación almeriense de jugadores rehabilitados 'indalajer'. «Rendir culto al cuerpo de manera compulsiva, puede contribuir a recurrir a la compra indiscriminada de ropa y complementos», señala la terapeuta, quien incide en la depresión «como factor determinante».

Fuente:ideal.es

El 60% de los pacientes con trastorno bipolar padece un trastorno adictivo

Al menos el 60 por ciento de los pacientes con trastorno bipolar presenta un trastorno adictivo por uso de sustancias o adicción comportamental, algo que dificulta y retrasa el diagnóstico de este problema de salud mental, señalan desde la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).

El manejo psicofarmacológico y psicoterapéutico de los pacientes bipolares con patología dual resulta complicado. Por un lado, escasean los estudios y ensayos clínicos que establezcan recomendaciones y, por otro, algunos de los tratamientos recomendados para el trastorno bipolar no pueden administrarse por incompatibilidad con el abuso de sustancias.

"En la práctica clínica, cuando el trastorno bipolar se complica con un trastorno por uso de sustancias, el pronóstico se ve comprometido en todos los sentidos: clínico, funcional y terapéutico", ha explicado el doctor José Manuel Goikolea, psiquiatra de la Unidad de Trastorno Bipolar del Hospital Clínic de Barcelona.

Los principales factores sociodemográficos de riesgo para que los sujetos con trastorno bipolar padezcan un trastorno dual son el sexo masculino, la edad joven y el bajo nivel educativo.

En el caso de desarrollar una patología dual, el jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Clínic de Barcelona, el profesor Eduard Vieta, ha asegurado que ésta suele ser la adicción al tabaquismo. "Tanto los estudios epidemiológicos como los clínicos señalan que la prevalencia del tabaquismo es entre 2 y 3 veces más elevada en los pacientes bipolares que en la población general", ha precisado.

"Esto es atribuible tanto a un mayor riesgo de iniciarse en el consumo como a una menor probabilidad de dejarlo. En el único estudio controlado con adolescentes, los que padecían un trastorno bipolar tenían una probabilidad mucho más alta de comenzar a fumar que los adolescentes sin este trastorno psiquiátrico (22% frente a 4%)", ha señalado.

Por último, en relación a los tratamientos farmacológicos disponibles para trata la adicción a tabaco, los expertos advierten de que hay que tener precaución con la utilización de bupropión y vareniciclina por la posibilidad de exacerbación de síntomas psiquiátricos. Mientras que la terapia sustitutiva con nicotina es un tratamiento de primera línea en combinación con una intervención psicoterapéutica.

Fuente:europapress.es

La crisis económica dispara las adicciones entre los jóvenes

Los expertos advierten que las drogas o el juego 'online' se están convirtiendo en vía de escape ante la ausencia de expectativas.

«Si los jóvenes carecen de proyectos vitales las drogas nos van a preocupar y mucho». Los estupefacientes «son una mala solución a los problemas y hoy, por desgracia, hay demasiados». Las palabras corresponden a Ignacio Calderón, director general de la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción (FAD). Alertó así del peligro que la actual crisis económica está suponiendo en el inicio de consumo de drogas por parte de los jóvenes. Y también en la emergencia de nuevas adicciones.

Es sólo una de las advertencias lanzadas por los expertos que ayer participaron en las XXI Jornadas de Drogodependencia 'Menores y Adicciones. Una nueva Mirada', celebradas en Valencia. En una sociedad sin expectativas laborales y con un 55% de paro juvenil, «los jóvenes no ven futuro, sólo presente» y las drogas, advirtió, pueden convertirse en breve plazo en la peor vía de escape para una juventud desencantada.

Calderón también aprecia «una peligrosa ruptura entre adultos y jóvenes, que ven desconcertados el panorama que les hemos dejado». En su opinión, «buscan soluciones por su cuenta, ya que han perdido la confianza en la autoridad y en las instituciones». Ante esta situación, el director de la FAD abogó por «construir juntos soluciones, no sólo intentando alejarles de las drogas, sino mostrándoles caminos saludables».

Francisco Bueno, director del Plan Municipal de Drogodependencias, incidió en el peligro emergente de las adicciones al juego 'online', el dopaje y las tecnologías de la información. «El juego en red movió más de mil millones de euros entre mayo y diciembre del año pasado y ha experimentado un incremento del 20% en sólo un año». Según Bueno, «cada vez más jóvenes están acudiendo en busca de ayuda por su adicción al juego a través de internet».

En cuanto a las sustancias dopantes, alertó del suministro de productos ilegales en gimnasios en los que, además, recomiendan el uso de anabolizantes. «Hay una mayor preocupación por la belleza que por la salud física», resumió.

Juan Manuel Hurtado, cabo de la Guardia Civil de Valencia, no se explica «por qué en internet no actuamos con los desconocidos con la misma sensatez que lo haríamos en la calle». Los investigadores de la Benemérita ya se han enfrentado a numerosos casos de 'grooming' (suplantación de identidades para lograr imágenes íntimas de menores) o difusión de fotos sexuales sin autorización de las víctimas, entre otros problemas derivados del uso de interner entre los más jóvenes.

Fuente: lasprovincias.es

jueves, 13 de diciembre de 2012

Los berrinches continuos de los niños y la adicción a la comida, nuevas enfermedades mentales

La Asociación Americana de Psiquiatría ha modificado por primera en vez en 20 años su manual de diagnósticos mentales. La Asociación Americana de Psiquiatría (APA, en sus siglas en inglés) ha modificado por primera vez en 20 años su «Manual de diagnósticos y estadísticas de enfermedades mentales» para incluir en él nuevos trastornos, tales como la adicción a la comida o los berrinches persistentes en los niños.

Esta publicación es uno de los manuales de referencia más influyentes para los psiquiatras y en su quinta edición, que será publicada en mayo de 2013, incluirá un total de 20 capítulos que, según la APA, estarán reestructurados basándose en una relación aparente entre los síntomas de las enfermedades.

Entre los cambios más importantes que presentará está una nueva definición de lo que ahora será llamado trastorno del espectro autista. De este modo, ya no se hablará de autismo ni síndrome de Asperger, trastorno generalizado del desarrollo o trastorno desintegrativo de la infancia, sino que todos estos términos quedarán incluidos dentro del diagnóstico de trastorno del espectro autista «para ayudar de forma más precisa y consistente a diagnosticar a niños con autismo».

Otros cambios importantes en el nuevo manual es que ahora, por primera vez, los psiquiatras reconocen la adicción a la comida como una enfermedad mental real. También se catalogará a partir de ahora como enfermedad mental el acaparamiento compulsivo, definición que servirá para diagnosticar a quienes tienen «una dificultad persistente de deshacerse o separarse de posesiones, sin importar su valor real». «La conducta a menudo tiene efectos perjudiciales, tanto emocionales como físicos, sociales, financieros e incluso legales, para el acaparador y los miembros de su familia», ha explicado a la BBC el doctor Eduardo Grande, psiquiatra y ex presidente de la Asociación Argentina de Salud Mental.

Y también se incluye el llamado Trastorno de Desregulación Disruptiva del Estado de Ánimo (DMDD, en sus siglas en inglés) con el cual se diagnosticará a niños que «exhiben episodios frecuentes de irritabilidad y arrebatos de conducta durante tres o más veces a la semana durante más de un año». Esta definición ha causado amplia controversia porque, según explica, podría desembocar en el diagnóstico y medicación de los berrinches de los niños. En cambio, la APA afirma que con este nuevo término se espera combatir el potencial error de diagnosticar a los niños con trastorno bipolar y tratarlos innecesariamente con potentes medicamentos.

La adicción al sexo necesita más estudios.

Por otro lado, el manual ha introducido una categoría de trastornos que «necesitan ser más investigados», para incluir en ellos la adicción al juego online o a las relaciones sexuales. Asimismo, también excluye la definición de duelo como trastorno depresivo cuando éste dura menos de dos meses después de la muerte de un ser querido. Sobre este punto, incluye varias notas en las que reconoce que «el duelo es un factor de estrés psicológico severo que puede precipitar un episodio depresivo grave poco después de la muerte de un ser querido». Y a pesar de que muchos habían pedido definir el «trastorno hipersexual», o adicción al sexo, como una enfermedad mental, el manual ha decidido excluirlo.

Pese a estos cambios, el profesor Grande reconoce que los psiquiatras «no tienen que aferrarse al manual, porque pueden aparecer otras sintomatologías que no se encuadren dentro de los diagnósticos que éste recoge». «Es necesario que, como profesionales, cada psiquiatra sea consciente del paciente que trata y de saber si realmente se le puede encuadrar la enfermedad a ese paciente y no seguir sólo lo que dice el manual. Como lenguaje común es válido, pero creo que es una publicación mucho más útil para el profesional que comienza que para el que ya está formado», ha aseverado.

Fuente:abc.es

lunes, 10 de diciembre de 2012

Los juegos online disparan los casos de adicciones entre los más jóvenes

Desde su legalización en junio, los jugadores registrados han crecido un 536% y las cantidades jugadas superan los 1.200 millones de euros.

Hasta el 1 de junio, los juegos online eran ilegales en España. Pero desde esa fecha están regularizados y sus primeras consecuencias ya son más que visibles. «Se trata de un tipo de juego muy accesible e interactivo porque el tiempo que transcurre desde que se hace la apuesta hasta que se conoce la solución es muy corto. Si a ello sumamos que el jugador puede guardar el anonimato, se convierte en una vía de escape muy peligrosa», destaca Consuelo Tomás, psicoterapeuta del Instituto Valenciano de Ludopatía.

Esas peculiares características -accesibilidad, inmediatez y atractivo- contribuyen en buena medida a crear un nuevo perfil de ludópata cada vez más joven y profesional y que se inicia en internet.

«Los juegos online y, en general, los que utilizan las nuevas tecnologías, tienen mayor incidencia en población juvenil y adolescente. Un sector, además, más vulnerables a los problemas adictivos y que requiere mayor protección», explica Mariano Chóliz, profesor de Psicología de la Universitat de València y experto en adicciones.

 La evolución del mercado del juego online desde que comenzó a estar regulado ofrece datos abrumadores. Por ejemplo, sólo en cuatro meses -hasta septiembre- el número de usuarios registrados creció un 536%, según datos del Ministerio de Economía y Hacienda.

Además, las cantidades jugadas en este mismo periodo aumentaron un 61,65%, hasta llegar a los 1.256 millones de euros. «El gasto este año va a rondar los 3.000 millones. Dada la magnitud, es lógico pensar que ya hay mucha gente que tiene problemas con este tipo de juego», sostiene Chóliz.

Los expertos destacan lo pernicioso de la publicidad de este tipo de juegos. «Algunas campañas van dirigidas a los jóvenes, cosa que me parece del todo inaceptable». En el mismo sentido opina Consuelo Tomás, «es incomprensible que se tolere que empresas de juego online sean patrocinadoras de equipos de fútbol y que los deportistas, referentes para muchos chavales, luzcan su logotipo en las camisetas».

Otro aspecto muy dañino es la visión errónea extendida entre los jóvenes de que el juego online -sobre todo el póquer- es una forma inteligente de ganar dinero y que, incluso, se puede vivir de ello.

«El póquer no es una actividad productiva, sino especulativa. Las ganancias de unos pocos se basan en la pérdida de muchos, de manera que dar la imagen de que es una forma de ganarse la vida es simplemente un engaño», insiste Chóliz.

Igual sucede con las apuestas deportivas, cuya publicidad ha tomado el relevo de la prohibida de tabaco y alcohol. «No hay más que escuchar los programas deportivos. El oyente puede apostar por cuántos goles se marcarán, en qué minuto se pitará el primer córner... se disecciona el partido al máximo en base a las apuestas», destaca Tomás.

Fuente:lasprovincias.es

domingo, 9 de diciembre de 2012

Problemas de afectividad e incapacidad para disfrutar, rasgos "de riesgo" de esquizofrenia en adolescentes

La existencia de problemas en la afectividad e incapacidad para disfrutar son características presentes en adolescentes con "rasgos esquizotípicos" o con "riesgo" de presentarlos, según se desprende de un estudio de la Universidad de Oviedo y la Universidad de La Rioja que analiza los factores de riesgo de esquizofrenia en adolescentes.

Otros aspectos característicos tienen que ver con una alteración en la percepción sensorial o un tipo de pensamiento "raro", que distorsiona la realidad. De este modo, se trata de perfiles distintos a las conductas "rebeldes" que pueden presentar algunos adolescentes, "aunque los chicos que presentan más rasgos de esquizotipia, suelen referir también un mayor número de problemas de conducta", ha indicado en declaraciones a Europa Press la profesora de Psicología Mercedes Paíno.

De ahí, la importancia del estudio, que se desarrolla desde hace varios años en el campo de los trastornos del espectro esquizofrénico, incluyendo la predisposición o vulnerabilidad a trastornos psicóticos.

Esta investigación que, bajo el título 'Expresión fenotípica de los rasgos esquizotípicos en población adolescente' apunta a que un 15% de los adolescentes tiene indicios teóricos de esquizofrenia, es el resultado de un trabajo de dos años en el que se han evaluado más de 1.600 alumnos de 41 institutos de toda Asturias seleccionados aleatoriamente. La prevalencia en población general oscila en torno al uno por ciento.

Para este estudio se ha empleado el instrumento de medida 'ESQUIZO-Q', un reconocido test de detección precoz de riesgos de esquizotipia en población joven diseñado por el mismo equipo.

"Nosotros nos hemos focalizado en el estudio de la esquizotipia, que viene a ser considerada como una puerta de entrada para los trastornos del espectro esquizofrénico", explica Paíno, quien remarca que una personalidad "de riesgo" se compone "de características diferentes".

No obstante, aclara que "tener una personalidad de riesgo no quiere decir ni mucho menos que vaya a acabar en una patología esquizofrénica". "Los perfiles de riesgo psicológico guardan relación con circunstancias que los alimentan, como el consumo de drogas, vivir en zonas urbanas, haber vivido una experiencia traumática o sufrir problemas depresivos", indica, añadiendo que "los factores hereditarios y ambientales pueden actuar interaccionando o sumándose en la aparición del trastorno psicótico".

Respecto a la elección de la adolescencia como etapa de estudio, la investigadora afirma que su interés se debe a que se trata de una fase vital "de especial riesgo para el desarrollo de los trastornos psicóticos".

"Se trata, además, de un periodo caracterizado por grandes cambios a nivel biológico, social, individual, y las experiencias esquizotípicas son frecuentes", dice, advirtiendo de que "los estresores ambientales como altos niveles de estrés familiar o acontecimientos vitales traumáticos dan lugar a un mayor riesgo".

Diferencias por género

En cuanto al dispar comportamiento en chicos y chicas con rasgos esquizotípicos, éstos tendrían puntuaciones más altas en la dimensión de anhedonia, "que podría entenderse como la incapacidad o dificultad para disfrutar en diversas situaciones".

Por su parte, ellas mostrarían más características de pensamiento mágico, "que incluye creencia en la magia o la superstición". Asimismo, en las jóvenes con rasgos esquizotípicos se observan "más falta de amigos íntimos y más rasgos de ansiedad social".

Al respecto, Mercedes Paíno remarca que estos patrones diferenciales por género "son bastante similares a los encontrados en pacientes con esquizofrenia".

Fuente:20minutos.es

Los nuevos ludópatas empiezan "on line", son más jovenes y gastan 24.000 € menos

El perfil del ludópata era el de un varón casado, de entre 35 y 43 años, con un tiempo de juego de más de diez años y un gasto medio de entre 30.000 y 40.000, ahora son jóvenes.

El auge de los juegos de azar y de las casas de apuestas en línea -a través de Internet- está contribuyendo al rejuvenecimiento del rostro de la ludopatía, a pesar de que las máquinas tragaperras siguen siendo el principal gancho de las personas diagnosticadas con adicción al juego.

De modo que si hace dos décadas el perfil del ludópata era el de un varón casado, de entre 35 y 43 años, con un tiempo de juego de más de diez años y un gasto medio de entre 30.000 y 40.000 euros, en la actualidad es el de un soltero de entre 18 y 23 años, con un tiempo de juego de menos de un año y un gasto menor a 6.000 euros.

Así lo ha puesto de relieve José Ángel Lamas, presidente de la Asociación Gallega de Jugadores de Azar (Agaja), en la firma de un convenio con la Diputación de Pontevedra para el desarrollo del denominado proyecto "Sherpa" de apoyo psicológico y terapéutico para los ludópatas y sus familiares más cercanos.

«Catarro cuando es neumonía»

Lamas ha señalado que este cambio comporta inconvenientes, como que ahora tratan con "enfermos que creen que tienen un catarro cuando tienen una neumonía", pero también ventajas, como una mayor probabilidad de curación al ser la adicción más reciente y la voluntad de los afectados de "salir del pozo", más grande.

Buena parte de la culpa de este fenómeno la tiene, según Lamas, el "crecimiento exponencial" de los juegos en línea por su mayor accesibilidad, sus lagunas de control y el grado de anonimato que permite al usuario.

Respecto a la implantación del proyecto Eurovegas en España, el presidente de Agaja ha exigido los mismos "requisitos legislativos" que al resto de operadores de juego, aunque se ha mostrado convencido de que acabará siendo "un bluff" y no se desarrollará.

José Ángel Lamas ha cifrado entre un 1 % y un 2 % el porcentaje de la población gallega que sufre algún tipo de adicción al juego, o bien al uso abusivo del móvil o internet, o a las compras compulsivas; datos extrapolables al resto del país a pesar de que no existe un estudio a nivel estatal.

Ha distinguido entre el consumismo exacerbado pero puntual en épocas de rebajas o navideñas y "la incapacidad de no comprar", ya que en este segundo caso hay una patología que debe ser tratada.

La diferencia está, según ha explicado el presidente de Agaja, en "quién domina a quién", ya que las compras, como el juego o el alcohol, "no son malas 'per se', todo depende de su uso".

Así pues, el tratamiento terapéutico de las adicciones varía según sea el caso, ya que con los juegos se parte con el objetivo de la abstinencia, mientras que frente al enganche al móvil o a internet se persigue un "uso controlado".

Fuente:abc.es

Tailandés muere tras una "maratón" de dos días y dos noches de videojuegos

El gamer de 24 años fue encontrado en una silla frente al computador. "Era un adicto a los juegos", dijo un policía.

Un joven tailandés de 24 años fue encontrado muerto en su casa en Samut Songkhram, al suroeste de Bangkok, tras pasar dos días y dos noches sin parar frente al computador jugando videojuegos.

El gamer, cuyo nombre no ha sido revelado, fue hallado por la policía sentado en la silla frente al PC, donde pasó más de 48 horas jugando, aunque aún no está claro cuál es la causa exacta de su muerte.

Un representante de la policía local dijo en el portal LePoint.fr que la víctima "era un adicto a los juegos de video. Sin importar la hora del día el jugaba, tanto de día como de noche".

Según los especialistas, en estos casos la causa más común de muerte es la deshidratación y la falta de alimentación por parte de la víctima, que con tal de seguir jugando ignoran sus necesidades básicas, aunque también podría explicarse por problemas cardiovasculares generados por estar tanto tiempo fijos en una misma posición.

Fuente:latercera.com

¿El uso del móvil es contagioso?

Un estudio realizado por la Universidad de Michigan sugiere que las personas son más propensas a usar sus móviles cuando alguien más lo hace.

El uso de teléfonos móviles está muy integrado a la vida diaria de muchísimas personas en la sociedad moderna. La movilidad, el acceso inmediato a información y la libertad para comunicarse dónde quiera y cuándo sea son algunas de las característica que hacen al móvil tan atractivo.

Poco a poco y con las mejoras tecnológicas las personas —generalmente los jóvenes y adolescentes— han creado una especie de subcultura con normas y comportamientos que giran entorno a los teléfonos móviles. Sin embargo, algunas personas utilizan estos dispositivos como «barreras para evitar la interacción con otros de manera pública». Así comienzan su tesis los investigadores de la Escuela de Salud Pública y el Instituto de Investigaciones sociales de la Universidad de Michigan, quienes frente a este panorama se han planteado la siguiente pregunta: ¿es el uso del móvil algo contagioso?

Para obtener respuestas lo investigadores iniciaron un estudio etológico, en el cual analizaron en detalle el comportamiento de las personas en los espacios públicos que rodean el campus dela Universidad de Michigan, tanto en áreas verdes como en los comedores y pasillos. Los datos fueron recogidos en abril de 2011 entre personas cuyas edades rondaban entre los 16 y 25 años.

La observación duraba entre tres minutos y media hora en los que se medía el tiempo y la frecuencia del uso del dispositivo.

Los resultados de esta investigación, publicada en el «Human Ethology Bulletin» de la Sociedad Internacional para la Etología Humana, sostienen que las personas son mucho más propensas a usar sus móviles cuando otro sujeto cercano lo usa.

Las mujeres que estaban en presencia de mujeres aumentan el uso de su móvil en un 32% mientras que los hombres en presencia de sujetos del mismo género incrementaban su uso en un 25%. Cuando se trataban de experiencias mistas el incremento se situaba en un 22%.

En términos generales un 24% de los observados utilizaba el teléfono al mismo tiempo que otro individuo mientras que un 34,1% lo hacía después que observaba a un compañero usando el móvil.

En general, los estudiantes estaban en sus teléfonos 24 de tiempo con un amigo, y eran más propensos a usar 39.5 su teléfono cuando la persona estaban sentados con lo hizo en el anterior intervalo de 10 segundos.

Los investigadores han concluido que sí, que el uso del móvil es contagioso y que es importante tener en cuenta estos resultados para entender el rol de los teléfonos en el proceso de sociabilidad contemporánea.

El investigador Daniel Kruger, autor del estudio apunta que este patrón quizás pueda atribuirse al concepto de inclusión. Por ejemplo si una persona sentada cerca de otra prefiere mirar mensajes de texto o con llamadas quizás lo haga para evitar sentirse excluida. También contempla la idea de que se realice para demostrar que tiene conexiones sociales fuera de ese entorno.

Pero la fiebre por el móvil y los smartphone no es solo contagiosa sino adictiva, ya que por ejemplo, según The Online Psychology Degree un 95% de los estadounidense se lleva el móvil a la cama a la hora de dormir y otro 27% señala que no puede vivir sin su «smartphone».

Fuente:abc.es

martes, 20 de noviembre de 2012

El mal uso del Whatsapp engancha y deja rastros difíciles de borrar

El uso indebido del servicio de mensajes Whatsapp puede ser peligroso porque crea adicción en algunas personas y deja huellas difíciles de controlar y borrar, alerta en una entrevista con Efe el catedrático de Psicología de la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa.

Jorge está ahora mismo en línea pero aún no ha respondido, Mercedes escribió por última vez a las cinco y cuarto de la madrugada o Juan hace seis días que no se conecta, son algunas de las averiguaciones que se pueden hacer simplemente mirando el Whatsapp y que pueden resultar comprometedoras.

Huellas que hacen que la aplicación móvil Whatsapp pueda provocar conflictos amorosos o malentendidos entre amigos si sus usuarios lo utilizan de forma irracional y como una herramienta de control, considera este experto.

Este servicio de mensajería también tiene su cara positiva si se utiliza de forma racional, al tratarse de una forma de comunicación gratuita, rápida y con la que se puede intercambiar fotos, vídeos y comentarios tan sólo con conectarse a una wifi en cualquier parte del mundo.

Sin embargo, la escena de una pareja o de un grupo de amigos con una cerveza en una mano y con el móvil en la otra es frecuente y representa otro de los principales problemas del Whatsapp: el desinterés por la vida real, ha comentado el experto tras impartir una conferencia en Tenerife.

El especialista pone como ejemplo de adictos a las personas que son capaces de escribir 40 mensajes entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, una anomalía que altera el transcurso normal de la vida de cualquiera que trabaje o estudie, tenga amigos y aficiones.

También tienen un problema de adicción quienes utilizan esta aplicación móvil para controlar y cuando no son capaces de charlar con otras personas sin dejar de consultar el móvil de forma constante y respondiendo a los mensajes de forma inmediata, cualquiera que sea el escenario.

La pérdida de control, una interferencia grave en la vida cotidiana -en los estudios o en el trabajo- y una dependencia constante son algunos de los síntomas que identifican a las personas que han pasado de ser usuarios del Whatsapp o de una red social a enfermos.

Poner límites horarios como si en vez de conversar por Whatsapp estuviera viendo una película de una duración determinada es el consejo que el experto da para evitar caer en las redes de la adicción.

Si ya es tarde para curar este problema, recomienda una abstinencia de entre uno y dos meses para luego volver a aprender a utilizarlo de forma racional, sin que altere al estado de ánimo y las relaciones con otras personas.

Asimismo, es importante saber si la persona que sufre esta adicción tiene otros problemas psicológicos como inestabilidad emocional, inseguridad en uno mismo, incapacidad de comunicarse personalmente o una timidez extrema, agrega el especialista.

Esta afirmación rompe un mito, continúa, ya que la adicción a internet y a las redes sociales, en contra de lo que a priori pueda parecer, no sólo afecta a adolescentes, también a personas maduras con algunas debilidades.

Según indica el psicólogo, el no ver la cara de la otra persona hace que los usuarios de las redes sociales y del Whatsapp se lancen a la piscina y se sumerjan en reflexiones más intensas y espontáneas, difíciles de matizar sin verle a la otra persona la cara.

Aunque debido a su reciente implantación en la sociedad aún no hay datos de esta enfermedad asociada al uso irracional del Whatsapp, el especialista detalla que entre el 80 y 90 por ciento de la población se conecta a internet por motivos de ocio y entre el 5 y el 9 por ciento realiza un uso inadecuado de esta herramienta.

"No tenemos cifras pero probablemente el uso indebido del Whatsapp sea mayor que el de internet", asegura el catedrático en Psicología, quien destaca la importancia de saberle dar un buen uso a esta aplicación móvil, que de forma controlada puede ser útil y beneficiosa.

Fuente:larazon.es

jueves, 15 de noviembre de 2012

El cerebro obsesivo-compulsivo se activa más con los dilemas morales

Los individuos con trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) se caracterizan por pensamientos persistentes y conductas repetitivas. Un nuevo estudio revela que estas personas desarrollan una preocupación significativamente mayor que la población general ante problemas de tipo moral.

Investigadores del Hospital de Bellvitge en Barcelona, en colaboración con expertos del Hospital del Mar y la Universidad de Melbourne (Australia), han comprobado que los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo poseen una mayor sensibilidad moral.

“Ante un problema de tipo moral, las personas que sufren dicho trastorno de la ansiedad muestran de forma significativa una mayor preocupación”, explica a SINC Carles Soriano, investigador del hospital catalán y uno de los autores del trabajo publicado en los Archives of General Psychiatry.

Mediante técnicas de resonancia magnética funcional, los expertos estudiaron las bases neurofuncionales de esta mayor sensibilidad moral. Así, se midieron las activaciones cerebrales de un grupo de 73 pacientes con TOC y 73 controles sanos ante la presentación de diversos problemas morales, en las que los sujetos debían optar entre dos alternativas de consecuencias muy negativas.

Por ejemplo, se les planteó el dilema del bebé que llora, clásico en las clases de filosofía. Se situaba hipotéticamente a los participantes en una guerra en la que soldados enemigos acechan su aldea y todos los vecinos se esconden en un sótano en el que hay un bebé que empieza a llorar. Si alguien no le hace callar, los soldados les descubrirán. ¿Sería lícito ahogar su llanto, con riesgo de asfixiarlo, para salvar a todos los demás?

“Las activaciones cerebrales mostradas ante esta cuestión moral se compararon con las mostradas ante elecciones triviales, como elegir entre el campo o la playa para pasar un fin de semana”, apunta Soriano.

Los resultados verificaron que los sujetos con TOC sufren una mayor activación que los controles durante las situaciones de dilema moral en regiones de la corteza orbitofrontal, especialmente en su parte medial, una región relacionada con los procesos de toma de decisiones y con el desarrollo del sentimiento de moralidad.

“Estos datos permiten por primera vez objetivar la existencia de disfunciones cerebrales relacionadas con alteraciones en cogniciones complejas, como el sentimiento de moralidad”, continúa el investigador catalán. “Esto nos permite profundizar en la caracterización de los mecanismos cerebrales alterados en el TOC”.

Fuente:psiquiatria.com

Vigorexia y Ortorexia: otras formas de desorden alimenticio

Más allá de la bulimia o la anorexia, existen otros trastornos de la alimentación que se empiezan a manifestar en la sociedad.

Los profesionales de la nutrición han detectado una serie de desórdenes de la alimentación diferenciados de los que se pueden llamar trastornos clásicos, como la anorexia y la bulimia, y que se están manifestando, incluso con cuadros agudos, en menores de diez años y mujeres de más de cuarenta.

De ellos se ocupa el manual Controversias sobre los trastornos alimentarios, que ha presentado este martes el responsable de gestión del conocimiento e investigación del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA), Antoni Grau, que ha incidido en la necesidad de profundizar en estos desórdenes no catalogados, que ya son dos veces superiores a los sí especificados, la anorexia y la bulimia.

Entre el 15 y el 45 por ciento de las personas que presentan algún rasgo de este tipo de desórdenes acaba desarrollando un síndrome o trastorno completo, de ahí que los especialistas aboguen por mejorar los programas de prevención y de pronóstico.

Y son necesarios, si se tiene en cuenta que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en general constituyen la tercera enfermedad crónica más frecuente en la adolescencia. "Son trastornos muy complejos", según Grau, quien ha advertido de que los profesionales cuando comienzan a trabajar con un grupo de pacientes con anorexia saben que el 25 por ciento no los van a recuperar, que entre el 25 y el 30 van a alcanzar solo una remisión parcial y entre el 18 y 20 evolucionarán hacia la cronicidad.

Respecto a la bulimia, los resultados no son mucho mejores, como lo constata la tasa de mortalidad que, excluyendo los suicidios, está entre el 4,7 y el 7 por ciento, un índice "muy elevado, superior al de las adicciones".

Los rasgos más comunes de estos TCA son el perfeccionismo, dificultades interpersonales, inseguridad social, alteración de la imagen corporal por una insatisfacción del cuerpo, impulsividad y miedo a la madurez.

Pero no en todos se presentan los mismos rasgos, ni en la misma dimensión, sino que hay un abanico más amplio que los diferencia de esos trastornos ya mencionados que son más comunes para la sociedad. Suelen ser desórdenes subdiagnosticados, que para el individuo pasan inadvertidos, que no todos ellos tienen episodios diarios y que, como no son identificados socialmente, cuando ya se llega a la consulta del especialista la situación ha podido alcanzar situaciones, como poco, complicadas.

Trastorno por atracón

 El inicio de los TCA no siempre viene precedido de una pauta de comida restrictiva, sino que para una gran mayoría comienza muchos años antes de ponerse a dieta. Comienza en la adolescencia o en la edad de adulta, después de años de realizar varias dietas.

Síndrome del comedor nocturno

Está asociado a anorexia por la mañana e hiperfagia por la tarde-noche, vinculada a insomnio. Más de la mitad de las calorías consumidas en el día se ingieren entre la medianoche y las seis de la mañana. Se cree que está producido por la restricción y el incremento del estrés nocturno.

Vigorexia

Es "un trastorno disfórmico muscular", es el intento de una persona de tener un cuerpo absolutamente musculado, desarrollado y voluminoso por el miedo a parecer debilucho. Entre los síntomas está el mirarse constantemente en el espejo, sentirse delgado aunque no se esté, pesarse varias veces al día y emplear más de seis horas al día en hacer ejercicio.

 Ortorexia

Es la "apetencia por lo correcto", una verdadera obsesión por la comida sana hasta niveles que se deben considerar patológicos. Entre los síntomas están dedicar más de tres horas a pensar en la dieta y cuando se viaja llevar un equipo de supervivencia para solucionar su problema, además de tener un sentimiento de culpabilidad, cuando no se cumple las convicciones dietéticas.

Fuente: lavanguadia.com

martes, 30 de octubre de 2012

Siete de cada diez adictos padecen algún trastorno mental

A raíz de esta realidad se acuñó el término patología dual, ideado por el doctor Miguel Casas, y que está aceptado prácticamente en todo el mundo hispano.

"No se elige ser adicto. Existe una vulnerabilidad", lo que explica que el 70 por ciento de las personas que sufren alguna adicción padecen también un trastorno mental, ha puesto este jueves de relieve el psiquiatra Néstor Szerman, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual.

Durante la presentación de las XIV Jornadas Nacionales de Patología Dual (SEPD), el doctor Szerman ha insistido en que adicción y trastorno mental siempre van de la mano. Ambas son enfermedades cerebrales y desde esa concepción deben ser abordadas, ha señalado este psiquiatra.

 De ahí el término patología dual, acuñado por el doctor Miguel Casas, vicepresidente de la SEPD, y que está aceptado prácticamente en todo el mundo hispano, aunque escasamente asumido por los profesionales de más edad.

 El doctor Szerman ha subrayado que no se es adicto por estar mucho tiempo en contacto con las drogas o con máquinas tragaperras, sino que hay una vulnerabilidad. "¿Y cuales son esos criterios de vulnerabilidad?". Unos son desconocidos pero existe un grupo de ellos conocidos y en un 95 por ciento son de base psiquiátrica, ha explicado el doctor Casas.

 Así, hay una serie de patologías psiquiátricas que propician el consumo de drogas, pero no porque quiénes las padecen sean unos viciosos, sino porque toman esas sustancias como una forma de automedicación, según este psiquiatra, quien ha resaltado que un 60 por ciento de los esquizofrénicos son adictos al cannabis.

 "Adicción y enfermedad mental son dos trastornos psiquiátricos que van unidos y en el momento que se dan ya no vuelven a separarse", según el doctor Casas. De ahí la importancia de diagnosticar rápidamente la patología psiquiátrica "y evitar que el paciente empiece a consumir drogas como automedicación".

Según este médico, el tratamiento deberá ser integral si se quiere tener éxito. El psiquiatra ha puesto de relieve que España es uno de los países con un menor diagnóstico de trastorno de déficit de atención e hiperactividad, en contra de la creencia popular y "a pesar de que sabemos que es un factor de vulnerabilidad claro para el consumo de cannabis y cocaína".

 En este sentido, ha incidido en que España es el país de Europa con mayor consumo de esas dos sustancias, lo que podría estar ligado al infradiagnóstico de enfermedades mentales en la infancia y la adolescencia, como el déficit de atención.

 Estos niños y adolescentes no tratados tienen muchas posibilidades de acabar presos. De hecho, se sabe que en Suecia un 40 por ciento de las personas que están en las cárceles tuvieron ese trastorno y no fueron tratados, ha señalado Casas.

 La adicción puede ser causa de la enfermedad mental, pero también consecuencia. Según ha señalado el doctor Pedro Ruiz, presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría, muchas veces el paciente con enfermedad mental se convierte en adicto debido a la medicación que toma para tratarse la patología psiquiátrica.

 Pero también se sabe que el consumo de cannabis en adolescentes hace que un número importante de ellos "debuten con un cuadro psicótico", ha recalcado el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco de Asís Babín.

 "Al final el concepto es uno. Ambas ocurren en personas predispuestas y se manifiestan unidas antes o después", ha dicho el profesor Babín. En la misma línea, el doctor Casas ha insistido en que "se pasa fácilmente de las drogas a la patología psiquiátrica y ésta es un factor de vulnerabilidad de las adicciones".

Los expertos han coincidido en que disociar los recursos asistenciales para el tratamiento de las adicciones y los otros trastornos mentales dificulta el abordaje de los pacientes duales. Un estudio realizado a 659 profesionales sanitarios de toda España indicaba que la mayoría desconocían los recursos de los que disponían.

La investigación reveló que sólo Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja, Murcia, Navarra y País Vasco cuentan con redes de salud mental y adicciones integradas. Al respecto, el doctor Casas ha destacado que la aceptación de la drogodependencia se produjo por el miedo a las enfermedades infecciosas, particularmente el sida.

Ahora, se está perdiendo ese miedo y se está volviendo a la antigua concepción de que "al adicto ni agua, no hay que curarlo". De hecho, "en algunas comunidades autónomas las adicciones ya no son medicina, son servicios sociales".

Fuente:lavanguardia.com

martes, 23 de octubre de 2012

Una adicción»

Mariano Chóliz está especializado en tratamiento y prevención de problemas con las nuevas tecnologías.

-¿A qué edad se tiene móvil?

-Muchos ya tienen móvil a los 10 años o antes. Es un regalo estrella de la primera comunión.

-¿Por qué la tecnología llama tanto la atención a los niños pequeños, de 4 y 5 años?.

-Se empieza con un dispositivo de juguete, se pasa a un móvil real, después a internet y luego a un teléfono con internet. Ahora, la tecnología está tan integrada que ya no existen esos saltos.

-Y después, ¿por qué son tan importantes en la adolescencia?

-Se trata de instrumentos que les permiten integrarse, comunicarse, algo imprescindible para ellos.

-¿Cuáles son los principales síntomas de abuso o de adicción?

-No pueden dejar de usarlo o, cuando lo hacen, reaccionan con ira, enfado o tristeza. También es un síntoma cuando se desatienden otras actividades como estudiar o aficiones que antes les gustaban y cuando cambian patrones de sueño o de comidas.

-¿Qué le parece que haya niños de 10 años con 'smartphones', teléfonos con internet?

-Es un error. Supone darles una herramienta con poder adictivo. Cuanto menor es el niño o adolescente, es mucho más vulnerable a cualquier tipo de adicción.

-Al margen de la permisividad, ¿qué otros factores pueden influir en estas adicciones?

-Hay una presión industrial y comercial enorme para consumir estos productos cada vez a edades más tempranas. Los padres deben resistirse a esta presión.

La argumentación es muy clara: un niño no es responsable penalmente de sus actos hasta que cumple 14 años, «pero se le facilita un instrumento (el 'smartphone' o teléfono con internet) que lo convierte en víctima o autor potencial de un delito» relacionado con las nuevas tecnologías: ciberacoso, 'sexting' o 'grooming' (un adulto que se hace pasar por menor).

La fiscal coordinadora de Menores de Valencia, Gema García, insta a «prohibir» a los preadolescentes el uso, y tenencia, de un 'smartphone'.

La idea va dirigida a padres, colegios y a todos los ámbitos. Preguntada por si propondría una reforma legislativa hacia la prohibición, la fiscal responde: «Es algo que no me compete». Sin embargo, estaría a favor. «Se trata de darle a un menor de 14 años un objeto que puede crearle adicción. Es un tema que debe regularizarse», agrega. Se refiere a que, en otras situaciones ya se protege al menor: con el alcohol y el tabaco, para determinadas películas y acudir a ciertos establecimientos, como las discotecas. «Ya se les prohíbe determinados espectáculos que sí pueden ver sin control a través de internet», explica.

Sobre el hecho de tener un 'smartphone' la Fiscalía alerta de otros riesgos: «Casi a diario nos llegan denuncias de robos con intimidación de teléfonos de este tipo a menores de 14 años». Y no es de extrañar, «porque se trata de un artículo de lujo. Se obtiene un lucro muy rápido y resulta muy fácil intimidar a una víctima de esa edad», afirma.

Al margen de los delitos contra la propiedad, destacan otras situaciones de riesgo. «Lo más habitual con los menores de 14 años es que aparezcan como víctimas de 'cyberbullying' o de acoso mediante insultos, amenazas o colgando fotos en internet», argumenta Gema García.
Además, «sobre todo en el caso de las niñas» son frecuentes los casos de 'sexting', «cuando el novio le pide que le envíe fotografías de tipo sexual que son enviadas a través de mensajería gratuita y que no dejan rastro». Los padres, advierte la fiscal coordinadora, «desconocen estas prácticas» debido al escaso control que se ejerce contra «el uso permanente de internet», algo mucho más sencillo cuando el menor dispone de un 'smartphone' con tarifa plana para conectarse a la red.

«Estamos generando adicciones a las tecnologías y se desconoce qué supone para el futuro de los adolescentes», advierte.

Por otro lado, Gema García insiste en que los menores «están perdiendo la noción de privacidad al compartirlo todo, porque entienden que todo es público en las redes sociales» como Habbo, Tuenti, Facebook o Twitter, a la que ya acceden jóvenes y adolescentes.

Primero llegaron a manos de los niños y adolescentes los ordenadores y los móviles, después los 'smartphones'. «¿Qué va a ser lo próximo? ¿Las tabletas?», se pregunta la fiscal. «Quizás se generan necesidades de tecnología que no son reales. No sólo no se le pone freno, sino que estamos rebajando la edad de uso de tecnologías inadecuadas. Se fomenta la venta, la gratuidad (mediante tarifas planas) de una conexión a internet muy peligrosa. Es repartir un dulce que crea adicción», concluye Gema García.

Fuente:lasprovincias.es

jueves, 4 de octubre de 2012

La adicción al trabajo, un problema que se considera un valor social

Muchas personas no son conscientes de su adicción al trabajo y, ante el exceso de horas de actividad profesional, se consideran muy responsables cuando en realidad padecen una de las psicopatologías de este siglo, que está asociada al éxito social.

"Si usted no es capaz de desconectarse del móvil, del ipad, donde lo tiene todo, correo electrónico, redes sociales, facebook...., puede no ser consciente de su adicción al trabajo", ha dicho a EFE Carlos Alcover,
profesor de Psicología del Trabajo y Organizaciones de la Universidad Rey Juan Carlos.

Esta adicción en España afecta ya al 4,6% de los trabajadores y podría llegar al 11,8% en 2015, según un estudio de las universidades Jaume I de Castellón y del País Vasco.

El profesor Alcover ha alertado de que "no es fácil de detectar" este problema que a veces se manifiesta con un estrés prolongado, con el uso de estimulantes para mantenerse activo tantas horas y somníferos, o incluso para mantener la actividad también se puede llegar a utilizar medicamentos legales o no y, al final, esa hiperactividad tiene un precio que puede llegar a la muerte.

Es antinatural trabajar entre doce o catorce horas diarias, pero la gente lo ve como algo positivo, como un gesto que valora la capacidad y la implicación con el trabajo, como sinónimo de buen profesional.

Sobre todo en ciertas profesiones en las que la persona que está muy dedicada al trabajo, como en el caso de emprendedores y ejecutivos, está muy bien valorada y su actividad se asocia con el éxito social. "No son conscientes de que tienen un problema o lo pueden tener", ha alertado el experto.

Hacer un trabajo bien es positivo, pero hacerlo en exceso es negativo para el individuo, y convertir jornadas de doce o catorce horas al día en un modo de vida perjudica la salud, ha añadido el psicólogo, quien ha precisado que no se debe confundir con dedicar un mayor horario para desarrollar un proyecto de manera temporal y con un objetivo limitado, puesto que en ese caso no es negativo.
Para algunas personas esta adicción puede ser una manera de huida del hogar: "me dedico a mis cosas y evito ocuparme de la familia, la casa y otras responsabilidades".

También la falta de recursos económicos para hacer otras actividades de tiempo libre puede llevar a alguna gente a utilizar el trabajo como fórmula de escape: "como no tengo dinero para salir me voy a la oficina".

Las nuevas tecnologías favorecen el desarrollo de este problema, el uso de tablet, pda, móvil, hace que muchas personas no puedan desengancharse del trabajo en ningún momento, están siempre disponibles, amplían la jornada laboral y están pendientes de su profesión en tiempos que antes dedicaban a leer o a relajarse.

El individuo es un equilibrio de distintas actividades, lo negativo es no tenerlas variadas a lo largo del día, de otra manera es una vida pobre e insuficiente para el ser humano, ha defendido Alcover, quien estima que "hay que ser cautos y no tomarlo como algo secundario".

Para el experto, la actividad laboral extrema tampoco es eficaz económicamente para las empresas y, en este sentido, ha recordado que hay compañías europeas donde se apagan las luces y cierran las instalaciones para evitar que ningún trabajador se quede en su puesto fuera de horario, como medida de ahorro.

La relación entre el apego a la tarea y la competitividad es directamente proporcional a las posibilidades de desarrollar la adicción. Sujetos de riesgo son, por ejemplo, los investigadores o los profesores universitarios, con una jornada laboral muy abierta.

Alcover ha insistido en que en estos casos, en los que cada uno decide lo que tiene que estar trabajando, en los que la tarea es tan vocacional y tan abierta, es mayor el riesgo de pasar a una adicción, que se confunde con el sentido positivo de productividad y buenos resultados.

Fuente:lainformacion.com

Ven a la adicción a internet como enfermedad mental

Australia la introdujo en su manual de psiquiatría. Aseguran que causa trastornos mentales, sobre todo, a los niños.

Los chicos adictos a utilizar dispositivos como celulares, consolas de juegos y computadoras, incluyendo el uso de internet, serán diagnosticados con una “severa enfermedad mental” en Australia.

Los expertos en Psicología agregaron formalmente esta “nueva adicción” a su manual profesional. Esto sienta un precedente, dado que desde hace tiempo que la comunidad internacional discute si añadir la adicción a internet como un desorden.

El periódico australiano The Sun-Herald consultó a las familias acerca de su opinión, quienes coincidieron en que los más chicos se ponen “agresivos, irritables y hostiles” cuando se les quitan sus videojuegos, iPad o sus portátiles.

Los psicólogos aseguran que internet y los juegos electrónicos pueden generar los mismos efectos que cualquier otra adicción, como altibajos emocionales y falta de concentración cuando se ven privados de utilizarlos.

Estas apreciaciones ayudaron a que estos nuevos trastornos fueran tomados en cuenta por la Sociedad Psicológica Australiana, aunque en primera instancia se considere solamente a los niños.

Este reconocimiento se adelanta a la tendencia mundial. Se estima que en la edición de mayo del próximo año, las adicciones provocadas por la tecnología entrarán oficialmente al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, con peso a nivel mundial.

Fuente:vanguadia.com

martes, 2 de octubre de 2012

Las personas con esquizofrenia tienen una esperanza de vida un 20% menor

Más de medio millón de personas en España sufren esquizofrenia, un trastorno mental con una alta y temprana mortalidad. Así lo muestran los pacientes que presenten una esperanza de vida un 20% inferior al resto de la población, según ha explicado el director del Programa Esquizofrenia Clínic del Hospital Clínic y la Universidad de Barcelona, el doctor Miquel Bernardo.

Este experto, que ha participado en el marco del XVI Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebra en Bilbao hasta el 28 de septiembre, ha recordado que "se trata de una enfermedad grave a la que actualmente se destinan unos recursos escasos, que deberían ser ampliados".

Actualmente, añade, la esquizofrenia "es una de las áreas de la psiquiatría en la que más investigación se está realizando y, de hecho, está siendo considerada como un área prioritaria por parte de las autoridades". Las razones son varias, aunque este experto, responsable también del Área de Relaciones Institucionales, Comunicación y Difusión del centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), destaca que es la tercera causa de discapacidad entre la gente joven, en el ámbito mundial.

"Además, es una enfermedad tan prevalente como pueden ser el Alzheimer o la diabetes. La mortalidad, muy alta y temprana, es característica de la enfermedad, (los pacientes presentan una esperanza de vida un 20% menor que la de la población general). E incluso, sufren una mayor incidencia, por su mayor vulnerabilidad, ante otras patologías", añade.

En cuanto a los costes, la esquizofrenia es la patología cerebral que más costes lleva asociados, por detrás de las demencias. "Hasta ahora, los costes estaban infraestimados, pero gracias a los últimos estudios ha quedado de manifiesto que es necesario y rentable invertir y dotar de más recursos a la lucha contra esta patología", advierte.

"Estamos más cerca que nunca de conseguir marcadores biológicos que nos permitan un mejor diagnóstico. Y además, en lo relativo al tratamiento, no nos limitamos al tradicional control de los síntomas, sino que, más allá, trabajamos desde el primer momento para potenciar la recuperación del proyecto biográfico del paciente", afirma.

El trabajo con los pacientes

Durante años, los pacientes que sufren esta enfermedad "han padecido además de la propia patología, la incomprensión de muchas personas y han sido víctimas de un estigma injusto y de un deseo de invisibilidad por parte de la sociedad". A su juicio, "hoy, esto es inadmisible y ya se trabaja desde hace tiempo con los pacientes, sus familiares y otros actores sociales".

"Hoy está universalmente aceptado que para el tratamiento de estos pacientes no sólo es necesario contar con medicación, sino con un ambiente adecuado, la psicoeducación del paciente y la familia, psicoterapia, rehabilitación, etcétera. Todo ello influye favorablemente en el control de la enfermedad, algo esencial para el paciente", explica.

Este experto, ha recordado que "es falso que la esquizofrenia es para siempre", ya que el 66% de las personas con diagnóstico de esquizofrenia logra obtener un nivel aceptable de adaptación a la vida familiar, ocupándose de su autocuidado, participando en las labores del hogar y conviviendo con otras personas.

"De este grupo, cerca de la mitad de los afectados consiguen, además, mantener ciertas actividades (educativas, ocupacionales o laborales) fuera de la familia", por tanto, dependiendo de los casos, "se consigue en muchas ocasiones un grado aceptable de normalización en la vida del paciente".

No obstante, ha recordado que "hasta un 20% de los pacientes con esquizofrenia muestran una evolución muy negativa de la enfermedad, por lo que requieren una atención especial y una demanda de recursos sanitarios y sociales alta, e, incluso, el internamiento".

La esquizofrenia es un producto de la interacción de variables genéticas y ambientales, con más susceptibilidad en personas que han sufrido alteraciones en el neurodesarrollo. Entre los factores que pueden predisponer a una persona a presentar esquizofrenia, están las causas genéticas, en las que se estima que si se tiene un familiar de primer grado con trastorno de esquizofrenia la probabilidad de padecerla es de un 10%.

Fuente:elmundosalud.es

lunes, 24 de septiembre de 2012

Mi dosis diaria era de 9 horas de internet

Cuando me di cuenta de lo que ocurría con mi hijo, se me cayó el mundo encima. Desde los 10 u 11 pasaba mucho tiempo con el ordenador... Y más horas que yo no sabía. Encima, yo misma le había comprado hacía poco un teléfono con internet incorporado». Dolores aún se culpa del abuso de las nuevas tecnologías de Enrique, que hoy tiene 13 años y ya ha pasado por un tratamiento contra su adicción.

Enrique (nombre ficticio) llegó a acumular miles de contactos «en tres o cuatro perfiles de cada red social. Lo hacía por diversión, por pasar el rato, para ligar y hacer 'amigos'», explica este adolescente valenciano.

Y cuantos más 'amigos' y seguidores, más reconocimiento social entre su grupo de iguales: sus amigos de carne y hueso del colegio.

«Él era un buen estudiante, sin apenas esfuerzo y de repente... cinco suspensos. Ahí fue cuando me dije 'algo pasa'», relata Dolores. El fracaso escolar, o un bajón en las notas de clase es el motivo de alarma más frecuente.

Esta misma semana, el estudio de Evaluación Diagnóstica de la Conselleria de Educación evidenciaba que los alumnos de 4.º de Primaria (10 y 11 años) que tienen móvil y los que pasan más tiempo en internet presentan un peor rendimiento.

Pero, al margen de lo meramente académico, la psicóloga de Proyecto Hombre María Amor Fernández advierte de que hay otros indicios de adicción: «Se saltan las normas de convivencia, como los horarios o conectarse por la noche. O si cuando les quitas internet o el móvil atraviesan cierto síndrome de abstinencia: nervios, ansiedad y agresividad».

Incluso hay casos extremos. Hace unos días, un chico de 16 años de Benicàssim fue detenido, e internado en un centro de reforma, tras amenazar de muerte a su madre con un hacha, que le había apagado la red wi-fi.

Volviendo a Enrique, ahora sus amigos cibernéticos se 'reducen' a «unos 400». A pesar de esta supuesta sociabilidad, se muestra tímido en el inicio de la conversación cara a cara. Poco a poco se va soltando: «¿Mi dosis diaria? Pues eran unas nueve horas al día enganchado a internet. A veces 8 ó 10... La vez que más tiempo estuve fueron más de 12 jugando a videojuegos con los amigos (reales)», pero a través de la red. «Ahora los veo más, pero muchos de ellos siguen 5 ó 6 horas al día con el ordenador o en los chats».

Él se saltaba la norma familiar y entraba en internet por las noches, con su portátil. A veces, a través de redes wi-fi de los vecinos. «Conseguí alguna clave», comenta sin querer especificar más. Después, su móvil inteligente ('smartphone') le permitió una conexión más descontrolada.

Estos dispositivos de teléfono con línea de datos ya preocupan, y mucho, a los expertos. El estudio de Educación revela que el 43,7% de los niños valencianos de 10 y 11 años disponen de móvil propio. Y en el 13% de los casos, se trata de un 'smartphone'.

«A él le gustaba mucho todo lo tecnológico y le regalé un móvil con internet. Ahora la tableta tendrá que esperar a los 18 años», subraya Dolores. «No, a los 16», se queja su hijo. «Ya veremos», cede aparentemente la madre para zanjar.

Hoy en día Enrique ya sólo tiene un perfil abierto en cada red, «con muchos menos amigos. Con los que vale la pena hablar. Y sólo tengo un teléfono con tarjeta prepago. Si quiero buscar algo en internet, siempre hay un ordenador cerca», admite. De hecho, no tener 'smartphone' por voluntad propia le ha afianzado como uno de los líderes de su grupo de amigos.

Además, ha vuelto a jugar al baloncesto. Lo dejó porque supuestamente le aburría, cuando en realidad quería conectarse y chatear.

«Me dio mucho miedo que tuviera tantos perfiles en redes sociales, porque ahí hay mucho desconocido y a saber con qué intenciones...», suspira ahora Dolores.

Tratamientos a los 12 años

La afición por los aparatos de última generación empieza muy pronto, cuando niños de corta edad, de 6 ó 7 años e incluso menos, se pelean con los hermanos por jugar con el móvil o la tableta de los padres.

En sí, la tecnología es una herramienta muy útil. Pero, como con otras cosas, el abuso supone un grave problema. «Lo más habitual es que nos vengan chavales de 13, 14 ó 15 años, pero también hemos tenido algunos casos con 12 años», afirma Juan Manuel Ferrer, director terapéutico de la Fundación Arzobispo Miguel Roca-Proyecto Hombre de Valencia.

Lo principal es que el afectado asuma su problema y quiera superarlo. «Hace poco nos llegó un chico de 15 años con 70 horas semanales de internet. Pero no estaba motivado», apunta Ferrer.

Proyecto Hombre trata este tipo de casos desde hace cinco años, pero cada vez con edades más tempranas. «Desde que hay más información, los padres se dan cuenta de la adicción. Vienen todo tipo de familias, sobre todo de tipo medio y medio-alto», matiza la psicóloga María Amor Fernández.

Con los adolescentes se trabaja especialmente el control de horarios de uso de internet y del móvil, el ocio y tiempo libre, el ámbito familiar y la carencia de autoestima, «porque en muchos casos tienen dificultades para relacionarse con amigos y compañeros, aunque esto no les pasa 'on line'», argumenta la psicóloga de Proyecto Hombre. Tanto ella como los demás especialistas consultados coinciden en no poner a disposición de niños y preadolescentes determinada tecnología. «¿Móviles con internet a los 10 años? Cuanto más temprana es la edad, más riesgo hay, porque los niños aún no tienen formado el autocontrol. Es una situación de peligro a la que se expone a los menores», agrega María Amor Fernández.

Y apostilla: «Es bueno que haya un control exhaustivo con los adolescentes. Es muy importante que haya siempre control de los padres. Internet visible en casa y en el móvil, limitar las llamadas y horarios».

Mariano Chóliz, profesor de Psicología Básica de la Universitat de Valencia y coautor hace un par de años del estudio 'Uso y abuso del teléfono móvil en la adolescencia' añadiría que se cede toda privacidad en internet y permitiendo ser llamado a cualquier hora de la noche. La fiscal coordinadora de Menores de Valencia, Gema García, también aporta esta idea.

Para los padres de estos adolescentes, una manera de prevenir un mal empleo de la tecnología es, por ejemplo: una tarjeta prepago, «porque es un sistema de control del gasto y de autocontrol para el propio menor. De esta manera, el adolescente aprende a controlarse, a saber cuándo usarlo y cuándo no», insiste Mariano Chóliz, que desarrolla un programa de prevención (información, sensibilización y promoción de hábitos) en el que ya han participado 6.000 alumnos de Secundaria en la Comunitat.

Más del 95% de los adolescentes valencianos (de 12 a 18 años) posee un móvil. Más del 80% utilizan las redes sociales. Se calcula que en el 5% de todos ellos podría generarse una adicción. Y un tratamiento de tipo medio, de seis a 10 meses, en una consulta privada puede costar entre 1.600 y 2.400 euros.

Las Unidades de Conductas Adictivas (UCA) prestan asistencia frente a este problema, pero la Conselleria de Sanidad no pudo aportar datos de cuántos menores están en tratamiento o lo han recibido. El riesgo es alto, porque los informes arrojan que unos 21.800 valencianos de 10 a 18 años se encuentra en peligro de caer en una adicción.

Fuente:lasprovinvias.es

Enganchados al trabajo

Javier es economista, tenía una empresa en el sector de la madera, una empresa familiar que había heredado de su padre y a la que dedicaba más horas de las que tiene el día. "Trabajaba desde las ocho de la mañana hasta las nueve de la noche. Todos los días. Viajes, comidas, cenas, fines de semana... Continuamente era comer, viajar, trabajar, reunirse...", recuerda.

Su empresa funcionaba en España y exportaba fuera. Había mercado en Europa y países árabes y llegó a tener bajo sus órdenes a más de un centenar de empleados. Eran tiempos de negocio y beneficios.

Las comidas, las cenas, las reuniones y la vida social de un empresario de éxito acabaron derivando en una adicción al alcohol y la adicción del alcohol acabó viajando hasta una adicción a la cocaína. Más comidas, más cenas, más droga, más trabajo.

"El trabajo me fue poco a poco destruyendo. Tomaba cocaína para poder soportar el ritmo, para aguantar el cansancio y para poder buscar un estimulante. Al principio no le veía problemas al alcohol y la cocaína era como una cosa de fin de semana. Luego se fue alargando a algún día más y llegó un momento que todo se complicó. Ya no funcionaba a nivel profesional, tampoco a nivel familiar, la coca hacía daño, el alcohol igual. Se complicó todo, mi hígado empezó a fallar, se acumulaban los problemas e intentaba taparlo todo con más trabajo". Más negocios cada vez, más alcohol, más coca. Trabajo, trabajo, trabajo.

En 1997 Javier Carbonell ingresó en una clínica de Barcelona para desintoxicarse de la droga, del alcohol y, sobre todo, de su adicción a la empresa, génesis de su crisis. Estuvo tres meses sin consumir. Tres meses sin trabajar. En 2005 cerró el negocio y abrió la clínica Síndrome, un centro de tratamiento y rehabilitación de adicciones en Valencia.

Más víctimas en 2015

Un estudio desarrollado por investigadores de la Universitat Politècnica de València, la Universitat Jaume I de Castelló y la Universidad del País Vasco presentado este mes predice que el porcentaje de adictos al trabajo en España, que en la actualidad es de un 4'6%, alcanzará en poco más de tres años al 11'8% de la población.

Su informe establece a través de un cuestionario base tres categorías: los trabajadores racionales (con 40 horas o menos semanales); los sobretrabajadores (más de 40 horas) y los adictos (determinados por su nivel de compulsión a partir de las respuestas ofrecidas en la encuesta).

"Del estudio se deriva la necesidad de poner en marcha medidas de cara a evitar el contagio de la que está considerada como una de las psicopatologías sociales de este siglo", advierte Lucas Jódar, director del Instituto de Matemática Multidisciplinar de la UPV.

'Workaholic'

Pero, ¿cuándo es una persona adicta al trabajo? Alicia López de Fez es directora del Centro de Psicología López de Fez. "El adicto al trabajo es una persona con una excesiva necesidad de trabajar, lo que le produce problemas e interferencias en su estado de salud, en su felicidad y en sus relaciones personales. Es lo que se llama un 'workaholic'".

López de Fez aclara que no es lo mismo trabajar mucho que ser adicto al trabajo. "La diferencia fundamental estriba en que los adictos al trabajo no son capaces de establecer límites cuando es necesario. Son personas que han perdido el control de su actividad laboral, no logran imponerse reglas, aceptar sus límites; sienten la necesidad de hacer más y más, sin reparar en las consecuencias negativas que esto pueda acarrearles. El trabajo es la única meta en la vida: trabajar duramente más y más. Hacer siempre más".

Javier responde al retrato robot que dibuja la psicóloga. "El perfil suele ser el de personas de 35 a 45 años que han alcanzado puestos de responsabilidad en sus empresas y que desempeñan tareas cualificadas. Por un lado están los obsesivos, personas muy perfeccionistas y exigentes que no saben delegar y quieren tener el control de todo; por otro, los narcisistas, persona muy ambiciosa y cegada por la obtención de poder".

Javier se reconoce sobre todo en el segundo caso. "Detrás siempre hay ambición. Da igual que seas empresario, abogado o albañil. Siempre justificas las horas de trabajo porque crees que son necesarias, pero esa es la gran mentira. El adicto al trabajo lo es porque es ambicioso".

Subraya la psicóloga que el tipo de trabajo que crea adicción es aquel que proporciona mucha autonomía a la persona, "de forma que puede dilatar a su voluntad los horarios de trabajo e imponerse las cargas laborales que quiera asumir".

El Centro López de Fez trabaja con adictos al trabajo desde hace años. Sus pacientes son especialmente difíciles de identificar. "Un adicto al trabajo no presenta problemas durante un largo tiempo. La empresa para la cual trabaja y toda la sociedad le están agradecidas por los frutos de su esforzado empeño. Y la familia también puede disfrutar de alguna ventaja. Esta situación continua hasta que el trabajador incansable llega a un punto de ruptura", explica la directora. "Las personas pueden quedar atrapadas en su propio éxito atendiendo constantemente las exigencias laborales antes que las propias".

Adicción y crisis económica

El programa mátemático que han utilizando en su estudio las Universidades de Castellón, Valencia y País Vasco contempla el actual escenario económico, los datos del paro y las previsiones de futuro. Resultado: más adictos.

Alicia López de Fez admite que "la adicción al trabajo se ve favorecida por la incertidumbre y la falta de seguridad que caracterizan el actual mundo laboral" pero alerta, aún más, de los peligros del "modelo norteamericano de vida".

"Es un modelo orientado al trabajo, donde la gran mayoría de las personas viven por y para trabajar, y que llega, como siempre, con treinta años de retraso a España. No hay más que ver los programas de televisión de 'Españoles por el Mundo' en las grandes ciudades de Norteamérica o hablar con personas que están viviendo y trabajando allí y que nos cuentan de primera mano esto mismo".

Javier Carbonell está convencido de que la situación económica no es determinante. "Cuando estábamos en tiempos de bonanza económica había muchos adictos al trabajo; ahora también los hay", apunta. "Antes era la ambición por acumular, ahora es por no perder".

Fuente:elmundo.es

lunes, 17 de septiembre de 2012

¿Eres adicto a las Redes Sociales?

Actualmente, 1,200+ millones de personas tienen acceso a diversas plataformas de redes sociales como Okurt, Tuenti, Twitter, Facebook o VKontakte. Según la última medición realizada por la firma de analítica web ComScore, de todo el tiempo invertido en las principales actividades y servicios de Internet (navegación, compras en línea, comunicaciones y plataformas de interacción social) 6.7 billones de horas al mes se dedican exclusivamente a redes sociales. Tomando esto en consideración, pudiésemos intuir que a nivel global, se invierten unas 18.6 horas per cápita en medios de interacción social —lo que es virtualmente todo el día.

A pesar de que muchos pudiesen hacerse la pregunta de si esto puede ser posible, la reducción de la brecha digital, el aumento de la penetración de Internet, y sobre todo, el incremento de la telefonía móvil, son factores que hacen de las redes sociales, la nueva, recurrente y común vía de socialización de los usuarios de la Web.

Investigaciones sobre dependencia al uso de las redes sociales

Iniciamos con Cecilie Schou Andreassen, quien dirigió el proyecto de investigación denominado “The Facebook Addiction” de la Universidad de Bergen (UiB), como una subdivisión de las diversas adicciones a Internet. El Estudio dió a conocer que los adolescentes y jóvenes tienen más probabilidad que los adultos, en desarrollar dependencia a Facebook. Además, que las personas organizadas y ambiciosas, corren menor riesgo en sufrir dependencia a las redes sociales, sino que utilizan las mismas, como parte integral de su trabajo o para hacer networking. Conjuntamente, la investigación indicó, que las mujeres se muestran más vulnerables a dicha adicción. En sentido general, aquellas personas que obtuvieron un alto puntaje en el estudio, mostraron marcadas tendencias de ritmo alterado del sueño.

Al mismo tiempo, un estudio realizado por un grupo de científicos del prestigioso MIT (Massachusetts Institute of Technology) y de la Universidad de Milán, indicó que las redes sociales –más específicamente Facebook y Twitter— son potencialmente más adictivas que el cigarrillo y el alcohol. En la investigación que fue realizada junto a dos prestigiosos laboratorios, encontraron que las personas que utilizan Facebook, tienen reacciones físicas similares a las de los músicos, cuando ejecutan su instrumento, o similares a las personas están involucradas en cualquier tipo de actividad creativa.

Aunque la gente siempre bromea con cliché de mencionar los Estudios en Harvard, debo incluir, que la Universidad de Harvard, ha dirigido estudios en los que demuestra, que la actividad de compartir información personal a través de las redes sociales, aumenta la presión cerebral. El estudio indicó, que hasta el 80% de lo que publicamos en los medios de interacción social, pudiese estar relacionado con asuntos sobre nuestra vida personal. La razón por la que las personas hacen esto, es con la expectativa de recibir alguna gratificación física o emocional. Por lo que, uno de los elementos más interesantes de esta investigación, fue descubrir como el solo hecho de compartir información en las redes sociales, otorga un placer muy similar –y a veces mayor— al que produce recibir dinero.

La Universidad de Maryland hizo una investigación con usuarios de redes sociales e Internet de 37 países distintos, donde se les solicitó pasar 24 horas sin Internet. El 20% de estos, presentó síntomas compatibles con algunos tipos de adicción tales como gran ansiedad, desesperación y vacío emocional. Este estudio fue muy consistente con uno realizado sobre la adicción a los teléfonos celulares por parte de la firma TeleNav en donde las personas preferían dejar de tomar café, coca-cola, alcohol o cualquier otra cosa durante 7 días y no dejar de utilizar su teléfono móvil.

Luego de haber evaluado con algo de detenimiento algunas de estas investigaciones, podríamos preguntarnos si globalmente, nuestro mundo se dirige hacia una sociedad enferma, y que potencialmente tiende a ser dependiente de las redes sociales. O si además, existe algún peligro en lo relativo a que tantas personas, pasen tanto tiempo formando parte de esta gran revolución cultural y digital. La preocupación viene por el hecho de que en la misma forma en cómo las redes sociales son muy eficientes para el libre intercambio de diversas ideas, también es cierto que las mismas, acentúan diversos trastornos de personalidad. Si los usuarios de las redes sociales están invirtiendo tanto tiempo en estas, ¿Estamos frente a alguna patología de orden colectivo y global? En la medida que las redes sociales han cambiado la forma en cómo las personas se relacionan, estas actitudes o comportamientos —no adecuados— se extrapolan y se transportan hacia esta nueva forma de socialización.

La razón fundamental por la que pienso que las redes sociales son adictivas, es porque “tú mismo”, eres el centro de la experiencia, que quieres pasar más tiempo en el “spotlight” –siendo el foco de la atención—y recibiendo la respuesta instantánea y retroalimentación de una comunidad que te brinda el espacio para tener tus veinte-y-cuatro horas de fama cada día. Si la experiencia es tan gratificante como ninguna otra, pudieses fácilmente quedar atrapado en esa burbuja de dependencia.

Métodos científicos e instrumentos para determinar adicción o dependencia a las redes sociales e Internet

El IAT o “Internet Addiction Test” –Prueba de Adicción a Internet—es el primer instrumento validado para medir la adicción a Internet. El mismo fue desarrollado por el Dr. Kimberly Young y consiste en la aplicación de un cuestionario de 20 ítems que abarcan con gran precisión todas las áreas claves y características de un uso patológico de la Web. Muchos de ítems hacen referencia a si te lo molestas cuando alguien te interrumpe mientras estas conectado, o si prefieres permanecer conectado a Internet en vez de salir a divertirte con tus amigos. Si sientes tensión o preocupación mientras te encuentras desconectado o si piensas que pasas más tiempo conectado a Internet del que realmente habías planificado, son algunas de las preguntas que utiliza el IAT con escalas de medición de 1 a 5 –donde 5 representa el valor máximo.

Por otra parte, se utilizan muchísimas pruebas para medir el impacto físico, cerebral y emocional de un usuario de Internet o redes sociales que van desde el volumen de la presión sanguínea y hasta el uso de diversos instrumentos médicos que pueden variar según los objetivos de la investigación. El uso de diversos instrumentos y métodos tienen el propósito fundamental de buscar patrones o diferencias significativas entre el uso de las redes sociales, y el desarrollo de cualquier otro tipo de actividad.

¿Cuál es el impacto de este tipo de adicción?

Ser adicto a Internet –en el sentido más amplio— a las redes sociales tiene un impacto funesto y negativo. Muchas empresas prohíben el uso de las redes sociales en la oficina porque estas interfieren en la productividad. En el Reino Unido, el 44% de los empleados admite que el uso de las plataformas de redes sociales como Twitter y Facebook ha afectado drásticamente su rendimiento en el trabajo. Sin embargo, solo el 6% de la fuerza laboral, ha dejado de utilizarlas en horario laboral, según muestra el estudio de Kelly Global Workforce Index. Sin embargo, aun no hemos entrado al plano de la adicción –esto es solo usabilidad. No obstante, ¿Eres capaz de imaginar como una creciente dependencia de las redes sociales afectarían todos los intereses productivos de nuestra sociedad?

No basta con que tu jefe haga una llamada al System Manager de la empresa y le ordene que bloquee todos los portales de redes sociales. Cada empleado tiene un Smartphone con 2 o 3 redes sociales, con las que puede pasarse todo el día interactuando intermitentemente, entre sorbos de café, llamadas telefónicas y pantallazos en el computador. Como si todo fuera poco, un estudio realizado por Information Overload Research Group (IORG) y publicado por el New York Times, reflejó como en los Estados Unidos, se producen perdidas –atribuidas a interrupciones en la productividad— ascendentes a mas de $650 USD billones de dólares al año, solo por el uso de redes sociales en el espacio de trabajo.

Conclusión

La adicción a las redes sociales no está necesariamente ligada “al factor tiempo”, más sin embargo, esta si se vincula, a la actitud que tengan los usuarios frente a las mismas. A pesar de que el mensaje que comunicamos a través de los medios de interacción social, no ha sido un elemento que hemos considerado. Su naturaleza, incidencia y el uso de cierta categoría de mensaje, pudiese llevarnos a fanatizarnos de tal manera, que veamos en Facebook, Google+, Twitter y demás, el canal propicio para nuestro desahogo. No podemos sacrificar nuestra inserción en las distintas formas de globalización, ya que las redes sociales son parte de ella. Sin embargo, protejamos nuestras sagradas emociones, nuestra salud y la capacidad natural de ser entes bienestar y bien común.

Fuente.puromarketing.com