Más allá de la bulimia o la anorexia, existen otros trastornos de la alimentación que se empiezan a manifestar en la sociedad.
Los profesionales de la nutrición han detectado una serie de desórdenes de la alimentación diferenciados de los que se pueden llamar trastornos clásicos, como la anorexia y la bulimia, y que se están manifestando, incluso con cuadros agudos, en menores de diez años y mujeres de más de cuarenta.
De ellos se ocupa el manual Controversias sobre los trastornos alimentarios, que ha presentado este martes el responsable de gestión del conocimiento e investigación del Instituto de Trastornos Alimentarios (ITA), Antoni Grau, que ha incidido en la necesidad de profundizar en estos desórdenes no catalogados, que ya son dos veces superiores a los sí especificados, la anorexia y la bulimia.
Entre el 15 y el 45 por ciento de las personas que presentan algún rasgo de este tipo de desórdenes acaba desarrollando un síndrome o trastorno completo, de ahí que los especialistas aboguen por mejorar los programas de prevención y de pronóstico.
Y son necesarios, si se tiene en cuenta que los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) en general constituyen la tercera enfermedad crónica más frecuente en la adolescencia. "Son trastornos muy complejos", según Grau, quien ha advertido de que los profesionales cuando comienzan a trabajar con un grupo de pacientes con anorexia saben que el 25 por ciento no los van a recuperar, que entre el 25 y el 30 van a alcanzar solo una remisión parcial y entre el 18 y 20 evolucionarán hacia la cronicidad.
Respecto a la bulimia, los resultados no son mucho mejores, como lo constata la tasa de mortalidad que, excluyendo los suicidios, está entre el 4,7 y el 7 por ciento, un índice "muy elevado, superior al de las adicciones".
Los rasgos más comunes de estos TCA son el perfeccionismo, dificultades interpersonales, inseguridad social, alteración de la imagen corporal por una insatisfacción del cuerpo, impulsividad y miedo a la madurez.
Pero no en todos se presentan los mismos rasgos, ni en la misma dimensión, sino que hay un abanico más amplio que los diferencia de esos trastornos ya mencionados que son más comunes para la sociedad. Suelen ser desórdenes subdiagnosticados, que para el individuo pasan inadvertidos, que no todos ellos tienen episodios diarios y que, como no son identificados socialmente, cuando ya se llega a la consulta del especialista la situación ha podido alcanzar situaciones, como poco, complicadas.
Trastorno por atracón
El inicio de los TCA no siempre viene precedido de una pauta de comida restrictiva, sino que para una gran mayoría comienza muchos años antes de ponerse a dieta. Comienza en la adolescencia o en la edad de adulta, después de años de realizar varias dietas.
Síndrome del comedor nocturno
Está asociado a anorexia por la mañana e hiperfagia por la tarde-noche, vinculada a insomnio. Más de la mitad de las calorías consumidas en el día se ingieren entre la medianoche y las seis de la mañana. Se cree que está producido por la restricción y el incremento del estrés nocturno.
Vigorexia
Es "un trastorno disfórmico muscular", es el intento de una persona de tener un cuerpo absolutamente musculado, desarrollado y voluminoso por el miedo a parecer debilucho. Entre los síntomas está el mirarse constantemente en el espejo, sentirse delgado aunque no se esté, pesarse varias veces al día y emplear más de seis horas al día en hacer ejercicio.
Ortorexia
Es la "apetencia por lo correcto", una verdadera obsesión por la comida sana hasta niveles que se deben considerar patológicos. Entre los síntomas están dedicar más de tres horas a pensar en la dieta y cuando se viaja llevar un equipo de supervivencia para solucionar su problema, además de tener un sentimiento de culpabilidad, cuando no se cumple las convicciones dietéticas.
Fuente: lavanguadia.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario