lunes, 24 de febrero de 2014

El nuevo ludópata ´hace´ deporte

Las apuestas deportivas online se sitúan ya en el segundo puesto de la lista de juegos que causan adicción - En Murcia, la Asociación Nueva Esperanza ha visto crecer en un 10% este reciente perfil de adicto desde que en 2011 se legalizaron las casas de apuestas.

Hoy quizá diría Marx que el deporte se ha convertido en el opio del pueblo. No el deporte en su práctica, ni la reunión de amigos en el bar, sino el sinvivir de estar minuto sí y otro también apostando por el equipo ganador, o por la autoría de un gol, si va a ser de cabeza o de qué. «Y lo que pasa es que cuando sientes la necesidad de apostar, la cosa ya es imparable y el que pierde la cabeza eres tú», expresa Juan Sánchez, exludópata y ahora presidente de la asociación murciana Nueva Esperanza, que asegura que los juegos y las apuestas deportivas online «son el castigo que hoy tenemos» y que causan estragos en las vidas de gentes que pierden el norte.

«Se nota que uno es adicto cuando empiezan los problemas económicos y robas a tu mujer, metes la mano en las huchas de tus hijos, y te conviertes en un artista de la mentira», expresa.

A él también le pasó. «Yo fui durante muchos años adicto al juego de máquinas. Perdí mi trabajo, a la familia, amigos... Cuando mi mujer me dijo que, o dejaba de jugar o a la calle, decidí acudir a la asociación Nueva Esperanza, donde aprendí, no sólo a dejar de jugar, sino a recuperar lo perdido». Según Sánchez, el jugador se hace jugador cuando gana. «Uno se pica y apuesta más dinero; pero yo aún no conozco a ninguno que haya ganado». El problema empieza cuando el que apuesta se queda sin dinero y empieza a gastar el de otro. «Y para conseguirlo, se echan muchos embustes. Los ludópatas son embusteros patológicos». A Juan Sánchez le basta con oír a un nuevo paciente para comprenderlo a la perfección. «Hablamos el mismo idioma», expresa.

El psicólogo de la asociación Nueva Esperanza, Miguel Ángel Costa, afirma que ha habido un aumento del 10% en su consulta desde que en 2011 se legalizaran las casas de apuestas deportivas. A finales de ese año, en España había unos 1.100.000 adictos. Ahora, la cifra se encuentra en un millón y medio, según estadísticas de la Federación Española de Jugadores de Azar y Rehabilitados (FEJAR).

El aumento ha sido común en todas las asociaciones españolas de ludopatía. «El tema de las apuestas deportivas ha crecido porque, a diferencia del jugador clásico de casino, al que todo el mundo ve y cuya presencia está disminuyendo, el jugador en red es más difícil de controlar. Además, el póquer y las apuestas deportivas se han convertido ya en el segundo juego que causa más adicción después de las clásicas tragaperras, que siguen manteniéndose primeras en la lista», explica.

Esto es así porque a la necesidad imperiosa de estar todo el día apostando en equis partido, se suma la adicción reciente de estar continuamente pegados al móvil.

Costa asegura que el perfil del nuevo ludópata online que juega y hace apuestas deportivas es el de un joven de entre 20 y 35 años, «aunque algunos empiezan con 15». El adicto juega solo y se engancha antes. «El período de latencia es más corto por la propia adicción al móvil», expresa. Por su parte, Juan Sánchez dice que los jóvenes se creen «artistas» y muy entendidos en temas de deporte. «Hay chicos de 13 y 14 años haciendo apuestas deportivas en Internet, y como ahí nadie les ve la cara, porque son personas anónimas en un ordenador, pues no se sabe si la tarjeta es de él o de otro. Luego, cuando quieren dejar de jugar, desean que la enfermedad se erradicara de la noche a la mañana con una varita mágica».

La familia, en estos casos, es siempre fundamental y necesaria. «No hay que criticar al enfermo, sino que se le debe tratar con paciencia y diciéndole las cosas claras. Los clientes suelen acudir a las terapias con sus parejas, que actúan como contrapeso y traen al jugador a la realidad», asegura el psicólogo.

Además, la mayoría de los casos de ludopatía se descubren porque la esposa del enfermo nota que su marido, aunque viva con ella, está ausente y continuamente pegado al móvil y al ordenador. «Ha habido casos de pacientes que, al recuperarse, han descubierto que tenían hijos y que antes no lo sabían», cuenta Juan Sánchez, que expresa: «El enfermo que no se trata corre el peligro de acabar en uno de estos tres trágicos finales: soledad, cárcel y cementerio».

Fuente:laopiniondemurcia.es

Hacienda busca legalizar las tragaperras online y las apuestas cruzadas en Internet

-Estas modalidades de juego por Internet estaba hasta ahora sin regular.
-El Gobierno no las incluyó en la última regularización del año 2012.
-El Ejecutivo de Rajoy quiere que se regule "en el plazo más breve".
-Desde Hacienda aseguran que no tienen aún estimaciones sobre lo que puede suponer para las arcas   públicas esta nueva legislación del juego.
-Las asociaciones contra la ludopatía preven un aumento de la adicción.

El Gobierno pretende, "en el plazo más breve posible", regular las tragaperras online y las apuestas cruzadas entre jugadores (apuestas entre particulares regulados por el operador o la casa de apuestas). Dos modalidades de juego en Internet que no habían sido incluidas en la gran reforma que se realizó hace unos años, y que supuso la regularización de las apuestas deportivas, entre otras variantes de juegos de azar, como el póker.

Según publica el diario Cinco Días, Hacienda ya tiene listo el borrador ministerial y se lo ha presentado este mismo miércoles, en el Consejo de Políticas de Juego, a las comunidades autónomas.

La regulación del juego es una competencia del Gobierno central, pero antes de tomar la decisión quiere conocer el punto de vista y las recomendaciones de las autonomías. En junio de 2012, el Ejecutivo de Mariano Rajoy ya concedió 277 licencias de juego online a 53 empesas en virtud de lo acordado en la Ley del Juego, aprobada en 2011. Con aquella primera concesión, Hacienda recaudó aproximadamente 100 millones de euros.

La concesión de las primeras licencias a portales de apuestas online supuso así una nueva fuente de ingresos para el Estado, ya que los operadores de juego online tributan en torno al 25% de sus ganancias, a lo que deben sumar el IVA y el impuesto de sociedades.

Una vez aprobada esta nueva reglamentación, el Gobierno reabrirá el mercado de juego 'online' mediante una nueva convocatoria de licencias generales, de forma que los operadores que no tengan las licencias correspondientes para prestar estos servicios puedan obtenerlas previa verificación de los requisitos jurídicos, administrativos y técnicos previstos en la Ley de Regulación del Juego.

El propio Ministerio de Hacienda será el responsable de otorgar las licencias para estos nuevos juegos y exigirá un entorno seguro y responsable con controles para menores de edad y personas autoexcluidas de la actividad, según ha señalado el ministerio.

"El principal objetivo no es recaudatorio" 

Fuentes de Hacienda consultadas por 20minutos.es han asegurado que "todavía no hay estimaciones" sobre cuánto puede suponer para las arcas ministeriales esa nueva regulación.

"Lo que de momento hay es solo un borrador", puntualizan, "y en cualquier caso, el objetivo principal de esta medida no es recaudatorio, sino de regulación de una actividad y lucha contra el fraude". Según estas mismas fuentes, tras esta última regularización, los principales juegos online estarán ya bajo un mismo paraguas legal.

"En quince años la adicción a juegos online ha crecido exponencialmente"

Desde la Asociación para la Prevención y Ayuda al Ludópata (APAL), "no ven mal" esta regulación, "siempre y cuando no venga acompañada de una promoción exagerada" en los medios de comunicación. Desde APAL denuncian que, desde la última acción legislativa, los anuncios de juegos online ha proliferado de forma desmesurada, "incluso en horario infantil".

"Nos están llegando a la asociación chavales de 18 años con serios problemas de adicción al juego online", explica una psicóloga de APAL, "eso antes, hace unos años, era una cosa impensable". "En 15 años la adicción a juegos online ha crecido exponencialmente", asegura esta especialista clínica.

Para la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR) incluir las máquinas tragaperras online en la regulación legislativa "va a provocar un aumento de la adicción, ya que de por sí el caudal adictivo de este tipo de juegos es alto, las facilidades de internet lo incrementarán".

Por otro lado, FEJAR denuncia no tanto la legislación, que según ellos "está acorde a la de los países del entorno europeo", sino la "falta de protección de los sectores vulnerables", esto es, lo jugadores.

Fuente:20minutos.es

miércoles, 19 de febrero de 2014

Dependencia emocional en la pareja y decrecimiento personal

Dependencia emocional es un concepto que muchas veces confundimos con el de amor y enamoramiento. Es el estado en el que sentimos que no podemos estar sin la otra persona y que hemos nacido para estar juntos en todo momento. Sin embargo, la codependencia, o dependencia emocional, pasa del deseo a la obligación, de la elección a la imposición.

Cuando nos enamoramos de alguien es cierto que sentimos que no hay nadie igual en el mundo y que queremos estar con esa persona para siempre. Sentimos que nos gustaría compartir absolutamente todo con esa persona y que nos complementa y entiende tanto que no necesitaríamos a nadie más a nuestro alrededor.

Todo esto forma parte de los primeros momentos; ese periodo de novedad en el que la ilusión nos lleva a pasar la mayor parte de nuestro tiempo con esa persona tan especial. Sentimos una sensación igual que el niño que sólo juega con el último juguete que le regalaron por ser el mejor de todos los que tiene.

Es normal que, en un principio, la balanza se incline hacia la novedad y lo que nos llena de ilusión. Y con el tiempo, al igual que el niño se cansa de jugar siempre a lo mismo, sentimos la necesidad de ordenar nuestra vida de nuevo para colocar a las personas en el lugar que les corresponde.

Cada uno de nosotros somos distintos y necesitamos un espacio donde poder desarrollar todas nuestras facetas, alimentar nuestros intereses y crecer como personas sanas y adultas. Eso significa que en una pareja no todo es conexión ni compartir exactamente los mismos gustos, aficiones, etc.

Es en este punto donde se pasa del deseo y la ilusión del enamoramiento a la obligación de la dependencia emocional. Una idea bastante común es que si nuestra pareja es la perfecta para nosotros significa que podemos contar con ella para todo y pasar todo el tiempo juntos; no hay necesidad de separarse ni un segundo.

Al tomar este camino nos estamos enredando en la dependencia emocional y comenzamos a cambiar nuestra manera de ser para adaptarnos a la otra persona. Renunciamos a nuestros intereses y gustos porque lo que nos gusta tiene que ser lo mismo que a nuestra pareja. Entonces nos sentimos coartados por nosotros mismos. Nos imponemos esa idea en la que si no somos uno nuestra relación no va bien.

Así, empezarán nuestras exigencias hacia nosotros mismos y hacia nuestra pareja. Con la idea de unicidad nos creamos un mundo ideal en el que sólo estamos nosotros dos. Iremos a todos los lados juntos, haremos las mismas actividades, tendremos los mismos amigos y en algunos casos, hasta compartiremos el mismo trabajo. Si en algún momento tiene que haber una separación se vivirá como un abandono por parte de quien se queda y comenzarán los reproches y el chantaje emocional. El pensamiento de los dos será único y la posibilidad de tener opiniones diferentes en cada uno será una muestra de riesgo de que la relación no está bien.

Ante el posible conflicto cederemos porque el cariño existe pero el miedo al abandono también y coexisten en partes iguales. Poco a poco, la dependencia emocional y sus exigencias irán ganando terreno al amor y la relación puede llegar a parecer una jaula abierta de la que no nos atrevemos a escapar.

Ser presos de la dependencia emocional significa no poder desarrollarnos como personas y no poder madurar. Así alimentaremos una relación estancada en los primeros momentos del enamoramiento habiendo cambiado la ilusión por la exigencia y con un crecimiento negativo. La relación no avanzará pero tampoco lo hará nuestra mentalidad porque siempre dependeremos de la aprobación de los demás y de lo que piensen otros por nosotros.

Nos convertiremos en adultos con mentalidad de niños que no toman sus propias decisiones y dependen en todo momento de otros a los que, a la vez, obligamos a pensar como nosotros. El crecimiento en una pareja viene dado por la suma de la vida de los dos miembros que comparten su vida pero mantienen su identidad independiente de la del otro miembro. Es lógico que coincidan en multitud de ocasiones y que en otras disientan. Pero lo que garantiza una vida en pareja sana es que se respete la intimidad del otro y su espacio para desarrollar su identidad libremente.

Fuente:leonoticias.com

La adicción al móvil ocasiona ansiedad y bajo rendimiento laboral o en los estudios

Los psicólogos advierten de que la inmediatez de las nuevas tecnologías "engancha" y no lograrla causa irritabilidad e incluso pérdida de apetito.

No sólo el colectivo de Jugadores Anónimos ha detectado una creciente dependencia de los jóvenes a los móviles y la mensajería de texto: los psicólogos avilesinos han abierto las puertas de sus consultas a este nuevo grupo de pacientes, adictos a las redes sociales y al Whatsapp. Pocos acuden -especialmente los adultos- a las clínicas con esta patología como la principal, pero casi todos presentan síntomas propios de un comportamiento adictivo: ansiedad, tensión, respiración agitada, irritabilidad, falta de concentración, pérdida de apetito y sobre todo bajo rendimiento escolar o laboral.

"Habitualmente estas personas restringen de manera progresiva el tiempo que antes dedicaban a actividades que les satisfacían como leer un libro, tomar un café con un amigo, pasear en familia, practicar ejercicio o participar en clases de pintura", explica la psicóloga avilesina Marisol Delgado Artime, que al igual que sus colegas no demoniza el uso de las nuevas tecnologías siempre y cuando sea racional.

Delgado Artime destaca que los adultos jóvenes dedican ya el mismo tiempo que un adolescente a las redes sociales, aunque considera que estos últimos utilizan durante más horas al día servicios de mensajería gratuitos como Whatsapp. El desarrollo de una adicción es diferente siempre según la edad del afectado. Así lo asegura el también psicólogo avilesino Guillermo Menéndez: "No poder conseguir algo con inmediatez provoca en cualquier caso en los pacientes estados de ansiedad, frustración e irritabilidad", explica. Menéndez ya ha visto a pacientes en su consulta con adicciones de este tipo: "Hemos tratado a adultos que solicitaron ayuda porque estaban enganchados a la pornografía a través de aplicaciones móviles", revela.

En el caso de los jóvenes, puntualiza, son los padres generalmente quienes requieren ayuda especializada. "Habitualmente se dan cuenta de que sus hijos desatienden los estudios y de que cae su rendimiento escolar", asegura. Emilia Rubio, también psicóloga en Avilés, señala como "pista" de una posible adicción a las redes sociales o los sistemas de mensajería el abandono de la red social física en beneficio de la virtual. "Hay diferentes estudios elaborados y uno de ellos destaca que diez minutos utilizando internet consume uno real. La adicción ocurre, pues, cuando uno no puede parar de responder mensajes o de comprobar sus correos electrónicos".

Rubio diferencia la adicción a las nuevas tecnologías de la dependencia al juego, aunque personas enganchadas a programas de estrategia, redes sociales o Whatsapp busquen también amparo en Jugadores Anónimos, como avanzó anteayer este diario. Dicho colectivo está elaborando a nivel nacional una guía sobre los riesgos del uso de las nuevas tecnologías que previsiblemente verá la luz en primavera.

"En lo que afecta al juego patológico creo que dentro de unos dos años viviremos un boom tremendo: España es un país de jugadores en el que se está aceptando el modelo anglosajón de las apuestas. A esto hay que sumar el paro, el tiempo libre y la tentación de conseguir dinero rápido en unos juegos online que ofrecen emoción inmediata", explica la psicóloga avilesina. A diferencia de los ludópatas, el tratamiento que requieren los adictos a las redes sociales, los juegos sin apuesta o los chat en los teléfonos móviles pasa por reeducar al paciente. "Esto es como una dieta: no se trata de pasar hambre pero sí de cambiar ciertos hábitos", manifiesta.

Para Marisol Delgado es fundamental discernir entre abuso y adicción. "Hay personas que por su trabajo precisan el uso de estas herramientas o que por sus estudios necesitan estar en línea mucho tiempo y no sufren adicción. Eso es diferente a estar jugando ante la pantalla del ordenador y sentir ansiedad o irritabilidad si se va la luz unos minutos", precisa esta psicóloga, que considera que en este tipo de adicciones la abstención no es válida.

"Los menores requieren del control de sus padres y los adultos deben adquirir un compromiso con ellos mismos, como responder los mensajes recibidos durante el día sólo de ocho a nueve de la noche. En ambos grupos hay que trabajar el control de la ansiedad, porque en algún momento va a aparecer", recalca. A su juicio, el componente más adictivo de las redes sociales y los programas de mensajería móvil es la inmediatez. Guillermo Menéndez defiende una reeducación para curar a las personas que pasan sus horas "en línea".

¿Es usted un nomofóbico? 

Síntomas

La nomofobia es el término para referirse a la dependencia extrema del teléfono móvil. Ansiedad, tensión, respiración agitada, irritabilidad, falta de concentración, pérdida de apetito y sobre todo bajo rendimiento escolar o laboral son algunos síntomas. La pérdida de interés en compartir tiempo con la pareja, la familia o los amigos es un buen indicador.

Casos

La demanda de ayuda ligada al uso de las nuevas tecnologías es diferente según la edad de los pacientes. Los especialistas consultados han trabajado con pacientes que solicitaron ayuda por estar enganchados a páginas pornográficas desde sus teléfonos y que derivaron en problemas de pareja, a personas que sufrían ansiedad por el olvido o la pérdida de su teléfono móvil y también con jóvenes, sobre todo, que padecieron ligeras crisis por un apagón de luz cuando estaban jugando delante de la pantalla del ordenador. 

Beneficios

Los psicólogos defienden en cualquier caso el uso de las nuevas tecnologías siempre y cuando sea racional. Bien utilizadas, son herramientas muy útiles de comunicación.

Fuente:ine.es

Las fobias se aprenden pero también se pueden superar

-Si nuestra calidad de vida se resiente es hora de acudir al especialista.

-Pero en realidad no todas las fobias necesitan tratamiento.

-Las fobias conllevan síntomas psicofisiológicos como ansiedad, angustia, sudores, palpitaciones, hormigueos, cansancio o dolores musculares.

Pequeñas pero constantes, todos tenemos fobias. Lo habitual es que viajen con nosotros pero no nos supongan un lastre. Pero si nuestra calidad de vida se resiente es hora de acudir al especialista. Los miedos más comunes se aprenden pero también pueden superarse.

Según explica Miguel Gutiérrez, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría (SEP), la fobia es un miedo irracional, desproporcionado que no se corresponde con la situación por la que atraviesa la persona y que da lugar a una patología, convirtiéndose así en un miedo patológico.

Gutiérrez señala que no todas las fobias necesitan tratamiento ya que la persona que las padece en raras o escasas ocasiones se encontrará con el objeto de su miedo. Sin embargo, cuando la fobia supone una restricción de las actividades diarias por evitación de la situación de miedo, los individuos pierden autonomía y se hacen más dependientes de los demás, lo que perjudica en gran medida su calidad de vida.

El experto señala que las fobias más comunes son las sociales, el miedo a las alturas, la agorafobia y las fobias a los animales. Dentro de ellas, sin embargo, existe una gran variedad que Gutiérrez nos expone distinguiendo entre las fobias sociales y las fobias simples más habituales:

-Fobias sociales El miedo a afrontar situaciones sociales va desde el miedo a hablar en público (glosofobia), a comer o beber delante de los demás, a conocer a gente o a enrojecer frente a los otros (ereutofobia).

-Elementos naturales Son fobias como el miedo al agua (hidrofobia), fenómenos atmosféricos como las tormentas (brontofobia) o incluso a los precipicios (cremnofobia).

-Objetos punzantes y cortantes Se denomina belonefobia y consiste en el miedo a tijeras, agujas o cuchillos. En las personas que padecen estas fobias suele aparecer un cuadro caracterizado por el miedo a perder el control de la situación y herir a alguien con estos elementos, es lo que se conoce como fobia de impulsión.

-Animales En la mayoría de los casos la fobia se refiere a animales pequeños como arañas (aracnofobia) o ratones (musofobia) pero también es muy común la fobia a las serpientes (ofidiofobia). Medicina El olor de los hospitales (nosocomefobia), la sangre (homofobia), las jeringuillas, todo lo que tiene que ver con el sistema sanitario esconde también un gran número de fobias.

-Espacios abiertos o cerrados Agorafobia y claustrofobia son dos de los miedos irracionales más comunes, el primero de ellos no sólo se refiere a grandes espacios, sino a toda aquella situación que impida salir o recibir ayuda dentro del espacio en el que se encuentra la persona y la imposibilidad de acudir a un lugar seguro. Una reacción común en los agorafóbicos es no salir de su domicilio porque es donde mayor seguridad creen tener.

-Alturas El miedo a subir a rascacielos, al avión o a cualquier localización de altura, denominado acrofobia, es uno de los más extendidos.

Las fobias conllevan síntomas psicofisiológicos como ansiedad, estados de angustia y malestar súbito con sudores, palpitaciones, hormigueos, cansancio o dolores musculares entre otros.

En los casos en los que la calidad de vida de la persona se encuentra claramente afectada, Gutiérrez señala la necesidad de un tratamiento que combine una terapia cognitivo-conductual de afrontamiento paulatino a la situación que produce la fobia, emplear métodos de relajación y en determinados casos el uso de fármacos como soporte para controlar la ansiedad.

 Fuente:20minutos.es

lunes, 3 de febrero de 2014

Sin ti no sé (ni puedo) vivir

-Tener miedo a quedarse solo es confundir amor con dependencia

-La dependencia se vuelve patológica cuando se rebasan unos límites

El amor cuando es sano nace de la madurez, sin embargo la dependencia lo hace de la inmadurez. Por tanto, aunque la dependencia hacia una persona pueda parecer amor, realmente no es lo es. Porque los pensamientos y emociones que se esconden detrás de una persona que se valora poco y teme mucho a la soledad corresponden a una dependencia afectiva.

Con esta idea, el psicólogo clínico y sexólogo Arun Mansukhani, subdirector del Instituto Andaluz de Sexología y Psicología, explica a ELMUNDO qué se esconde detrás de lo que llamamos dependencia emocional. "Cuando hay miedo a quedarse solo, no se puede hablar de amor sino de dependencia", afirma este experto que ya abordó este concepto en el 'III Congreso Mundial de Sexología Médica' celebrado el pasado mes de noviembre en Málaga.

El doctor Francisco Cabello, y director del citado centro, ve la dependencia emocional como de una droga, como una adicción, "como un amor desequilibrado donde se ama demasiado al otro y demasiado poco a uno mismo".

Por su parte, la psicóloga Olga Castanyer, especializada en Asertividad y Autoestima y autora de varios libros sobre esta temática como Yo no valgo menos (Desclée) o Sin ti no soy nada (ESPASA), define la dependencia afectiva, como prefiere llamarla, como el conjunto de pensamientos, emociones y conductas que hacen que su autoestima dependa del exterior, en vez de confiar en uno mismo.

Perfil de las personas dependientes 

Inseguridad. Esa es la clave de las personas dependientes. Según explica Castanyer, las personas que son dependientes afectivas, lo son porque "se dicen que valen menos que los demás, están excesivamente preocupados por la imagen que dan, sienten que son evaluados constantemente y que tienen que dar la talla y, a la vez, temen muchísimo la soledad y el abandono". También, suelen criticarse duramente y echarse a sí mismas la culpa cuando no obtienen el afecto o el reconocimiento que buscan en los demás. Por ello, matiza la experta, "su conducta suele ser de sumisión, aunque a veces detrás de una conducta agresiva también hay una dependencia afectiva".

Según esta especialista, existen en la vida tres grados de relación afectiva: adaptabilidad, la cual cada persona tiene claros sus criterios y opiniones, pero es capaz de ceder ante un grupo si así se decide. Influenciabilidad, cuando una persona se siente algo insegura y pendiente del exterior, se deja influenciar fácilmente por los demás. Y por último, la dependencia, que significa ceder el control de nuestro bienestar a los demás. Y precisamente, apunta la experta, la diferencia está en esto, "en si tenemos la sensación de control sobre nosotros, si sentimos la libertad de decidir cuándo ceder y cuándo no, o si nos vemos obligados por nuestros temores a hacer lo que las otras personas esperan de nosotros, aún a nuestra costa".

Más allá de los límites 

"La dependencia es normal en seres humanos y sana, dentro de unos límites", comenta Mansukhani. Cuando se rebasan esos límites, dice, es cuando consideramos que una persona tiene un patrón vinculatorio patológico, nunca una patología como tal.

Se caracteriza, en primer lugar, por tener de forma repetida relaciones personales conflictivas adoptando siempre posturas de sumisión, dominancia o evitación. Por ejemplo, aquellas parejas que no hacen nada la una sin la otra, las que están todo el día peleando o aquellas en las que algún miembro tiene celos patológicos. En segundo lugar, por renunciar a tener pareja después de varias relaciones complicadas, y por último, por sentir que las necesidades no están siendo satisfechas en las relaciones.

De este modo, según sostiene, hay parejas dependientes porque algunas personas tienen una tendencia a vincularse de forma patológica cuando intiman. También, hay personas que, aunque de entrada no generarían una relación patológica, no reconocen las primeras señales de la dependencia patológica, carecen de habilidades para resolver conflictos, o no saben romper ni protegerse de una relación cuando ya es obvio que está deteriorada.

Así, hay factores que repetidamente están detrás de este tipo de rasgos. Son cinco: "Haber padecido traumas en la infancia o patrones de apego disfuncionales como padres excesivamente sobre protectores, dependientes, evitativos o desinteresados. En segundo lugar, haber sufrido pérdidas emocionalmente significativas con anterioridad. Tercero, haber tenido un progenitor con trastornos psicológicos. Cuarto, haber sufrido y/o presenciado maltrato durante la infancia, y por último, haber tenido una relación de pareja previa de dependencia o de maltrato en cualquiera de sus formas", enumera Mansukhani.

A pesar de que no da un porcentaje exacto porque no hay datos científicos sobre el tema, este especialista considera que un porcentaje elevado de las parejas que ve tienen un patrón vinculatorio patológico. "No una patología", reitera. Se habla de patrón porque vemos que la dependencia y esos rasgos se dan de manera repetitiva. Es decir, si una persona suele ser sumisa en las relaciones, si no ha recibido algún tipo de intervención, lo será también en las siguientes. "Hay niveles de dependencia y vinculación patológica que son aceptadas como normales y toleradas socialmente", insiste.

Claves para superarlo 

¿Qué hacer para intentar superar una dependencia? Según asegura Castanyer: "Hay que aprender a superar el miedo a perder a la otra persona, es decir, Yo soy yo y tú eres tú y tener claro que nadie va a poder cubrir nuestras necesidades afectivas, sólo nosotros podemos hacerlo.

Pero para aprender a ser yo, explica la experta, hay que aprender a cuidarnos y reconfortarnos. A respetarnos y afirmar nuestros derechos de forma asertiva. A hablarnos de forma respetuosa y confiada, a tener claros cuáles son nuestros valores y confiar en ellos, a aprender a tomar decisiones basadas en criterios propios. Por último, hay que confiar y guiarnos por nosotros mismos. Porque uno no nace dependiente, sino que nos han enseñado a serlo. Por eso, al estar hablando de un aprendizaje, concluye que "se puede re-aprender a ser independientes y a confiar en nosotros mismos".

Fuente:elmundo.es

La asociación contra la adicción al juego ve “peligroso” BCN World

-La patronal del juego reclama las mismas condiciones legales del proyecto de Tarragona

-Port Aventura cree que el complejo de casinos consolidará la oferta de “turismo familiar y de calidad”

-La Generalitat permitirá el juego a crédito en BCN World BCN World es “muy peligroso”.

Con esa claridad se manifestó ayer Francesc Perendreu, el presidente de la Asociación Catalana de Adicciones Sociales (Acencas) en la última de las tres sesiones que la comisión de economía del Parlament ha efectuado para conocer las diferentes sensibilidades que generan los cambios legales que han de permitir el desarrollo del complejo de hoteles, tiendas de lujo y los controvertidos casinos. Perendreu subrayó “los costes sociales” que tiene el juego y puso en duda diversos elementos vinculados al proyecto de la Costa Dorada, “de los que estamos radicalmente en contra”.

El principal, que se abra la puerta al juego a crédito, un modelo que actualmente solo existe en los casinos estadounidenses y asiáticos. “Te elimina cualquier capacidad de control”, criticó Perendreu, que cuestionó los argumentos utilizados por los defensores de ese modelo, dirigido especialmente a grandes jugadores que no pueden mover capitales desde sus países de origen. “¿Quién decide a quién se le da el crédito?”, cuestionó el representante de la asociación de lucha contra la ludopatía para defenderse ante quienes avalan la seguridad de las apuestas a crédito.

La asociación también cuestiona que los menores puedan tener acceso a las salas de juego, aunque no puedan jugar y, sobre todo, Perendreu puso el acento en la posibilidad de que BCN World asuma el mismo carácter que los resorts del juego de Las Vegas, Macao o Hong Kong. “Ese modelo es muy agresivo”, dijo, en referencia a la velocidad de las apuestas y la cuantía de estas. El representante de Acencas no quiso posicionarse sobre la rebaja del tributo sobre el juego, que pasará del 55% al 10%, pero sí demandó la creación de una fundación pagada por la patronal del juego que sirva para promover campañas de prevención y tratamientos a personas con problemas de ludopatía. Tomó como referencia el modelo anglosajón y dio a entender que sería la forma de reiniciar las campañas de prevención contra el juego en Cataluña, ahora desconocidas.

La exposición de Perendreu fue el contrapunto a la patronal de juego, Patrojoc. La asociación empresarial cree que BCN World puede ser un fuerte competidor, pero también un catalizador para la industria del juego en Cataluña. Su promesa de inversiones ha permitido que el Gobierno de CiU haya abierto la puerta a modificaciones legales inimaginables hace cinco años: la rebaja del tributo del juego y la apuesta a crédito, pero quieren competir en igualdad de condiciones. “Sin agravios comparativos”, como afirmó Francesc Xavier Franch, el presidente de la organización.

“No pedimos el juego a crédito, pero sí que se aplique a todos si se permite en BCN World”, dijo, de la misma forma que reclamó el mismo trato fiscal y que el control de entrada al recinto de juego sea el mismo que ahora se aplica. Y otra cosa: que las nuevas condiciones se apliquen no cuando se abra el primer casino de BCN World, sino cuando se publique la modificación de la Ley de Centros Recreativos Turísticos.

Antes que Franch ofreció su opinión Fernando Aldecoa, el director general de Port Aventura, uno de los socios del proyecto que impulsa Veremonte. Su discurso fue más átono, defendiendo el proyecto, pero sin entrar en materia polémica. “Máximo apoyo a los nuevos inversores que deciden instalarse siempre y cuando garanticen el modelo de turismo impulsado por Port Aventura”, dijo. Quien no acudió ayer a la comisión fue Gabriel Escarré, consejero delegado del grupo hotelero Meliá, otro de los inversores que ya se ha comprometido a invertir en el macrocomplejo.

Fuente:ccaa.elpais.com

La amígdala del miedo

El neurocientífico Justin Feinstein, de la Universidad de Iowa, EE.UU., ha pasado los últimos 6 años intentando, en lo que parece un juego de hermanitos, dar miedo a una mujer apodada SM. A decir verdad, puso en la causa todo su empeño: le mostró películas como El resplandor o El silencio de los inocentes; la llevó a un negocio de serpientes e insectos, donde SM estuvo a sus anchas y hasta quiso tocar una tarántula –por curiosidad–; y la hizo entrar en una “casa encantada” donde de repente aparecían figuras fantasmagóricas. Los registros mostraron que SM, de cuarenta años, permanecía imperturbable. Más aún, al verificar su domicilio, advirtió que vivía en un barrio donde abundaban las drogas y los delincuentes y que había sido asaltada dos veces, a punta de cuchillo y de pistola. Al narrar los hechos, SM afirmó que en ningún momento sintió miedo. Otra vez, le contaron sus hijos, SM recogió una serpiente enorme que corría riesgo de ser pisada al intentar cruzar una calle. Cabe aclarar que SM tiene un coeficiente intelectual en el rango normal y que se prestó voluntariamente a las experiencias.

La conclusión de Feinstein a lo largo de años de investigaciones, que publica con regularidad, fue que el deterioro de la parte inferior de su cerebro, más precisamente la amígdala, inhibía la posibilidad de detectar y evitar el peligro. Ocurre que tanto SM como dos mellizas, identificadas como AM y BG, que sufren la enfermedad de Urbach-Wiethe, han perdido el buen funcionamiento de su amígdala cerebral –un hecho poco común– y parecen incapaces de experimentar miedo o pánico. Ya existía la convicción de que esta parte del cerebro, conformada por dos estructuras parecidas a almendras, estaba relacionada con la experiencia del miedo, entre otras. Los estudios realizados sobre estas tres personas confirmaban la presunción.

Pero en febrero de 2013, Feinstein y su equipo publicaron un estudio en la revista científica Nature Neuroscience que indica que las cosas no son tan simples. Según cuentan allí, sometieron a las tres mujeres a una nueva experiencia: les pusieron una máscara que mezclaba con el aire un 35 por ciento de dióxido de carbono (CO2) capaz de dar una horrible sensación de asfixia. Y cuando las mujeres sintieron que no podían respirar, ocurrió algo sorprendente: se asustaron, jadearon, entraron en pánico, la angustia se reflejó en sus rostros e intentaron sacarse la máscara pidiendo ayuda a los gritos. El equipo de investigación quedó totalmente perplejo.

LOS CAMINOS DEL MIEDO 

Como suele ocurrir con los sinuosos caminos de la ciencia, el equipo debió incluir la nueva información para refinar su hipótesis. Así fue que dedujeron que la amígdala no es tanto el lugar en el que se experimenta el miedo como la parte encargada de recoger datos del mundo exterior que eventualmente conducen hacia él. Por ejemplo, distintas pruebas demostraban que SM era capaz de confiar en gente que invitaba a todo lo contrario o que se sentía cómoda con distancias interpersonales mucho menores que el promedio. Justamente, la amígdala suele funcionar como alarma cuando alguien se acerca demasiado como para incomodarnos. SM tampoco miraba a los ojos, ni era capaz de reconocer expresiones faciales y detectar los estados de ánimo ajenos, sobre todo cuando se le daba tiempo para analizarlos (no así cuando eran demasiado breves como para percibir las expresiones conscientemente). Sobre esta base, los científicos supusieron que existe una serie de alarmas inconscientes acerca del peligro, que la amígdala procesa de forma consciente. Este último paso es el que parece faltar a estas mujeres.

Con estos datos, Feinstein comenzó a intuir que la amígdala se limita a recoger información sobre las amenazas externas, en tanto que problemas como la asfixia despiertan otro tipo de alarmas. Incluso, la reacción de las tres pacientes al respirar el CO2 fue más dramática que la de sujetos con la amígdala sana. Feinstein atribuyó esto a que, justamente, ellos habían podido incluir en su miedo la certeza de que nadie los dejaría morir en un laboratorio, mientras que esta información sobre el contexto no había podido ser recogida ni por SM ni por las mellizas. Es más, cuando se invitó a las pacientes a repetir el experimento, no tuvieron ninguna reacción negativa y se acercaron sin percibir que vivirían nuevamente una experiencia capaz de aterrorizarlas.

ESTRES POSTRAUMATICO  

Feinstein, el investigador, tiene un interés práctico para avanzar con sus investigaciones sobre el miedo: es mucha la gente que sufre del trastorno de estrés postraumático (TEPT). Este tipo de patología se produce en gente que vivió desde desastres naturales como una inundación o un incendio, hasta asaltos, violencia doméstica, violaciones, etc. Los síntomas pueden aparecer enseguida o hasta décadas más tarde del hecho y pueden ser, entre otros, pesadillas, alucinaciones, ansiedad, pérdida de interés o palpitaciones, debido al recuerdo involuntario del trauma.

Pero el TPET (o PTSD, por posttraumatic stress disorder, expresión que apareció a mediados de los ’70 gracias a los activistas que se oponían a la guerra de Vietnam) es particularmente grave en los EE.UU., un país que entra en guerra con asiduidad, lo que deja a miles de veteranos en estado de constante sufrimiento. El tratamiento es a largo plazo y combina fármacos (ansiolíticos y antidepresivos son los más usados) con psicoterapia. En consecuencia, es comprensible la inquietud de Feinstein, que busca la posibilidad de operar mejor y directamente sobre la amígdala o los sectores del cerebro donde se procesa el miedo.

En cualquier caso, el lugar o los lugares en los que se refugia el miedo parecen cercanos a ser revelados.

Fuente:pagina12.com.ar

Depresión en el mundo del trabajo

Los datos son esclarecedores. Alrededor del 20% de las mujeres y el 10% de los varones sufrirán un síndrome depresivo a lo largo de su vida, circunstancia que afectará de una u otra manera en su rendimiento laboral o en su proceso de búsqueda de empleo. Pese a la severidad del problema, es creciente el número de personas que ocultan esta patología cuando buscan trabajo o cuando están en su puesto laboral por temor a posibles represalias, circunstancia que se ha agravado aún más con la actual coyuntura económica en que nos encontramos.

Es una evidencia que un número determinado de pacientes con depresión han de dejar de trabajar durante cierto periodo de tiempo a causa de la gravedad de sus síntomas y que otro grupo continúa trabajando aún con un gran esfuerzo, circunstancia que disminuye su rendimiento habitual. Las repercusiones de un síndrome depresivo a nivel laboral son diversas y se expresan, de común, en síntomas como cansancio desmedido, incumplimiento del horario, apatía, falta de atención y concentración, irritabililidad, disputas con los compañeros y en definitiva, disminución del rendimiento y distorsión del ámbito laboral.

Ante el temor a que la empresa tome una drástica decisión cando una persona sufre un cuadro depresivo, el paciente actúa de manera oculta y, en ocasiones, contraproducente para su propia salud. Dentro de una empresa puede ser de gran ayuda que la persona afectada consulte estos problemas en el departamento de salud laboral, confiando en su confidencialidad, porque además de orientarte hacia un diagnóstico y un tratamiento, pueden orientar antes las dificultades laborales reseñadas hasta que los síntomas se resuelvan.

La identificación rápida de los síntomas en una persona que sufre una depresión posibilitará una ayuda eficaz, acelerará el retorno al nivel de funcionamiento previo, y reducirá mucho sufrimiento innecesario porque uno de los factores de buen pronóstico a la hora de responder a un tratamiento antidepresivo es el inicio precoz de éste.

La depresión no constituye un error, una debilidad o una falta, sino que es una enfermedad como la gripe o la diabetes. Su solución no está en superarse, poner buena cara o dominarse, ni tampoco en resignarse y aceptar el sufrimiento, sino en el seguimiento de un tratamiento adecuado, específicamente indicado, administrado y supervisado por un terapeuta experto.

Recientemente, la Asociación Europea de Depresión (The European Depression Association, EDA), ha publicado un estudio sobre el Impacto de la Depresión en el trabajo en Europa (Impact of depression at work in Europe audit, IDEA) que aporta datos de siete países europeos (España, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Turquía y Dinamarca).

Según los resultados obtenidos en la encuesta, casi el 20% de los entrevistados habían sido diagnosticados de depresión en algún momento de su vida, de los cuales sólo el 51% tuvo algún día libre o de baja laboral por este problema, siendo el porcentaje más bajo el de Turquía con tan sólo el 25%. Los españoles que llegan a coger días o baja para recuperarse, se toman como media 30,6 días, por debajo de la mayoría de los demás países.

Si se tienen cuenta los datos de las más de 5.500 personas que no han sufrido una depresión, sólo un 35% de los españoles se lo diría a sus superiores en el caso de padecerla, siendo Dinamarca el país que más abiertamente hablaría de ello con sus jefes, con un porcentaje del 63%.

Teniendo en cuenta las aportaciones del estudio IDEA, en la mayoría de los países, todavía es un tabú la vivencia de una enfermedad mental, tanto para las personas que la han tenido como para las que no. Las 3 razones que aluden los encuestados con más frecuencia, para justificar ese hermetismo, son: la creencia de que es algo privado sobre lo que no quieren hablar (49%), el miedo a perder el empleo (30%) y la suposición de que no van a ser entendidos (30%). Luis Pacheco Presidente de la Sociedad Vasco-Navarra de Psiquiatría

Fuente:abcblogs.abc.es