viernes, 30 de agosto de 2013

Doce síntomas para detectar la adicción a internet en los adolescentes

A las consultas de psiquiatras y psicólogos comienzan a llegar adolescentes con una nueva adicción: internet. Tras varios meses recluidos en su habitación, sin hablar con la familia, sin relacionarse con los amigos, incluso descuidando su higiene, horas de sueño y alimentación, muchos chicos tienen que curarse con un largo tratamiento. En España, más de 350.000 jóvenes de 14 a 17 años presenta alguna conducta adictiva a internet, según un estudio del Centro de Seguridad de Internet Protégeles.

Para poder actuar cuanto antes, la psicóloga de la Fundación Proforpa Isabel Menéndez Benavente, en su trabajo «Las nuevas adicciones infantiles», ofrece a los padres los doce síntomas que les pueden alertar sobre si su hijo es adicto o no a la Red. Si presenta tres o más de ellos es necesario actuar. Los profesionales les pueden ayudar antes de que la adicción se descontrole:

01. Siente gran satisfacción y euforia cuando está frente al ordenador o la consola.
02. Piensa en internet o los videojuegos cuando está haciendo otras cosas.
03. Miente sobre el tiempo real que pasa conectado a la red o a un videojuego.
04. Descuidala vida de relación, especialmente con la familia, el estudio, los amigos...
05. Está inquieto o angustiado cuando no está conectado a un chat.
06. Intenta cortar con el ordenador sin conseguirlo.
07. Duerme menos: navega y chatea más durante la noche.
08. Extrema irritabilidad cuando se le interrumpe o se le niega el acceso.
09. Abandona las obligacionesy aficiones. Casi no sale los fines de semana, se queda en el ordenador.
10. Reproches debidos al uso de la Red, sobre todo por parte de familiares y amigos.
11. Descuida su propia salud, no come o no cena.
12. En casos extremos: alteraciones físicas causadas por las horas que está delante de la pantalla: ojos secos o lagrimeo, dolores de cabeza, de espalda, de muñeca...

 Fuente: fajer.org

jueves, 29 de agosto de 2013

¿Depresión postvacacional con seis millones de parados?

- Los síntomas de adaptación se minimizan al contar con un puesto de trabajo.
- La crisis genera más presión en el trabajo lo que agudiza el estrés laboral.

La actual situación de incertidumbre económica y laboral está haciendo que la sociedad acepte mejor el fin de las vacaciones porque, en una España con seis millones de parados, puede parecer incluso ridículo decir que uno sufre depresión postvacacional.

El presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés, Antonio Cano, lo tiene claro: "Nunca ha tenido sentido publicar decenas de artículos de prensa sobre estrés o depresión postvacacional, cada año, al finalizar agosto; pero lo tiene aún menos en las circunstancias actuales de crisis económica".

Reconoce que es verdad que tras las vacaciones "nos cuesta readaptarnos a las exigencias de la actividad laboral, pero la depresión es una cosa mucho más seria y tiene una definición precisa".

"Ni los psicólogos ni los psiquiatras tenemos pacientes aquejados de depresión postvacacional", comenta, para agregar que se trata de un tema "más mediático que clínico".

"Nos cuesta volver a adaptarnos a los horarios, a las rutinas laborales, a la actividad laboral. Somos un país católico que se ha tomado muy en serio lo del trabajo como maldición divina. ¿Pero qué sucede si no tenemos trabajo? ¡Ah! Ésa es una maldición mucho peor...", ironiza el experto. 

Tener trabajo, una prioridad 

Leticia Borrego, médico del Servicio de Promoción de la Salud de Sanitas, afirma que "han cambiado las preocupaciones, colocándose el paro a la cabeza de ellas". "La situación laboral puede ser una fuente importante de estrés y, en este contexto, otros problemas que antes causaban temor han pasado a un segundo plano", comenta.

Por ello, asegura que se ha notado una menor incidencia de personas aquejadas de este síndrome en estos años, puesto que, dada la inestabilidad laboral, "no se está produciendo de una manera tan generalizada como antes".

"En la actualidad tener trabajo es una prioridad ya que si te quedas sin él no es fácil encontrar otro. Por eso, si lo tienes no te importa tanto volver de las vacaciones porque tu objetivo final es conservarlo", subraya la doctora, quien reconoce, sin embargo, que el hecho de "estar más presionado" agudiza el estrés.

El psiquiatra Arturo San Román, del Centro Médico Gran Vía, cree que el trastorno postvacacional no está en extinción. "Los seres humanos no son animales en estímulo y respuesta", y su reacción no depende tanto de que otros lo estén pasando mal como "de la personalidad y las situaciones que la persona enfrente".

San Román opina que "la respuesta no es única" y cada uno sufre con mayor o menor intensidad la vuelta al trabajo, si bien un contexto de crisis es la ocasión perfecta para "luchar buscando y creando posibilidades", y para "ser emprendedor y creativo".

Estrés vs. depresión 

Los especialistas recalcan que el estrés laboral es un problema que hay que tomar en serio, pues acarrea problemas graves de salud, pero también saben que "la probabilidad de sufrir una depresión es 2,2 veces más alta en parados que en personas que tienen un empleo", matiza Cano.

El análisis de las cifras de estrés laboral antes y después de la crisis arroja dos resultados: por un lado aumenta el estrés laboral y, por otro, sube la satisfacción con el empleo. ¿Es contradictorio? En época de apretarse el cinturón, parece que no.

Hoy en día para el empleado es peor el infierno del paro y no poder pagar la hipoteca que la maldición divina de la vuelta al trabajo.

Un estudio ('The mental health risks of economic crisis in Spain'), realizado con casi 14.000 pacientes de toda España, ha revelado un aumento del 19,4 % de depresión grave en las consultas de Atención Primaria, al comparar una España con cinco millones de parados con la de 2006, en la que había 2 millones.

El riesgo de trastorno depresivo mayor fue 1,72 veces superior en caso de desempleo, 2,12 cuando había problemas de pago de hipoteca y 2,95 en caso de desahucio.

Los expertos no niegan que al incorporarnos de nuevo al trabajo se puede sufrir una reacción de estrés. En general, este estresor no es muy intenso para la gran mayoría de las personas, que pueden ver con preocupación, o incluso con ilusión, su actividad.

El cambio de hábitos exige un esfuerzo para volver a los horarios habituales o para mantener la atención centrada en las tareas que nos ocupan y enfrentarnos con obligaciones supone un aumento de ansiedad, ante la posibilidad de obtener un resultado negativo.

Así, el rendimiento, la motivación o el interés en los primeros días pueden ser un poco más bajos de lo habitual, el cansancio puede surgir más fácilmente y el estado de ánimo puede decaer.

De hecho, en las encuestas seis de cada diez trabajadores responden que han sufrido esta 'depre' pero, para casi la mitad de los consultados los síntomas desaparecen en tan sólo unos días.

Fuente:elmundo.es

miércoles, 28 de agosto de 2013

Las tres grandes mentiras del enganche emocional

Nos obsesionamos con el otro y nos humillamos hasta el extremo.

«No somos capaces de cortar una relación, aun cuando sabemos que es totalmente necesario hacerlo y llevamos ya derramadas demasiadas lágrimas. Nuestra adicción nos genera una necesidad desmesurada e irracional del otro, que nos lleva a mantener esa relación a cualquier precio, aunque estemos sufriendo sin mesura. Nos obsesionamos con el otro, y nos humillamos hasta el extremo, a cambio de un poco de falsa ternura...». Cuando la psicóloga especializada en autoestima y dependencia emocional Congost habla de enganche emocional, no solo habla desde su perspectiva profesional, sino también desde la personal.

Ella misma pasó por una historia de enganche que, una vez superada, le llevó a escribir «Cuando amar demasiado es depender (ONIRO), un manual práctico, claro, fácil de leer y comprender basado en los cientos de casos de personas a los que ha ayudado a recuperar su vida. En sus páginas encontramos las tres grandes mentiras que en casi todos los casos se convierten en el principal alimento del enganche emocional. Son las siguientes:

1. Creer que va a cambiar. Si con todo el tiempo que ha pasado, ya desde el principio ha sido así, ¿por qué mantenemos esa creencia irracional? «Es evidente que no va a dejar de ser como es, por mucho que en momentos de arrepentimiento jure y perjure que cambiará. En realidad, a no ser que viéramos que pide ayuda psicológica por sí mismo, sin que nadie se lo diga, podemos asegurar que no tiene ningún interés en cambiar. Y digo bien, ¡Ninguno!».

 2. Pensar que cambiará, y que su siguiente pareja disfrutará esa transformación. Esta creenca también tiene una parte sorprendente. «Pensamos que todo el esfuerzo, la lucha y el sufrimiento que hemos vivido para conseguir que él cambie, todo lo que hemos tolerado, lo que le hemos ayudado... el hecho de haberle mantenido incluso, algún día servirá para algo. Queremos creer que llegado el momento nos lo agradecerá y nos recompensará por todo», expone Congost. «Esta creencia es, como la anterior, absolutamente ridícula. Cuando esté con la siguiente, reproducirá fielmente la misma relación que teníamos con él. A no ser, claro que encuentre a una mujer con una buena autoestima e independiente que, a la primera conducta extraña que vea, le diga que no le quiere ver nunca más».

3. Pensar que nunca jamás encontraré a nadie como él. «Esto, en realidad, debería ser un motivo de alegría», bromea esta psicóloga. «El gran objetivo debería ser, precisamente, no encontrar a otra persona igual». Para ello recomienda que cada día repasemos la lista de razones por las que sufrimos. «Entonces quizá llegue un momento en el pensemos que mejor no encontrar a otro que sea así. Y que lo bueno que tiene, lo que nos engancha, tampoco es tan difícil de encontrar».

Fuente:abc.es

Vigorexia, el lado oscuro de buscar el cuerpo perfecto

La decisión de acudir al gimnasio regularmente para mantenerse activo y en buena condición física es una actitud que generalmente la sociedad aplaude y los médicos lo recomiendan. Tener un cuerpo atlético, principalmente para los hombres, significa además ganar una alta dosis de autoestima y confianza, de acuerdo con especialistas en la materia.

Hasta ahí todo está bien, sin embargo, cuando realizar ejercicio se convierte en una necesidad, puede tratarse de una enfermedad mental: vigorexia.

Este problema de tipo psicológico se manifiesta en las personas obsesionadas con su apariencia física, que buscan la aceptación social por medio de pasar horas y horas en el gimnasio, situación que no es identificada ni aceptada por los que lo padecen.

Brenda Ibarra, especialista en el área de psicología de Servicios de Salud de Chihuahua Jurisdicción Sanitaria II, explicó que esa condición es producida en parte por las exigencias sociales sobre la apariencia física o por traumas de tiempo pasado. Aunque también puede tener su origen en el convencimiento de que el ejercicio es indispensable para estar sano.

“Cuando la vida de la persona se determina por el ejercicio, se puede detectar que está fuera de lo normal mentalmente e inmersa en un problema emocional”, comentó Ibarra.

En relación con lo emotivo del padecimiento, dijo que es comparativo a la anorexia y la bulimia, problemas de salud que se reflejan comúnmente en las mujeres, y en el caso de la vigorexia, la especialista señaló que predomina en los hombres.

La disfunción social es uno de los efectos provocados por la vigorexia, debido a la escasez de convivencia familiar y con amigos como consecuencia de las incontables horas que el vigoréxico permanece en el gimnasio.

“No existe solución interpersonal, la persona no se percata de su situación hasta que sus seres queridos lo comienzan a notar”, añadió.

La psicóloga explicó que los físicoculturistas se pueden catalogar dentro de esta enfermedad psicológica, ya que de manera compulsiva hacen lo posible por conseguir un cuerpo musculoso, así como un intento por demostrar mayor masculinidad que el común de los hombres.

Los hombres y mujeres que padecen vigorexia son aceptados en sociedad, ya que son vistos por la gente como personas saludables. Sin embargo la realidad es otra, pues se trata de una tergiversación de la idea del esfuerzo físico, porque lo realizan con exceso, aclaró la especialista.

“Los vigoréxicos son halagados en su entorno al lucir un cuerpo escultural y saludable como parámetro social, pero la gente desconoce la situación emocional del afectado”, dijo.

Ibarra explicó que lo anterior provoca confusión en los que sufren vigorexia, al solapar su discrepancia mental con la imagen social, y viven con una imagen distorsionada de ellos mismos.

Para Salvador Suárez, instructor de físicoculturismo con 25 años de experiencia, la vigorexia es un tabú en las personas que hacen pesas, ya que no se puede generalizar por los métodos de preparación.

El instructor remarcó que las personas que practican físicoculturismo de manera adecuada, mantienen dietas, horarios, así como rutinas para organizar su formación atlética correctamente.

Suárez identifica a los vigoréxicos como personas que se introducen químicos en el cuerpo para desarrollar volumen corporal más rápido, al igual que cirugías y un excesivo consumo de suplementos vitamínicos.

“Esas prácticas, que incluso son consideradas ilegales en algunos casos, pueden provocar severas crisis emocionales que pueden afectar a terceros por medio de actos violentos” dijo.

Como efecto de la vigorexia en los que no consumen drogas o suplementos dietéticos, el hambre es lo único que se presenta, “A las personas les da más hambre y cambian sus hábitos alimenticios”, mencionó el entrenador.

Dijo que alrededor del 2 por ciento de los clientes que ingresan al gimnasio lo hacen con la intención de desarrollar su físico en el ámbito de las competencias, y el resto con intenciones de llevar una vida saludable solamente, explicó Salvador.

En la actualidad no se cuenta con registros sobre esta enfermedad, por la mínima existencia de tratamientos, declaró Brenda Ibarra.

Explicó que un tratamiento integral es la única manera de curación para quienes presentan esta condición de salud, ya que son sometidos a análisis físicos, sesiones terapéuticas, educación psicológica, entre otros.

Se recomienda a los familiares de los afectados acudir a centros de salud para tratar dicho padecimiento, con el objetivo de evitar síntomas extraordinarios que expongan la salud de los directamente afectados y de sus seres queridos.

Fuente:diario.mx

lunes, 26 de agosto de 2013

La adicción al trabajo supone una reducción del bienestar mental y un empeoramiento físico

Científicos de la Universidad Estatal de Kansas (Estados Unidos) han constatado que quienes trabajan más de 50 horas semanales, lo que consideran una adicción, ven reducido su bienestar mental y sufren un empeoramiento físico.

Este trabajo, que ha sido publicado en la revista especializada Financial Planning Review, expone que las personas que son adictas a trabajar no tienen su bienestar "como una prioridad", ya que existe una relación entre esta adicción y el deterioro de este aspecto, tanto a nivel mental como físico.

Los expertos sostienen que las horas extras realizadas en el puesto laboral "pueden costar la salud" a estas personas, tal y como le ha ocurrido esta semana a Moritz Erhardt, un becario de un banco de Londres (Reino Unido) que ha fallecido tras trabajar durante 72 horas sin descanso.

Para llegar a la conclusión obtenida en la investigación, los especialistas han revisado los datos de la Encuesta Longitudinal Nacional de la Juventud de Reino Unido realizada en 1979, en los que han hallado esta evidencia.

En ella se recogen los resultados obtenidos tras entrevistar a 12.686 hombres y mujeres de forma anual y hasta 1994. Desde entonces, la población de este trabajo es encuestada cada dos años para comprobar su evolución.

Omiten algunas de las comidas diarias

De este modo, como ha explicado la autora principal del estudio, Sarah Asebedo, quienes desempeñan su labor profesional durante 50 horas semanales o más tienen más probabilidades de reducir su bienestar físico, algo que podría resultar lógico pero no se había demostrado hasta ahora. Una de las causas de ello es que estos trabajadores deciden "omitir alguna de las comidas diarias", explica.

Además, y según reportaron los encuestados mediante puntuación en la escala de depresión, también se observa "un promedio menor de bienestar mental en estas personas", sostiene. Sin embargo, y pese a ello, los trabajadores adictos continúan trabajando muchas horas porque entienden que el coste económico de no hacerlo "es mayor".

En este sentido, y atendiendo a la teoría de Gary S. Becker, Asebedo indica que estos empleados no sólo trabajan más para ganar una cantidad de dinero mayor. Éstos también piensan que cuanto menor sea su tiempo libre, "menos tiempo tendrán para gastar", concluye.

Fuente:eleconomista.es

jueves, 22 de agosto de 2013

Aumentan los casos de adictos al juego que empeñan las joyas familiares

La Unidad de Juego Patológico del hospital Santa Caterina de Salt ha atendido 61 nuevos casos durante el primer semestre del año.

La dificultad por conseguir crédito de los bancos ha provocado que cada vez más personas adictas al juego vendan o empeñen las joyas familiares para conseguir dinero. La jefa de la Unidad de Juego Patológico del hospital de Santa Caterina de Salt (Gironès), Mercè Soms, detalla que muchas veces se descubre una ludopatía cuando se destapan las deudas del jugador.

Antes, lo más habitual era que el ludópata hubiese pedido diversos créditos de poca cantidad al banco, pero en los últimos meses, se ha detectado un incremento en los jugadores que empeñan joyas para tener efectivo. La unidad ha atendido 61 nuevos casos durante el primer semestre del año, un 31% de ellos son jóvenes menores de 30 años.

La crisis económica o la dificultad para acceder al dinero también se ha dejado notar en el comportamiento de las personas adictas al juego. Mercè Soms ha explicado que, generalmente se descubre una ludopatia cuando la familia del jugador descubre que se ha gastado sus ahorros o que ha contraído una deuda con una entidad bancaria.

 Fuente:lavanguardia.com

Perfil de un adicto al cibersexo

Según el doctor Joan Mir Pizà, médico sexólogo y miembro del Grupo de Sexología de SEMERGEN, “el cibersexo es el consumo de sexo a través de internet.

El cibersexo esporádico y controlado no es malo, incluso puede ser una propuesta de terapia sexual, sin embargo cuando se vuelve una práctica compulsiva y descontrolada ya sí que es un problema: el 8% de la población es adicta al cibersexo y la mitad de ellos tienen pareja estable, ¿cómo influye en su vida cotidiana? “…he intentado con todas mis fuerzas hacer ejercicio, no perder el tiempo en casa (…) tratar de volver a jugar con mis hijos o tener sexo nuevamente con mi mujer…todo ha fracasado, el problema con mi sexualidad continua. ¿Y cuál es su problema? (…) Hace 17 años que me masturbo 7 veces diarias ante vídeos pornos”.

En esta ocasión, este testimonio pertenece al libro “Atrapados en el sexo”, del psiquiatra Carlos Chiclana, pero nada más lejos de la realidad, esta situación, o parecida, la vive el 8% de la población, el 6% hombres y el 2% mujeres, entre 25 y 50 años y la mitad de todos ellos con una relación de pareja estable. Es la adicción al cibersexo.

Según el doctor Joan Mir Pizà, médico sexólogo y miembro del Grupo de Sexología de SEMERGEN, “el cibersexo es el consumo de sexo a través de internet, sea mediante chats (con o sin webcam), cuya temperatura erótica va ascendiendo o mediante webs pornográficas, cuya visualización desemboca normalmente en conductas masturbatorias”.

Su consumo esporádico y controlado, tal y como afirma el doctor Mir Pizà, “es a veces incluso una propuesta de Terapia Sexual que los terapeutas sugerimos en parejas con bajo deseo sexual, siempre que los dos miembros de la pareja muestren su acuerdo”. Por tanto, su uso controlado, voluntario y aceptado puede incluso enriquecer la relación y ayudar en la pareja.

¿Cuál es entonces el problema? 

 Su uso compulsivo, descontrolado, su dependencia e interferencia grave en la vida cotidiana que lleva a esa ciberadicción sexual. Como exponía el médico sexólogo en su ponencia durante las Jornadas Nacionales de Salud Sexual SEMERGEN en Valencia, y en palabras del psiquiatra Josep Mª Farré, del Instituto Dexeus de Barcelona, “muchos pueden pensar que la adicción al sexo es una suerte más que un problema de salud. Sin embargo, son personas que ven peligrar su estabilidad emocional, sus relaciones familiares y sociales o el trabajo por causa de un impulso imposible de frenar”.

Dentro de la adicción al cibersexo existen dos tipos:

 * Adicción al cibersexo por chat: a través de conversaciones online de tipo sexual.

 * Adicción a la pornografía online: consumo de pornografía disponible en Internet.

 Teclear “sexo” en Internet 

Ni siquiera tenemos que pulsar las cuatro letras, basta con escribir la “s”, la “e” y por su puesto la característica “X”, para que nos salten a la pantalla mensajes de sexo gratis y vídeos porno.

Y los datos lo delatan: la palabra “sexo” es ingresada en los buscadores unos 5 millones de veces al día, según la página Hitwise.com.

Pero otro número aún más llamativo si cabe es que el 43% del contenido de Internet es sexo y pornografía. 30.000 personas están viendo pornografía cada segundo y el 25% de las búsquedas en la web son pornográficas.

El cibersexo, más común de lo que pensamos

“Es elevadísimo el porcentaje de personas que hacen uso de chats eróticos, en proporción similar en ambos sexos y/o pornografía en la red, con un amplio predominio masculino, ya que el varón se estimula más a través de la vista”, afirma Joan Mir Pizà.

Hablamos en este caso de un consumo controlado y reducido del cibersexo, que se practica en ocasiones por curiosidad y en otras para incrementar el motor de deseo en las parejas. Pero la adicción es muy diferente, va más allá, es un problema de salud.

La adicción al cibersexo afecta principalmente a clases socio-económicas medio-altas y como asegura el experto en sexología, “se instala más fácilmente en un cerebro adictivo y en una personalidad buscadora de sensaciones potentes. Es la adicción más negada por su rechazo social”.

“Cuando se escapa su control voluntario ya entramos en un trastorno psicopatológico, crónico y grave que se llama ciberadicción sexual. Los pacientes no son capaces de controlar sus impulsos y carecen de conciencia de problema. Con negación y autoengaño van agravando su cuadro”.

Qué te lleva a esta adicción 

El doctor Mir Pizá, durante su ponencia en Valencia, explicó los factores de riesgo por las que una persona, en mayor porcentaje un hombre, se convierte en un adicto al cibersexo:

 * Varones buscadores de sensaciones potentes.
 * Aislamiento social afectivo.
 * Historias de abusos sexuales en la infancia.
 * Déficit de habilidades sociales.
 * Baja autoestima.
 * Alta introversión.
 * Estados emocionales negativos.
 * Disfunciones sexuales.
 * Baja tolerancia a la frustración.

 ¿Cómo podemos saber que alguien padece este trastorno?

 * Aparecen cambios físicos: deterioro en el estado general, alteraciones en el ritmo de sueño, variación en el peso o cansancio.
 * Cambios en el estado de ánimo: ansiedad, tristeza, irritabilidad, impaciencia, aislamiento o intolerancia.
 * Cambios en los estudios o en el trabajo: disminución del rendimiento, retrasos, ausencias o conflictos.
 * Cambios en las relaciones familiares o sociales: discusiones frecuentes, desconfianza, secretismo o deterioro de las amistades.

 Otra de las cuestiones que seguramente nos planteemos es por qué hay personas que prefieren recurrir a este tipo de práctica sexual. Las razones son varias: el anonimato, la opción de encontrarlo de manera ilimitada, la privacidad, la accesibilidad y rapidez, la fácil interacción, el sexo sin riesgo o la ausencia de compromiso.

La vida de un adicto al cibersexo 

Su tiempo y su energía se esfuman con el cibersexo. Su vida gira alrededor de esta práctica, lo que el médico sexólogo denomina como “saliencia”. “Son personas adictivas, enfermas, con un trastorno del control de los impulsos que necesitan ayuda especializada”, asegura el doctor.

Su vida no es normal, apenas gozan de sus conductas sexuales y el cibersexo solo les alivia la tensión momentáneamente. Su vida personal sufre un deterioro progresivo y tienen un menor rendimiento laboral, arriesgándose al despido.

Abandonan sus amistades y se someten a un riesgo de infecciones de transmisión sexual cuando del ordenador se pasa a las citas en vivo. Puede ocasionar trastornos mentales: ansiedad, depresión, fobia social, trastornos de la personalidad o consumo de sustancias de abuso.

La mitad de los adictos al cibersexo tienen pareja. ¿cómo reacciona cuando se entera de que convive con un adicto al cibersexo? Los sentimientos son claros: decepción, sentimientos de culpa e inferioridad, baja autoestima, soledad y puede llevar a la separación.

El precio de la adicción al cibersexo

Las cifras que el director de Espai Terapèutic (Palma de Mallorca) acercó durante su ponencia en las Jornadas de Salud Sexual de SEMERGEN, revelan el precio de ser un adicto al cibersexo:

 * El 40% pierde a su pareja.
 * El 36% de las mujeres abortan.
 * El 27% tienen problemas laborales.
 * El 68% se arriesga a contagiarse con Enfermedades de Transmisión Sexual.
 * El 72% general ideas obsesivas suicidas y el 17% lo ha intentado.

 Fuente:lavanguardia.com

Adicción a los videojuegos

Al igual que internet, el consumo de videojuegos es algo que está a la orden del día. Los expertos coinciden en que si no se utilizan de manera moderada y responsable llegan a crear conductas de aislamiento que puede ser nocivas para la salud de los jugadores más jóvenes. Elia Ruiz y Ana María Carlós coinciden en que en un videojuego el menor toma sus propias decisiones, es capaz de cualquier cosa, obtiene una recompensa inmediata, nadie les impone unos límites. «El consumo de videojuegos tiene un alto potencial adictivo. Se pierde fácilmente la conciencia del tiempo», señala Ruiz. Uno de los principales problemas que conllevan es el peligro de «enganche» debido a la excitación que produce así como a la inmediatez de recompensa que hace que el joven pase horas y horas jugando, dejando de lado otras actividades, evadiendo las relaciones personales y la interacción cara a cara.

Perfil de los adictos

La mayoría de los pacientes que sufren adicción a videojuegos o Internet suelen ser jóvenes de entre 16 y 25 años. Son personas con personalidad frágil que en la mayoría de los casos han tenido una relación fría o violenta con sus padres. Presentan dificultad para relacionarse y nerviosismo, prefiriendo el anonimato a la hora de entramar una conversación. «Son personas que no controlan sus deseos, caprichosas, que no aceptan un no por respuesta», indica Ana María Carlós. Este tipo de jóvenes ven alterado su conducta y comportamiento, «sufren de irritabilidad, ansiedad, agresividad e insomnio», añade Elia Ruiz.

Ambas psicólogas comparten la misma opinión: para solucionar este tipo de problemas hay que evitar la separación y el aislamiento estableciendo unos límites de tiempo de menos de una hora de consumo de alguna de estas tecnologías. Además hay que hacer hincapié en la creación de una rutina para que el adicto no pase horas y horas conectado sin dormir. «El joven tiene que conocerse a sí mismo, afrontar la realidad», sentencia Carlós.

Fuente:laopiniondemalaga.es

La adicción a los videojuegos alivia la tensión de la vida real.

Si en medio de la oscuridad y el silencio de la noche, una persona está clavada en un videojuego, se la puede considerar adicta. Si en vez de cumplir sus responsabilidades diarias, la persona no deja de lado la plataforma de juego hasta cumplir con el objetivo, es posible que tenga un problema.

La adicción difiere del género, la consola y los accesorios del título. Para la psicóloga clínica Lorena Nieto, la fascinación por un título responde a la necesidad de combatir angustia y estrés. Al igual que una droga, dice Nieto, los videojuegos abren la posibilidad de escape del mundo real. Es un mecanismo de defensa contra la rutina.

MeriStation, un portal especializado en videojuegos, publicó el top 10 de los más adictivos en las últimas cuatro décadas. Los tres primeros títulos son: GTA, Counter Strike y Resident Evil. Estos videojuegos se caracterizan por su agresividad e impacto narrativo. Justamente por esto, son una buena excusa para la adicción. Nieto dice que cuando una persona se identifica con el personaje del título puede desfogar sus problemas en la historia del personaje.

Fernando Riofrío es apasionado por GTA. El jugador ecuatoriano, de 27 años, espera con ansias el estreno de la quinta versión del título. Él comenzó a jugar hace dos años y, aunque asegura que lo hace por gusto, revela que pasa más de dos horas al día frente a la pantalla. Cuando tiene algún disgusto, juega con más ganas porque al eliminar los enemigos en el título, desquita su rabia.

Obviamente que no siempre es así. Es común que Riofrío juegue PES con sus primos. En pleno torneo, es normal que entre ellos comenten sus habilidades futbolísticas de la vida real y se 'saquen en cara' algún triunfo especial que hayan tenido en los campeonatos jugados cerca de su casa.

Al igual que con Pacman y Super Mario World -también en la lista top- , la fascinación por este clásico de fútbol responde a la necesidad que tienen las personas de demostrar sus habilidades y destacarse frente a otras personas. La psicóloga clínica explica que los jugadores de estos títulos quieren visibilizarse. Por eso, qué mejor que siendo el héroe que combate a enemigos y libera a la princesa, como es el caso de Super Mario World.

La lista de los juegos más adictivos también incluye aplicaciones o juegos de origen móvil o de computadora como Snake de Nokia, Guitar Hero, Candy Crush y Tetris.

Aunque Adriana Cevallos dice que no fue adicta a Snake y tampoco lo es de Candy Crush, la jugadora, de 18 años, admite que en ocasiones deja de dormir por intentar pasar los niveles de Candy Crush en horas de la madrugada. Es más, una ocasión faltó a una hora de clases para intentar pasar el nivel 65 de la aplicación.

Nieto dice que en este tipo de aplicaciones, la adicción responde a la expectativa de ver qué hay en el siguiente nivel y la idea de competitividad. Al ser un juego de estrategia, los aficionados pueden compartir los resultados con sus amigos de Facebook. La adicción intenta demostrar el narcisismo.

Fuente:elcomercio.com

¿Crees que eres un adicto al móvil o al WhatsApp? Parece que sí

Todas las actividades que se realiza hacen que los usuarios miren de media su terminal 150 veces al día.

Los «smartphones» se han convertido en una herramienta de comunicación tan poderosa que somos prácticamente adictos a ellos. Miramos de media 150 veces al día nuestros móviles según un reciente estudio. Entre las cosas que hacemos principalmente cuando cogemos el teléfono destaca la mensajería, las llamadas de voz y mirar la hora.

No es raro observar cómo todos aquellos que disponen de un teléfono móvil miran la pantalla en un momento dado para revisar el correo, chatear con sus contactos, acceder a las redes sociales, realizar compras por internet o simplemente para escuchar música y disfrutar de las miles de aplicaciones que existen a día de hoy. Según el panel TomiAhonen Almanac, difundido por la división de marketing de Oracle eloqua, la actividad que más realizan las personas a la hora de revisar el móvil es para leer y responder a los mensajes con un número de 23 veces al día.

Seguido muy de cerca de las llamadas de voz y algo tan simple como mirar la hora, con 22 y 18 veces al día, respectivamente. Entre estos dos movimientos y el resto hay mucha diferencia. Para escuchar música o disfrutar de los juegos instalados en el terminal, los usuarios miran su teléfono alrededor de 13 veces al día. Sin embargo, acciones como leer los medios de comunicación, utilizar la cámara para hacer fotos y vídeos en momentos específicos y establecer la alarma se miran aproximadamente entre 8 y 9 veces al día.

El resto de cosas como responder por correo de voz o cargar el móvil se coloca como la cuarta actividad por detrás de la mensajería, las llamadas de voz y ver la hora con 14 veces al día. Leer las noticias del día o las últimas notificaciones, revisar el calendario, realizar búsquedas o acceder a una página web en concreto se colocan como las cosas que no tenemos tanto en cuenta cuando miramos nuestro móvil. Todas estas actividades hacen que los usuarios miren de media su terminal 150 veces al día.

Este mismo estudio asegura que los usuarios con «smartphone» son incapaces de estar sin él más de 6 minutos, lo que presenta una clara dependencia a estos terminales. Y todo esto sin contabilizar los mensajes de WhatsApp o Line o los «tuits» o «Me Gusta», de nuestras redes sociales. Es tal la dependencia que tenemos de los actuales dispositivos móviles, que Ahonen considera que ver el móvil más de 150 veces al día influye perjudicialmente en las relaciones personales.

Recientemente, Proyecto Hombre alertaba de que la crisis aumenta el consumo de droga en solitario por ansiedad y advertñia de la incipiente adicción a la mensajería instantánea como WhatsApp y al juego «online», una adicción tan potente como la droga. La organización ha detectado una adicción a las nuevas tecnologías, algo que la sociedad no detecta todavía como problema pero que está empezando a afectar principalmente a los más jóvenes, a quienes se han criado en su uso.

Fuente:abc.es

La dependencia emocional surge de una baja autoestima", según psicóloga

Una persona con dependencia emocional tiene que reforzar antes su baja autoestima para así poder superar su "adicción", como califica esta patología la psicóloga gerundense Silvia Congost, en una entrevista con Efe.

Autora del ensayo "Cuando amar demasiado es depender", la psicóloga considera que toda dependencia emocional está marcada por una infancia y adolescencia llena de reprobaciones, que han forjado una persona "muy vulnerable", a la que hay que reforzar prioritariamente su "yo".

Tras superar esta primera etapa, la experta aconseja a sus pacientes cortar por lo sano esta "relación tóxica" para que no les destroce la vida y para que no repitan esta experiencia en el futuro.

"Intento que mis pacientes comprendan que tienen una adicción, les hago de espejo para que se den cuenta del autoengaño que están padeciendo y les invito a que pongan distancia de por medio para poder superar el síndrome de abstinencia", explica Congost.

La psicóloga aprendió por experiencia cómo acabar con una relación de dependencia emocional y, pese a ejercer ya como profesional, se mantuvo atada a una "relación tóxica" durante cinco años, según confiesa.

"Yo ya trabajaba como psicóloga, pero no fui consciente de lo que me pasaba hasta escuchar en una conferencia al terapeuta argentino de ascendencia italiana Walter Riso; a partir de ahí entendí que yo sufría una adicción" reconoce.

Los consejos que les da a sus pacientes para superar su adicción pasan porque mantengan "contacto cero" con sus parejas, lo que significa un bloqueo total en las redes sociales y de los mensajes en móviles, whatsap incluido, así como evitar hablar de él con los conocidos, para que estas charlas no deriven en lo que denomina "un placer tóxico".

También les anima a aplicar la "teoría del cambio de pensamiento", cuando se piense en él/ella, evitar preguntar a amistades comunes algunos aspectos sobre su vida actual, así como redactar un listado con todos sus defectos.

Sobre la diferencia entre dependencia emocional y los malos tratos psicológicos, Congost resalta que "en la mayoría de los casos de malos tratos hay dependencia emocional, pero no toda dependencia emocional genera malos tratos".

"Existen malos tratos psicológicos cuando te faltan al respeto y es esa dependencia emocional la que te amilana y por la que acabas perdiendo la dignidad; porque es mentira que la gente quiera por querer, así, por las buenas", subraya la psicóloga.

Congost explica que hay dependencia emocional "cuando dejas de ser tu misma, cuando pierdes el control de tu propia vida y ligas el amor al sufrimiento; cuando tu vitalidad se apaga, tus ilusiones desaparecen y toda tu vida gira en torno a la otra persona".

Durante los cinco años que lleva tratando a pacientes con dependencia emocional como psicóloga especializada, Congost resalta que no ha visto diferencias entre el hombre y la mujer, ni entre clases sociales o niveles de estudios. "Hasta he visto a hombretones llorando como niños porque su pareja les abandonaba", reconoce.

En la actualidad ejerce como psicóloga en su consulta privada en Girona con adolescentes y adultos, y realiza sesiones virtuales a través de Skype "con los mismos buenos resultados que en las sesiones presenciales: una media de diez sesiones en tres meses", asegura.

Autora del blog y de la página web silviacongost.com, cuyo éxito ha propiciado el lanzamiento de su ensayo "Cuando amar demasiado es depender" (Paidós), asegura que, tras el proceso, "la persona sale fortalecida y no se involucra en otra relación de pareja si ve que no le conviene.

De todos modos, la psicóloga aconseja darse un tiempo antes de iniciar una nueva relación e, incluso recomienda "estar sola por un espacio de tiempo para ganar en fortaleza".

Fuente:elpais.com

jueves, 8 de agosto de 2013

El trastorno por estrés postraumático puede presentarse incluso meses después de haber vivido una tragedia.

El trastorno por estrés postraumático puede presentarse incluso meses después de haber vivido una tragedia, según ha asegurado el psiquiatra de Vigo y vocal de la Junta Directiva de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (AEPP), Manuel Arias Bal.

El experto se ha pronunciado así como consecuencia del accidente del tren de Santiago de Compostela, ocurrido el pasado miércoles y en el que murieron 80 personas y 130 resultaron heridas de diversa consideración, dado que, según los especialistas, se estima que durante los próximos meses presentarán este tipo de trastorno un "alto porcentaje" de supervivientes, familiares de víctimas, policías, vecinos del Barrio de Angrois de Santiago de Compostela, médicos y otros profesionales que han participado en el rescate y atención de las personas que han sobrevivido.

"Junto a síntomas inespecíficos, como ansiedad, cambios de humor, irritabilidad o insomnio pueden presentarse otros más característicos, como pesadillas repetidas, tener sentimientos relacionados con un futuro desolador o evitar tener contacto con cosas o situaciones que recuerden a la tragedia, que pueden ser reales, como pasar por el lugar donde tuvo lugar la tragedia, o evocadas, como por ejemplo evitar volver a montar en tren", ha comentado.

Por todo ello, la ASEPP ha puesto a disposición de la comunidad a todos sus profesionales con el fin de que les ofrezcan la atención sanitaria a los supervivientes, familiares y otras personas relacionadas con el accidente para ayudarles a superar este estrés postraumático.

De hecho, la ASEPP ha habilitado el teléfono '620 24 47 77' con el objetivo de que los afectados e interesados puedan llamar ponerse en contacto con el profesional de la Asociación más cercana. "Así, podemos completar y colaborar de forma solidaria con la labor de apoyo psicológico que están desarrollando los dispositivos sanitarios, puestos a disposición de todos los afectados por parte de las autoridades gallegas, desde el mismo día del accidente", ha comentado el vicepresidente de la Asociación, José Antonio López Rodríguez.

A esta iniciativa se han sumado psiquiatras de la ASEPP de Galicia, Andalucía, Madrid, Cataluña, País Vasco, Navarra, Comunidad Valenciana, Aragón, Murcia y Castilla-La Mancha.

Fuente:europapress.es

jueves, 1 de agosto de 2013

Las tragaperras podrían identificar al jugador para controlar la ludopatía

El Gobierno ha abierto la puerta a que las máquinas tragaperras cuenten con un sistema de identificación del jugador antes de iniciar el juego, como sistema de prevención y control frente a la ludopatía.

Así se desprende de una respuesta parlamentaria, recogida por Europa Press, y dirigida al diputado de UPyD, Toni Cantó, sobre el control de las apuestas en máquinas 'tipo B' o máquinas tragaperras.

Según denuncia el parlamentario de la formación magenta, dado el aumento de las casas de apuestas y máquinas de 'tipo B' que se está produciendo en la geografía española es "importante" analizar las estadísticas existentes relacionadas con el juego patológico.

"Los datos de la Memoria del Juego en España, facilitados por el Ministerio del Interior, muestran para el año 2010, que las cantidades apostadas en las 'máquinas B', ascienden a 11.338,69 millones de euros para el total de la geografía española. Los datos señalan que la cantidad perdida por los usuarios de este tipo de máquinas, en el mencionado año, asciende a 3.377,18 millones de euros", detalla el diputado, a falta de conocer los datos de 2011 y 2012.

Es más, precisa que el gasto real, es decir, las pérdidas de los usuarios, ha venido aumentando cada año en el periodo 2007-2010 en casi un 7 por ciento, mientras que las cantidades jugadas por los usuarios han disminuido algo más de un 10 por ciento.

"Estas variaciones se traducen en una mayor ganancia por parte de los proveedores de juegos al, estadísticamente, disminuir la probabilidad de premios por cantidad jugada", agrega.

Con todo ello, aunque el Gobierno insiste en que el juego presencial es competencia de las comunidades autónomas, encontrándose por tanto bajo su regulación, control y supervisión, dice que este tipo de máquinas en la actualidad no presentan medidas de protección hacia los posibles afectados y sería "técnicamente posible" que tuvieran un mecanismo de comprobación de la identidad del jugador antes de admitirle al juego.

De este modo, defiende que se podría comprobar que el mismo es mayor de edad, y que no está inscrito en el Registro general de Interdicciones de Acceso al Juego, o en cualquiera de los Registros análogos de las comunidades autónomas.

"Son los organismos reguladores del Juego de las comunidades autónomas los competentes para adoptar tal decisión", insiste el Gobierno.

Al mismo tiempo, asegura que la Dirección General de Ordenación del Juego del Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, conjuntamente con la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas y otras adicciones, ha lanzado la iniciativa de juego responsable, la cual tiene como objetivo el diseño y establecimiento de una estrategia sectorial conjunta de juego responsable, dirigida a paliar los riesgos que el juego puede entrañar para determinados colectivos sociales, como menores o personas con trastornos.

Fuente:europapress.es

¿Eres adicto al trabajo?

Los workaholics se vuelven dominantes, controladores y tienen efectos sociales y físicos importantes. Si es tu caso, entonces tienes un padecimiento.

Ser trabajador es una virtud, pero serlo en exceso y tener un elevado compromiso con la organización y con el puesto, puede tener efectos negativos y dar lugar a la adicción al trabajo, lo que conlleva un riesgo para la salud física y psicológica de la persona.

Si bien es cierto que hay jornadas laborales estresantes y durante las cuales se debe ser lo más efectivo posible, la adicción al trabajo supone un grado mayor de involucramiento con el empleo.

Se define como la implicación excesiva y progresiva de la persona en su actividad laboral, sin control ni límite, y abandono de actividades que antes realizaba. Este exceso no se explica por necesidades laborales objetivas, sino por necesidad psicológica de la persona.

Los adictos al trabajo son aquellos trabajadores que, de forma gradual, pierden estabilidad emocional y se convierten en adictos al control y al poder, en un intento por lograr el éxito. Y es que la adicción no termina cuando acaba la jornada laboral, sino que resulta una característica usual que los adictos se lleven trabajo a casa, trabajen los fines de semana, durante las vacaciones e incluso estando enfermos.

¿Cómo reconocer a un adicto al trabajo? 

Las personas adictas al trabajo tienen algunos rasgos comunes como:

1.- La necesidad de reconocimiento social de su trabajo.

2.- Son perfeccionistas y con baja autoestima. No les gusta trabajar en equipo, prefieren trabajar solos.

3.- Anhelan tener poder aunque su motivación no es sólo esa. La mayoría de los adictos al trabajo son personas con un puesto de responsabilidad y con posibilidades de ascenso.

Pero, también los hay que no tienen un cargo de gran nivel ni oportunidades para mejorar o cambiar de situación. En general, podemos decir que utilizan el trabajo como refugio para escapar de otros problemas.

4.- Son narcisistas, cuando alcanzan puestos con poder se deshumanizan, no tienen en cuenta los sentimientos de los demás o el compañerismo a la hora de trabajar y esperan que sus subordinados cumplan un horario laboral similar al de ellos. Son muy exigentes con ellos mismos y con los demás.

La adicción al trabajo genera consecuencias negativas en la vida familiar, ya que conduce al aislamiento, al divorcio y a la destrucción de la convivencia familiar.

También pueden desarrollar problemas de salud como enfermedades cardiovasculares, gástricas, hipertensión, musculares y ansiedad. Además pueden consumir sustancias tóxicas para aumentar el rendimiento laboral y superar el cansancio y la necesidad de dormir.

Todo trabajador tiene que tener en cuenta que: 

Hay una gran cantidad de cosas para disfrutar, no sólo el trabajo.

En las tareas laborales es importante y necesario delegar.

La jornada laboral es de ocho horas.

El trabajo para realizar en casa debe ser la excepción.

Si manifiestas estos síntomas debes saber que la manera en la que se aborda desde la psicoterapia ocupa el mismo esquema que cualquier otra adicción, para recobrar el equilibrio laboral y personal en la vida de la persona.

¿Eres o conoces a algún adicto al trabajo?

Fuente: altonivel.com

Psicólogo español advierte del riesgo de adicción que generan las redes sociales

Enrique Echeburúa visitó Chile esta semana para participar en seminarios sobre adicción a internet y ludopatía. Afirma que es necesario un trabajo de padres y educadores en la infancia.

Aunque las redes sociales, internet y las nuevas tecnologías en general tienen efectos positivos en varios ámbitos, pueden generar altos grados de adicción y dependencia. Esa es la teoría que presenta el psicólogo español Enrique Echeburúa, quien visitó nuestro país esta semana para exponer sobre la adicción a la tecnología y la ludopatía, en seminarios organizados por la red Al Sur de Nosotros.

"Las nuevas tecnologías son fantásticas, no se trata de demonizar lo que son. Nos facilitan la vida, pero de todo se puede hacer un mal uso. Tenemos que marcar límites. Pasa lo mismo con un auto. Si conducimos bajo los efectos del alcohol o a 300 kilómetros por hora, estamos haciendo un mal uso de él", explica Echeburúa.

El psicólogo explica que existen distintos tipos de adicción: a internet, a las redes sociales, a los servicios de mensajería como WhatsApp. Pero todos se basan en la necesidad de estar constantemente conectado.

"Un adolescente que en la noche se queda navegando hasta tarde y al acostarse no apaga el teléfono o lo pone en silencio, sino que lo deja vibrando y lo pone debajo de la almohada para sentir cualquier mensaje que le llega, eso es un mal uso que puede denotar adicción", indica.

La habilidad tecnológica y el conocimiento que tienen de los nuevos productos hacen que el segmento juvenil sea el que tiene más riesgo de caer. Por ello es necesario el trabajo de padres y educadores desde una edad temprana. "Tiene que haber programas en la escuela que enseñen a los niños a usar estas nuevas tecnologías y los padres tienen que estar atentos. No pueden ser ignorantes de lo que hacen sus niños y adolescentes cuando se encierran en la pieza a navegar por internet. No sabemos qué objetivo tienen cuando lo hacen".

En este mismo sentido, Echeburúa advierte que hay que limitar la exposición que tienen los niños menores a este tipo de tecnologías. En vez de comprarles un tablet, que usen el de los padres para jugar de vez en cuando. "Los niños no tienen porqué tener un smartphone o un iPad. Pueden tener un teléfono básico, para comunicarse con sus padres, pero no necesitan un smartphone a esas edades. Hay que regular para no darles acceso a una tecnología demasiado potente para ellos. No le podemos dar un auto de última generación a un niño. La potencia de la tecnología debe estar en relación a la edad y el grado de madurez del menor", explica el psicólogo.

Aprender a desconectarse

Otro ámbito que se ha visto ampliamente afectado por la tecnología, según Echeburúa, es el del trabajo. Si hace algunos años la idea de llevarse trabajo a la casa no era común, hoy muchos jefes esperan que sus empleados estén disponibles 24 horas al día a través del correo o incluso servicios de mensajería. "Las personas están constantemente localizadas. Fuera del trabajo están localizadas, durante el fin de semana están localizadas, incluso fuera de su país. Es necesario tener una disciplina clara parar separar la vida laboral de la personal", advierte el español.

El problema es que si bien uno puede establecerse límites propios, eso no significa que el sistema corporativo los vaya a respetar. Echeburúa reconoce que esto puede pasar, pero indica que la mejor solución es fijar límites desde el principio, para evitar malentendidos. "Hay que establecer las reglas del juego porque si no entramos en una dinámica patológica todos. Si el ambiente es insano, no podemos justificarlo para no desmerecer el conjunto".

"Se abusa innecesariamente del término urgente. La mayor parte de las cosas no son urgentes. Hay excepciones, y una persona puede hacer la mayoría de las cosas en su jornada de ocho horas. Para el bienestar emocional de una persona, tiene que ser consciente de qué pertenece a su vida personal y cuándo ésta empieza. Hay que encontrar ese punto de equilibrio e imponerlo", concluye.

Fuente:emol.com