miércoles, 28 de agosto de 2013

Vigorexia, el lado oscuro de buscar el cuerpo perfecto

La decisión de acudir al gimnasio regularmente para mantenerse activo y en buena condición física es una actitud que generalmente la sociedad aplaude y los médicos lo recomiendan. Tener un cuerpo atlético, principalmente para los hombres, significa además ganar una alta dosis de autoestima y confianza, de acuerdo con especialistas en la materia.

Hasta ahí todo está bien, sin embargo, cuando realizar ejercicio se convierte en una necesidad, puede tratarse de una enfermedad mental: vigorexia.

Este problema de tipo psicológico se manifiesta en las personas obsesionadas con su apariencia física, que buscan la aceptación social por medio de pasar horas y horas en el gimnasio, situación que no es identificada ni aceptada por los que lo padecen.

Brenda Ibarra, especialista en el área de psicología de Servicios de Salud de Chihuahua Jurisdicción Sanitaria II, explicó que esa condición es producida en parte por las exigencias sociales sobre la apariencia física o por traumas de tiempo pasado. Aunque también puede tener su origen en el convencimiento de que el ejercicio es indispensable para estar sano.

“Cuando la vida de la persona se determina por el ejercicio, se puede detectar que está fuera de lo normal mentalmente e inmersa en un problema emocional”, comentó Ibarra.

En relación con lo emotivo del padecimiento, dijo que es comparativo a la anorexia y la bulimia, problemas de salud que se reflejan comúnmente en las mujeres, y en el caso de la vigorexia, la especialista señaló que predomina en los hombres.

La disfunción social es uno de los efectos provocados por la vigorexia, debido a la escasez de convivencia familiar y con amigos como consecuencia de las incontables horas que el vigoréxico permanece en el gimnasio.

“No existe solución interpersonal, la persona no se percata de su situación hasta que sus seres queridos lo comienzan a notar”, añadió.

La psicóloga explicó que los físicoculturistas se pueden catalogar dentro de esta enfermedad psicológica, ya que de manera compulsiva hacen lo posible por conseguir un cuerpo musculoso, así como un intento por demostrar mayor masculinidad que el común de los hombres.

Los hombres y mujeres que padecen vigorexia son aceptados en sociedad, ya que son vistos por la gente como personas saludables. Sin embargo la realidad es otra, pues se trata de una tergiversación de la idea del esfuerzo físico, porque lo realizan con exceso, aclaró la especialista.

“Los vigoréxicos son halagados en su entorno al lucir un cuerpo escultural y saludable como parámetro social, pero la gente desconoce la situación emocional del afectado”, dijo.

Ibarra explicó que lo anterior provoca confusión en los que sufren vigorexia, al solapar su discrepancia mental con la imagen social, y viven con una imagen distorsionada de ellos mismos.

Para Salvador Suárez, instructor de físicoculturismo con 25 años de experiencia, la vigorexia es un tabú en las personas que hacen pesas, ya que no se puede generalizar por los métodos de preparación.

El instructor remarcó que las personas que practican físicoculturismo de manera adecuada, mantienen dietas, horarios, así como rutinas para organizar su formación atlética correctamente.

Suárez identifica a los vigoréxicos como personas que se introducen químicos en el cuerpo para desarrollar volumen corporal más rápido, al igual que cirugías y un excesivo consumo de suplementos vitamínicos.

“Esas prácticas, que incluso son consideradas ilegales en algunos casos, pueden provocar severas crisis emocionales que pueden afectar a terceros por medio de actos violentos” dijo.

Como efecto de la vigorexia en los que no consumen drogas o suplementos dietéticos, el hambre es lo único que se presenta, “A las personas les da más hambre y cambian sus hábitos alimenticios”, mencionó el entrenador.

Dijo que alrededor del 2 por ciento de los clientes que ingresan al gimnasio lo hacen con la intención de desarrollar su físico en el ámbito de las competencias, y el resto con intenciones de llevar una vida saludable solamente, explicó Salvador.

En la actualidad no se cuenta con registros sobre esta enfermedad, por la mínima existencia de tratamientos, declaró Brenda Ibarra.

Explicó que un tratamiento integral es la única manera de curación para quienes presentan esta condición de salud, ya que son sometidos a análisis físicos, sesiones terapéuticas, educación psicológica, entre otros.

Se recomienda a los familiares de los afectados acudir a centros de salud para tratar dicho padecimiento, con el objetivo de evitar síntomas extraordinarios que expongan la salud de los directamente afectados y de sus seres queridos.

Fuente:diario.mx

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