jueves, 20 de noviembre de 2014

Ludopatía y apuestas online: Crecen los jóvenes enganchados

El número de ludópatas en nuestro país ya supera el millón y medio, según cifras de FEJAR, y este fenómeno cada vez es más frecuente entre los jóvenes gracias a la facilidad de acceder a juegos y apuestas online. De hecho, el juego online se ha convertido en la segunda causa de ludopatía más frecuente en España, por detrás de las máquinas 'tragaperras'.


La ludopatía es un grave problema en nuestra sociedad que, lejos de resolverse, sigue creciendo año tras año, principalmente gracias a internet. Pero no solo ha cambiado la manera de 'engancharse' al juego, sino que la edad de los ludópatas también ha descendido.

Según cifras de la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados, actualmente hay un millón y medio de ludópatas en nuestro país. En los últimos años el problema se está haciendo creciente, especialmente desde que el juego online se legalizara en España a finales del año 2011.

En apenas tres años, el juego online se ha convertido en la segunda causa de ludopatía más frecuente en nuestro país, por detrás de las máquinas tragaperras, según FEJAR. Además, los más afectados han pasado a ser los jóvenes.

LOS LUDÓPATAS SON CADA VEZ MÁS JÓVENES

Estefanía Gómez, terapeuta especialista en adicciones en Aytera (Apoyo Terapéutico Aragón) señala que cada vez es necesario atender a más jóvenes enganchados al juego o las apuestas online, lo cual es "terrible".

Las casas de apuestas deportivas también han supuesto una gran atracción para los más jóvenes. "Tenemos a críos de 18 o 19 años que ya tiene problemas de juego", señala Estefanía Gómez. Además, la terapeuta denuncia que en muchos de estos centros dejan entrar a los clientes incluso teniendo las autoprohibiciones (uno de los primeros pasos en el tratamiento de la ludopatía). "Les dejan pasar solo por el mero hecho de que en la puerta les conocen porque llevan un tiempo jugando allí, y ya no les piden ni el carnet".

El auge de los juegos online y de las apuestas ha hecho que los problemas de ludopatía comiencen cada vez a edades más tempranas. Pero, ¿quiénes son los jóvenes más propensos a caer en este tipo de adicción? "Suelen ser chicos con fracaso escolar, que por ejemplo se meten en las casa de apuestas en lugar de ir al colegio. También se da en jóvenes con problemas familiares o con dificultades para relacionarse con los demás", asegura Estefanía Gómez.

La terapeuta de Aytera explica que parte de la raíz de los problemas con el juego vienen porque actualmente "damos a los niños móviles desde pequeñitos, y les enseñamos a aislarse de la sociedad y a no aprender a hacer cosas creativas". Asegura que cada vez se encuentran más adolescentes a los que "empiezan a estar solos y les cuesta relacionarse con los demás y ser participativos", por lo que es más fácil que desarrollen problemas como la ludopatía.

EL PELIGRO DE LOS JUEGOS Y LAS APUESTAS ONLINE

Aunque este tipo de adicción cada vez sea más frecuente entre los jóvenes, el 'boom' de las páginas de juego y apuestas por internet está bastante extendido. Además, Estefanía Gómez señala que "el fenómeno de las páginas online anunciadas por rostros conocidos como Belén Esteban o Rafa Nadal hacen mucho daño".

Otro de los problemas de las apuestas y los juegos online como el bingo es que puedes caer "porque es muy fácil y además no tienes que salir de casa. El factor de que solo con una tarjeta de crédito, propia o de la familia, puedas jugar y apostar está haciendo mucho daño en estos momentos".

Otro fenómeno al que apunta la terapeuta Estefanía Gómez es que "hasta de juegos que parecen inofensivos como el Candy Crush también se pueden hacer apuestas y están empezando a ser problemáticos".

LAS CAUSAS Y LOS SÍNTOMAS DE LA LUDOPATÍA

La ludopatía tiene muchos puntos en común con cualquier otro tipo de adicción. Como señala la terapeuta de Aytera, "en el fondo siempre hay una baja autoestima, problemas de soledad y un no saber afrontar bien los problemas". Pero, los síntomas de la ludopatía no hacen tanto ruido y "puede disimularse más fácilmente que otros otras adicciones como la drogodependencia". Sin embargo, aunque los síntomas de la ludopatía no sean físicos la situación termina por explotar y casi siempre son los familiares o la pareja de la persona afectada los primeros en detectar que hay un problema.

"Suelen ser personas que empiezan jugando muy poco dinero pero acaban gastando grandes cantidades. Entonces la familia suele descubrir que tienen un descubierto en el banco, o les llega una carta de un crédito que no sabían que habían pedido", asegura Estefanía Gómez.

Las personas que se convierten en ludópatas suele ser "gente con fracasos personales y emocionales, y con baja autoestima", pero también "gente aburrida o carente de actividades sociales". En cualquier caso, cuando comienzan a tener problemas con el juego sus relaciones con los demás siempre se ven afectadas: "están más agobiados, nerviosos e irascibles", además, "entran en una rueda de mentiras que les hace sentirse cada vez peor y volverse más agresivos", aclara la terapeuta.

Hoy se celebra el Día Mundial Sin Juegos de Azar ya que, la ludopatía, al igual que otras adicciones se puede tratar y superar. Estefanía Gómez asegura que en el tratamiento son muy importantes "las reuniones con la familia y con el entorno del ludópata, para ver de dónde vienen sus problemas, ya que la ludopatía solo es la punta del iceberg". Además al ludópata se le marcan unas pautas, entra las que destaca la "autoprohibición para entrar en casinos, bingos, casas de apuestas o juegos por internet". Las terapias tanto individuales como grupales también son fundamentales, ya que, "el problema no se cura solo, igual que con cualquier otra adicción", explica Estefanía Gómez.

Fuente:que.es

Fobia social: el miedo a la gente se cura con fármacos o terapia

El afectado sufre miedo y desarrolla ansiedad ante los desconocidos, frente al sexo opuesto, a hablar en público, a expresar el malestar y a hacer el ridículo.



Fobia social. Se define como el temor a relacionarse con los demás, incluyendo el miedo a ser evaluado por los otros, en cualquier situación social. Las hipótesis actuales apuntan a un mayor riesgo en los niños pequeños con conductas inhibitorias y a su desarrollo durante los años de la adolescencia, en los que las relaciones sociales cobran especial importancia.

Los criterios o síntomas que establece para su diagnóstico el manual de referencia de los trastornos psiquiátricos (DSM-V) son el temor a la interaccion social, sufrir ansiedad grave, evitar las situaciones sociales, sufrir deterioro en algún área importante o varias de la vida y que estos temores no se atribuyan a otro trastorno o enfermedad médica.

Según explica Vicente Caballo, investigador y catedrático de Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad de Granada, los datos apuntan que el trastorno podría estar presente en hasta un 6% o 7% de la población. El diagnóstico de los casos es más reducido ya que, entre otros aspectos, estas personas temen el hecho mismo de acudir a consulta con un médico o psicólogo desconocido.

"Muchos de ellos acuden a consulta tras muchos años, incluso tras 12 o 14 años sufriendo el problema, cuando toda su vida está organizada alrededor de la fobia. Acuden entonces forzados por algún familiar o cuando ya no aguantan más", señala Caballo que hace especial énfasis en que el tratamiento de la patología es más fácil y eficaz de lo que en principio pudieran creer quienes la padecen.

CINCO DIMENSIONES

Se considera que en la estructura básica de la fobia social existen cinco dimensiones en las que la persona sufre miedo y desarrolla ansiedad: ante los desconocidos, frente al sexo opuesto, a hablar en público, a expresar el malestar (falta de asertividad) y a hacer el ridículo o a quedar en evidencia.

Los investigadores del equipo de Caballo llevan más de 10 años estudiando la fobia social junto a colegas de Portugal y de 18 países latinoamericanos a través de más de 150 equipos de investigación que han estudiado a más de 50.000 personas de la población general y a 700 pacientes diagnosticados de fobia social.

En cuanto a aquellas personas bajo un mayor riesgo, los estudios señalan que el trastorno puede comenzar en los primeros años de vida en aquellos niños con un temperamento de inhibición conductual que muestran comportamientos como asustarse con facilidad ante situaciones nuevas o incluso juguetes, los que lloran en mayor medida sin justificación aparente o que presentan más miedo ante los extraños

"Son niños más propensos a sufrir fobia social en la adolescencia y vida adulta y si, además, en estos primeros años de vida sus padres les sobreprotegen esto les dificulta superar estos miedos", señala Caballo.

Si a esto se une que estos niños más vulnerables puedan pasar por algún tipo de trauma social como burlas de los compañeros de clase o incluso acoso escolar, las posibilidades de tener fobia social en la vida adulta aumentan.

La adolescencia es la época de la vida más importante para el establecimiento de las relaciones sociales ya que la esfera social toma más importancia, comienzan las relaciones con el sexo opuesto y los amigos, el grupo, toma más fuerza.

El 30% de los menores comienza con la fobia antes de los 10 años y el resto en la adolescencia. "Es muy raro que sin antecedentes un adulto desarrolle fobia social a no ser que haya pasado por algún trauma social muy grave", aclara Caballo.

TERAPIA COGNITIVA-CONDUCTUAL

El tratamiento puede venir de la mano de los ansiolíticos recetados desde la psiquiatría o bien el uso de la terapia psicológica cognitivo-conductual que es la que está dando mejores resultados.

"Ambos métodos tienen ventajas, ya que los fármacos suponen una opción fácil y rápida aunque ligada a posibles efectos secundarios y a su uso crónico. La terapia cognitivo conductual supone un trabajo que hay que seguir en casa después de trabajar en la consulta aunque tiene resultados duraderos y supone no depender de los fármacos", señala Caballo.

En las sesiones de terapia cognitivo-conductual se trabaja la relajación para controlar la ansiedad, se realiza un entrenamiento en habilidades sociales para dotar de herramientas a la persona a la hora de relacionarse con los otros y se ensayan situaciones difíciles de interacción social en un ambiente seguro para el paciente que luego tendrá que poner en práctica en su día a día.

Según explica Caballo, la terapia se muestra eficaz, el pronóstico es muy favorable y en varios meses se consiguen buenos resultados y tras varias sesiones los jóvenes suelen engancharse al encontrarse mejor. Lo mismo sucede con los adultos, "lo importante es pedir ayuda e intentarlo", apunta el investigador.

Fuente:valenciaplaza.com

Lavarse las manos... ¿higiene o trastorno obsesivo compulsivo?

-Esta enfermedad mental afecta a casi el 3% de la población.

-Conoce cómo puedes identificar un trastorno obsesivo compulsivo.


El trastorno obsesivo compulsivo (TOC) es una enfermedad mental que afecta a casi un 3% de la población mundial y es considerada uno de los 5 trastornos más incapacitantes para una persona. Provoca que, situaciones habituales como comer en la calle o emplear bandejas de plástico reutilizadas, se conviertan en fuente de estrés y sufrimiento relacionado, por ejemplo, con la higiene. Los trastornos obsesivos compulsivos en la calle suelen identificarse como manías.

Los trastornos obsesivos compulsivos en la calle suelen identificarse como manías. Hoy se celebra el día mundial del lavado de manos, y precisamente esa costumbre, si se lleva al extremo, puede convertirse en un trastorno obsesivo compulsivo (TOC)

¿Cómo puedo identificarlo en mi o en otros?

Dedicas más de 1 hora al día a lavarte las manos.

Tienes heridas en las manos. Si te lavas muchas veces, provocas una alteración del pH de la piel y facilitas la aparición de heridas.

Reconoces que tus pensamientos sobre la higiene son excesivos e irracionales.

Afecta a tu rutina diaria, tu vida social y laboral.

El motivo por el que te lavas las manos no responde a una necesidad objetiva, sino a reducir tu malestar.

Las "manías" que comportan un TOC pueden producirse en otras actividades diarias como comprobar(pestillos, puertas, ventanas o electrodomésticos, acumular objetos, excesivo gusto por la simetría, necesidad de mantener todo en un orden estricto o con una limpieza extrema y otras posibilidades.

Esta patología afecta a casi un 3% de la población mundial y es considerada uno de los 5 trastornos más incapacitantes para una persona. Provoca que, situaciones habituales como comer en la calle o emplear bandejas de plástico reutilizadas, se conviertan en fuente de estrés y sufrimiento relacionado, por ejemplo, con la higiene.

La agencia americana de salud tiene claro donde está el límite: antes y después de preparar comidas, tratar con enfermos, sacar la basura, limpiar a un niño pequeño y tocar a una mascota. A partir de ahí -señalan- es necesario aplicar el sentido común.

Fuente:cuatro.com

Más de la mitad de los pacientes con esquizofrenia no reciben la atención que necesitan

-La esquizofrenia afecta a más de 21 millones de personas en todo el mundo.

-En los países en desarrollo vive el 90% de estos pacientes no tratados.

-Afecta a 12 millones de hombres y a 9 millones de mujeres.


La esquizofrenia se caracteriza por distorsiones en el pensamiento, la percepción, las emociones, el lenguaje y la conducta. Todo ello hace que mucho afectados escuchen voces y sufran delirios. Este trastorno mental grave afecta a más de 21 millones de personas en todo el mundo, pero más de la mitad no están recibiendo la atención ni el tratamiento que necesitan.

Lo denuncia la Organización Mundial de la Salud (OMS), que recuerda que se trata de una enfermedad "tratable" mediante medicamentos y apoyo psicosocial que, sin embargo, no reciben la mayoría de estos afectados. En especial en los países en desarrollo, donde viven el 90% de estos pacientes no tratados.

Más común entre los hombres (12 millones de casos, frente a los 9 millones en mujeres), la esquizofrenia se asocia con una "considerable discapacidad y pueda afectar al rendimiento educativo y ocupacional". Una situación, según insiste la OMS, que hace que "el estigma, la discriminación y la violación de los derechos humanos sea común en estas personas".

 La desatención de estos pacientes está provocada por la falta de acceso a servicios de salud mental, al tiempo que estas personas también tienen menos probabilidades de recibir atención que la población general. Además, la OMS defiende la necesidad de ampliar y acelerar los esfuerzos para transferir la atención de las instituciones de salud mental a la Atención Primaria, y reconoce que el apoyo y compromiso de familiares y amigos también es "muy importante" para estos pacientes.

De hecho, muchos de los programas piloto que han puesto en marcha varios países en desarrollo (como Etiopía, Guinea-Bissau, India, Irán, Pakistán, Tanzania) han apostado por prestar atención a personas con enfermedades mentales graves a través de la Atención Primaria, mediante la formación de personal, el acceso a medicamentos esenciales, el apoyo a familias y cuidadores, entre otros aspectos.

La OMS recuerda que los afectados por la esquizofrenia suelen tener entre 2 y 2,5 más probabilidades de morir de forma prematura que la población general, al tiempo que también son más propensos a sufrir más enfermedades cardiovasculares, metabólicas o infecciosas.

Por ejemplo, la prevalencia de la diabetes en personas con esquizofrenia es 2-3 veces mayor que la población general, debido al estilo de vida y que el tratamiento antipsicótico que tienen muchos pacientes puede provocar un aumento de peso.

Un trastorno de origen no aclarado

Pero no hay una sola esquizofrenia. Del mismo modo que no existe el autismo sino el espectro autista, hay hasta ocho esquizofrenias genéticamente distintas, cada una con su propio conjunto de síntomas.

Sobre las causas de la aparición de la esquizofrenia, la OMS reconoce que por el momento las investigaciones realizadas no apuntan a un único factor, sino a una interacción entre alteraciones genéticas y una amplia gama de factores ambientales.

Entre estos factores ambientales estarían la exposición temprana a ciertas infecciones, la desnutrición durante el embarazo y la infancia o problemas durante el parto. Asimismo, también pueden afectar factores psicosociales como la inmigración, traumas psicológicos y el estrés.

Fuente:20minutos.es

Esclavos del músculo

-Obsesionados con el cuerpo perfecto, llevan su cuerpo al límite con tal de conseguirlo

-El consumo de anabolizantes para supermuscularse conlleva graves problemas de salud

Mide 1,84, pesa 80 kilos y sólo tiene 18 años. Jorge Ruiz lleva apuntado al gimnasio desde los 16 y dedica a la actividad deportiva (practica, además, kickboxing) más de dos horas al día. «Si tú te ves grande y fuerte, estás contento contigo mismo y, además, impones respeto», asegura Jorge. Diego también se toma muy en serio su imagen y, por la dieta, se levanta cada mañana a las 6 para comerse un kilo de pollo a la plancha.

La idea de basar la autoestima en la musculatura se asocia a una patología conocida como vigorexia. Aún no está reconocida de forma oficial, por lo que no se diagnostica ni existen programas de ayuda. Los que la padecen tienen una serie de síntomas comunes, aunque no es necesario que los reúnan todos.

«Los vigoréxicos son mayoritariamente varones jóvenes, entre los 13 y 25 años aproximadamente, que se caracterizan por una búsqueda obsesiva del cuerpo musculado», asegura María Isabel Casado, psicóloga clínica de la Universidad Complutense de Madrid. Para ella, los síntomas más representativos son «una obsesión por el físico que les lleva a estar siempre hablando y pensando sobre el tema, la enorme cantidad de horas dedicadas al gimnasio y una alimentación obsesiva que les ayude a conseguir siempre un mejor cuerpo».

Esta patología comparte síntomas con otras, como la anorexia o la bulimia, como por ejemplo la imagen distorsionada de sí mismos. En el caso de los vigoréxicos, se ven siempre débiles, lo que les lleva a convertirse en adictos al ejercicio físico para suplir esa carencia. «Les ocurre algo parecido a lo que les pasa a las personas con anorexia, que siempre se ven gordas. En este caso, por muy musculados que estén nunca se dan por satisfechos y quieren más y más», diagnostica Casado.

«Al principio no le daba tanta importancia al físico como ahora, pero a veces me miro al espejo y pienso que soy un flaco», cuenta Jorge. Precisamente, esa idea de complejo desde la infancia proviene del prototipo de hombre musculoso que reciben los niños desde muy pequeños. El madelman y el superhéroe han sufrido una transformación a lo largo de los años que les ha ido supermusculando, marcando así el canon de belleza masculino en las sociedades modernas.

«Yo desde pequeño siempre quise tener un cuerpo musculoso como el de los superhéroes. Era un niño gordo y cuando por fin me dejaron meterme al gimnasio lo cogí con ganas», cuenta Ángel López, que aspira a convertirse en militar en el futuro. Si no lo consigue, se dedicará a la preparación deportiva y a la suplementación, áreas en las que tiene varios títulos, además de a la competición en certámenes de musculación. Eso sí, tiene claro que logrará su modelo de cuerpo ideal de forma natural, sin utilizar químicos.

Pero hay quien no lo tiene tan claro. Cristian (nombre ficticio porque el protagonista no quiere identificarse) tiene 21 años, mide 1,76 y antes de meterse al gimnasio pesaba 57 kilos. Tras cinco años, su peso actual es de 102. Esta transformación es imposible sin que medie la química. «He tomado anabolizantes de todo tipo, inyectables y orales, y la verdad que son una gran ayuda. El cuerpo al que yo aspiro no se puede conseguir de manera natural», cuenta Cristian, que además ha ganado varios concursos de culturismo pese a su corta edad.

Los esteroides anabolizantes son sustancias que reducen la grasa corporal y aumentan la masa muscular. Pero, a cambio, entrañan graves peligros para la salud de quien los consume. En España sólo es legal adquirirlos con receta médica y en casos muy excepcionales. Suelen recetarse cuando una persona ha salido de una operación tras la que no se ha movido durante mucho tiempo y tiene que ganar masa muscular rápidamente.

Aun así, lo cierto es que son muy fáciles de conseguir para quienes deseen adquirirlos. Tanto por internet (este diario lo intentó y no tardó ni cinco minutos), como en los propios gimnasios donde es común el tráfico de estas sustancias.

Ángel López, por ejemplo, cuenta cómo desde muy temprano algunos compañeros de su gimnasio le ofrecieron tomar anabolizantes a cambio de unirse a un grupo de competición de culturismo. «Vieron futuro en mí, pero yo de momento sólo quiero alcanzar los límites de mi cuerpo de forma natural», asegura el joven preparador físico.

Jorge, sin embargo, sí que se plantea el uso de sustancias anabolizantes en el futuro:«Me lo he planteado porque el físico que yo quiero no se puede conseguir naturalmente. La verdad es que no creo que sean tan malos para mí».

La química, un riesgo

Sin embargo, el presidente de la Federación Española de Medicina del Deporte (Femede), Pedro Manonelles, no está de acuerdo:«El consumo de este tipo de sustancias, especialmente en jóvenes, tiene efectos muy adversos: cáncer de varios tipos, sufrimiento del hígado, mortalidad cardiovascular, alteración del metabolismo, fallos multiorgánicos... además de que tienen efectos adictivos como las drogas de abuso y alteran la fertilidad y la libido».

Desde el departamento de urgencias del hospital madrileño de La Paz, advierten que durante el último año han recibido el doble de casos de jóvenes con fallos hepáticos por consumo de anabolizantes con otras sustancias añadidas.

«Es increíble que nos vengan jóvenes de entre 18 y 24 años con este tipo de patologías que pueden conducirles a necesitar un trasplante de hígado e incluso a la muerte», asegura Alberto Borobia, médico de la unidad toxicológica del hospital. Es más, la hipertrofia que producen no sólo se refleja en un bíceps o un pecho más grande, sino también en la expansión del corazón, que puede llevar a fallos cardiacos.

Quienes padecen vigorexia tienen dependencia de asistir al gimnasio y practicar deporte en general. «Me gusta entrenar y si no voy, me encuentro más deprimido. El dolor de entrenar me hace sentir bien», asegura Ángel.

En una línea parecida va Marina García, de 17 años recién cumplidos, que cuenta cómo es para ella no ir al gimnasio: «El día que falto me miro al espejo y me cabreo. Me noto las piernas flácidas y horribles y por eso procuro evitar mirarme en ellos porque sé que no me va a gustar». Marina dice no saber cuánto tiempo pasa al día en el gimnasio -una hora y media mínimo-, y si por ella fuera, «iría todos los días de la semana, pero siempre pasa algo y tengo que perderme uno o dos».

A pesar de que no se plantean abandonar su estilo de vida, las personas que padecen vigorexia reconocen que esto puede convertirse en un problema para ellas en el futuro. «Me he planteado que cuando llegue a mi límite natural, esto pueda llevarme a hacer una tontería y al final se convierta en un problema de verdad. Ahora mismo no, pero quizá me cambie la mentalidad y quiera ser un gorila», confiesa Ángel. De forma parecida piensa Jorge, quien se muestra preocupado: «Mi mentalidad cada vez es de querer más y más y la verdad es que no sé a dónde me va a llevar».

Traficantes de una obsesión

Los esteroides anabolizantes están prohibidos sin prescripción médica justificada. ¿Cómo acceden a ellos entonces estos jóvenes? En la mayoría de los gimnasios, el tráfico de este tipo de sustancias es común. Jorge Ruiz, por ejemplo, cuenta que para él será muy fácil hacerse con ellas cuando quiera empezar a supermuscularse porque «en el barrio o en el gimnasio siempre encuentras a alguien que o consume o te las vende». Este tráfico en los centros deportivos rara vez está regulado por sus responsables. «En los gimnasios, los propios entrenadores recomiendan la toma de estas sustancias para conseguir el cuerpo ideal», apunta María Isabel Casado, psicóloga clínica. Pero no es la única forma. En internet existen infinidad de páginas que ofrecen estos tratamientos. Esto es más peligroso aún si cabe, ya que el consumidor no sabe a ciencia cierta de dónde viene lo que está metiéndose en el cuerpo. Ángel López asegura que, si en algún momento se plantea ciclarse con anabolizantes, lo hará con productos de calidad, que uno sepa «lo que se está metiendo». La otra forma para poder adquirir esteroides anabolizantes es mediante receta médica y para esto existen profesionales que se lucran concediéndolas de manera ilegal. Los farmacéuticos lo único que pueden hacer cuando se van a cobrar estas recetas es llamar al médico que las firma para confirmar su autenticidad. De hecho, en España, ya hay un médico detenido en una de las tres grandes operaciones, la Burn en Madrid y otras dos en Alicante y Valencia. En total, se han incautado cerca de 300.000 dosis de sustancias dopantes, recetas médicas e incluso armas de fuego. Las operaciones se llevaron a cabo en tiendas de internet, gimnasios y locales, y han sido detenidas más de 20 personas.

Ellas también quieren músculo

La obsesión por la musculación suele asociarse sólo a hombres pero, aunque suele ser así, las mujeres también están empezando a sufrir esta patología que se une a las tradicionales de bulimia y anorexia. No hablamos sólo de las mujeres dedicadas a la supermusculación, sino también de la búsqueda del cuerpo fitness. Marina García y Diana Méndez tienen 17 años recién cumplidos y desde que se apuntaron al gimnasio hace un año se han volcado en él. «Al principio lo consideraba como un hobby, pero cuando te acostumbras le coges vicio. Me considero un poco obsesiva con todo esto», cuenta Marina. No sólo en el tema de los ejercicios, sino también en la dieta. «Si no voy un día, ya me siento supermal y me veo fofa. Al día siguiente vamos y hacemos el doble para compensar», dice Diana. Marina, por su parte, cuenta que su madre está preocupada por ella:«Mi madre me dice a veces que estoy demasiado gorda, pero gorda de que tengo mucho músculo en las piernas. Yo le digo que me deje, que yo sé lo que me conviene». En el tema de la dieta, ya no vale el tradicional no como nada de anteriores patologías relacionadas con la alimentación, sino que ahora está de moda el controlar hasta lo último que se ingiere. «Nuestra dieta está adaptada a mujeres pero orientada a conseguir músculo. Peso las cantidades de casi todo lo que como en una báscula para poder cumplirla estrictamente», cuenta Diana que, además, asegura que le ha afectado a su vida social: «Cuando mis amigas me invitan a ir a comer por ahí o a tomar algo, les digo que no. Se pierden días de gimnasio por comer mal».

Fuente:elmundo.es