viernes, 21 de diciembre de 2012

La 'manía' de comprarlo todo

La adicción a las compras o la oniomanía, que afecta cada vez a más personas, nos hace consumir innecesariamente.

«Jamás llegas a pensar que puedes perderlo todo». Sandra, de 28 años y vecina de Almería, conoce en primera persona las consecuencias de la obsesión por las compras porque ella misma fue una compradora compulsiva. Un trastorno que le llevó «a la ruina económica y emocional». Cada vez hay más personas que pasan o sufren en estos momentos el trastorno por el que pasó esta joven almeriense.

Cuando la afición a adquirir productos se convierte en obsesión recibe el nombre de oniomanía -palabra que proviene del griego y significa 'locura por comprar'-. La adicción a las compras «es un fenómeno relativamente nuevo», señala Tania Sánchez, psicóloga de la asociación almeriense de jugadores de azar rehabilitados 'Indalajer', quien afirma que una persona es adicta las compras cuando «gasta más de lo que gana. Es decir, cuando pierdes por completo el control de lo que adquieres», ahonda la terapeuta.

Indalajer trató durante el pasado año a cuatro personas por este trastorno. En concreto, a dos hombres y a dos mujeres. «Un hecho que rompe con el estereotipo de que solo son ellas las que sufren oniomanía», resalta Sánchez. Las consecuencias de este problema psicológico a largo plazo pueden ser «nefastas» en la salud mental de las personas, ya que se trata de una adicción con efectos «similares a los del alcoholismo o la ludopatía», según destaca la psicóloga de Indalajer. Si bien, incide Tania Sánchez, «es un trastorno que no puede ser tratado como en las adicciones al juego patológico». Y es que «a un enfermo de oniomanía no le puedes prohibir erradique su conducta ya que tienes que comprar para comer, vestirte y para llevar una vida normal».

La adicción a las compras es un fenómeno asociado a problemas de depresión relacionados con el desencanto laboral, en el caso de los hombres, y de baja autoestima en el de las mujeres, según un reciente estudio de consumo entre los europeos. En general, la oniomanía está relacionada con «la insatisfacción personal». Entre los síntomas de esta adicción están adquirir productos con la excusa de regalarlos para quedárselos después, esconder las compras a familiares o comprar comida en exceso que luego se pudre. «Es una de las llamadas adicciones sociales, trastornos en los que no existe dependencia de una sustancia, sino de una actividad socialmente aceptada», indica Tania Sánchez.

Terapia de control

Para tratarla, desde Indalajer destacan que hay que someter a la persona una terapia de control. «Normalmente, utilizamos a un familiar, que es quien controla el dinero que se gasta diariamente el paciente». Si bien la psicóloga de Indalajer reconoce que el número de personas que se atreven a someterse a una terapia en la actualidad es muy bajo. «Un adicto puede tardar una media de cinco años en reconocer su enfermedad. Solamente actúan hasta que se han arruinado y su situación familiar ha tocado fondo», apunta Sánchez.

El primer punto a tocar en una terapia para superar una adicción a las compras es controlar el dinero. «El paciente debe hacer una lista cada vez que va a comprar. Así evitamos adquirir productos innecesarios», señala la terapeuta almeriense, quien indica que el control «es un factor a tener en cuenta durante toda la vida».

La mayoría de los pacientes tratados en Indalajer «tenían una adicción focalizada en la ropa y en los complementos». Una obsesión que «podía llevarlos a gastar más de mil euros al mes en productos que después se ponían una o dos veces y lo desechaban», afirma Sánchez.

Desde el colectivo Indalajer indican que la oniomanía cada vez se da más en personas jóvenes. Y es que un alto porcentaje de hombres y mujeres, de entre 16 y 22 años, pasan mucho tiempo en tiendas y grandes superficies comerciales. «Aunque no consuman nada, contemplar un escaparate puede convertirse en el germen de una futura adicción a las compras». Por ello, la psicóloga Tania Sánchez indica que el mejor consejo para no caer en este trastorno, especialmente durante la Navidad, época donde se adquieren más productos, «no consiste en erradicar el consumo, sino en comprar con cabeza».

Depresión y vigorexia, trastornos que inciden en la oniomanía

Factores como la depresión o la vigorexia -adicción al ejercicio- pueden «ser factores desencadenantes de una adicción a las compras u oniomanía». Así lo señala Tania Sánchez, psicóloga de la asociación almeriense de jugadores rehabilitados 'indalajer'. «Rendir culto al cuerpo de manera compulsiva, puede contribuir a recurrir a la compra indiscriminada de ropa y complementos», señala la terapeuta, quien incide en la depresión «como factor determinante».

Fuente:ideal.es

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