lunes, 23 de diciembre de 2013

Sanidad alerta de que más de 30.000 murcianos están enganchados al juego

La ludopatía crece fruto de internet y aparece en muchos casos ligada a la droga y el alcohol, advierten los expertos.

Cerca de 30.000 murcianos adultos están enganchados al juego, un problema que también sufren 1.800 niños y adolescentes. Tradicionalmente, la ludopatía ha permanecido en un segundo plano, enfocados como estaban los esfuerzos de la Administración y de las asociaciones que luchan contra la droga en la heroína -durante los años 80- y después en la cocaína y el alcohol. Pero una máquina tragaperras puede tener efectos tan devastadores como cualquier estupefaciente, y los datos ofrecidos ayer por la Consejería de Sanidad revelan que es además un trastorno muy extendido.

No solo eso. La ludopatía aparece ligada a otras adicciones en el 40% de los casos, según Sanidad. El porcentaje va en aumento, advierten los expertos. Tanto es así que organizaciones como Proyecto Hombre, que hasta hace unos años no atendía de forma específica la adicción al juego, ha puesto en marcha programas de atención.

Habitualmente arrinconada en las políticas de prevención, la ludopatía centrará ahora una campaña de información y sensibilización que prepara la Consejería de Sanidad, y que ayer presentó a las organizaciones sociales. Bajo el lema 'La salud mental no es un juego', se distribuirá material divulgativo en los salones de juego y locales de apuestas, así como en los centros de salud mental y de Drogodependencias. El eslogan de la campaña no es arbitrario. Según la Asociación Murciana de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Asmujer), casi el 40% de los afectados padece trastornos depresivos.

Las cifras conocidas demuestran que es necesario tomarse en serio la ludopatía, pero no reflejan hasta dónde llega el problema. «Hay muchos casos no detectados», advierte Juan Jiménez, delegado del Plan Regional sobre Drogas. Mientras con el consumo de estupefacientes termina produciéndose un daño físico evidente, aquí la adicción es más fácil esconderla, de manera que a veces ni siquiera el entorno más cercano es consciente de la situación hasta que es demasiado tarde. «Uno de los principales problemas con los que nos encontramos para afrontar esta problemática es precisamente la falta de concienciación acerca de que se trata de un trastorno mental. Los ludópatas no suelen acudir al médico y, por tanto, no reciben la ayuda que les permitiría controlar su adicción», señala por su parte el director general de Atención al Ciudadano y Drogodependencias, Juan Manuel Ruiz.

Muchos veinteañeros 

No hay patrones fijos en la ludopatía. Puede afectar a adolescentes de 16 años y a mayores de 60. «La mayoría de los que vienen aquí tienen entre 35 y 40 años, pero hay de todo», apunta Tomás Alacid, terapeuta de Proyecto Hombre. «Nos está llegando mucha gente joven», advierte. No habla de oídas. Alacid imparte terapia a un grupo de once personas, y de ellas cuatro son ludópatas. Los cuatro tienen entre 23 y 24 años.

Según los datos de Sanidad, 1.800 menores de edad están ya engachados al juego. Un hecho que tiene mucho que ver con internet, señalan los expertos. «El problema es que en la Red no hay manera de controlar nada. Un crío de ocho años le puede quitar la tarjeta de crédito a su padre o al abuelo y ponerse a jugar», denuncia Francisco Pizcueta, presidente de la Asociación Murciana de Jugadores de Azar en Rehabilitación.

 «Sería necesario poner más barreras; que no fuese suficiente con un número de cuenta para poder acceder», señala.

Pero si no fuese suficiente con internet, ahí están algunas televisiones para ofrecer juegos de azar en horario de madrugada. ¿Quién controla y cómo las llamadas a esos programas?, se pregunta Pizcueta.

Menos ayudas 

El director general de Atención al Ciudadano y Drogodependencias, Juan Manuel Ruiz Ros, recuerda que «es fundamental detectar este problema durante la adolescencia». Sanidad convocó ayer a las asociaciones que luchan contra las drogas y la ludopatía para darles a conocer la nueva campaña. Las organizaciones respaldan la medida, pero piden que no se quede en un gesto de cara a la galería. Porque las políticas contra la drogadicción también se ven afectadas por los ajustes. «Hemos sufrido un recorte del 50% en la subvención. Recibíamos 13.000 euros y desde hace dos años nos hemos quedado en 6.000», denuncia Francisco Pizcueta, de la Asociación Murciana de Jugadores de Azar en Rehabilitación.

También lo está pasando mal Proyecto Hombre, quien ya en 2011 admitió que estaba «en situación de ERE» por un déficit de 100.000 euros causado por los atrasos en los pagos de la Comunidad Autónoma. En 2014 se enfrenta de nuevo a un panorama complicado.

Fuente:laverdad.es

Navidad, la peor época para la ansiedad social

En la medida que se acerca la Navidad, muchas personas experimentan una mezcla de entusiasmo y agitación. Pero para quienes padecen del trastorno de ansiedad social, esta puede ser la época más traumática del año.

En mayo de este año, el Instituto Nacional para la Excelencia de la Salud y Cuidados de Inglaterra (NICE, por sus siglas en inglés) publicó unas directrices clínicas en las que define esa afección como "miedo persistente o ansiedad desproporcionada en relación con una o más situaciones sociales".

La temporada navideña ofrece una combinación única. Si bien es completamente racional sentir cierta preocupación por las finanzas, por los excesos de alcohol y la incomodidad de pasar tiempo con familiares que no se ven con frecuencia, quienes sufren de ansiedad social pueden obsesionarse tanto con estos aspectos hasta el punto que se convierten en un factor debilitante.

Los síntomas físicos incluyen rubor, sudor excesivo y respiraciones cortas, pero los efectos más incapacitantes son causados por la fijación de los enfermos de percibir sus insuficiencias sociales. Durante meses, las actividades potencialmente estresantes les consume el pensamiento; y los frecuentes desastres imaginados son analizados más tarde en detalle.

Cualquier cosa puede activar el sentido de amenaza, desde conocer a alguien hasta ser observado mientras come.

Y la Navidad plantea cuestiones particulares. La más obvia es la infinidad de compromisos sociales -y su naturaleza alcohólica-, aunque hay otras más sorprendentes que enfrentar. La británica Heather, de 38 años, empieza a preocuparse por las fiestas desde septiembre.

"Terminé la mayor parte de mi compra (navideña) en octubre para así evitar las multitudes", explica.

La ansiedad de Heather aumenta con la llegada de la Navidad. Lo que le preocupa en particular es la fiesta del trabajo.

"La mayoría de los años compro la entrada de la fiesta, a pesar de que soy completamente consiente de que no iré. Lo hago para evitar que la gente piense que soy avara, o que odio la Navidad o que no me gusta su compañía".

El constante temor de Heather de no estar a la altura de las expectativas la lleva incluso a comprarles regalos a sus colegas.

"Para el amigo secreto, me gasto en el obsequio tres veces la cantidad acordada, para asegurarme de que será bien recibido por la persona. Me enfermo con sólo pensar en la idea de que lo rechace públicamente y que todo el mundo sepa que fui yo quien compró ese regalo inferior".

No hay uno igual 

Los factores desencadenantes que provocan la ansiedad social son tan variados que es difícil describir a un paciente "típico", tanto en términos de síntomas como de personalidad. Si bien con frecuencia este trastorno se desarrolla a una temprana edad (NICE asegura que en promedio es a los 13 años) y muchos lo superan antes de llegar a la adultez, puede surgir a cualquier edad.

Según la doctora Gillian Butler, psicóloga clínica británicas y autora de Overcoming Social Anxiety and Shyness ("Superando la ansiedad social y la timidez"), también es "el único trastorno de ansiedad que afecta de la misma forma a hombres y mujeres".

Incluso la gente que parece segura y extrovertida puede sufrir de este trastorno. Recientemente la ansiedad social ocupó los titulares cuando la actriz Jennifer Lawrence habló sobre su lucha.

Las distintas e impredecibles formas en que se manifiesta este tipo de ansiedad significa que mientras algunos -como Heather- evitan activamente situaciones como la fiesta de Navidad de la oficina, la ansiedad de otros puede radicar en el temor de que haya habladurías si no asiste, así que van a la fiesta a pesar de lo incómodos que se sienten en estas situaciones.

Incluso hay quienes, como el estudiante universitario Alex, de 20 años, que durante diez años han experimentado "paranoia, autoestima baja e inseguridad" y aun así esperan con entusiasmo estas fiestas. Hablan con emoción sobre "la atmósfera especial y el aumento general de felicidad que otros experimentan" en esta época del año.

La ansiedad social de Alex disminuye cuando está con su familia. Sin embargo, según Butler, para algunos, estar rodeado de los seres queridos puede ser un detonante de ansiedad.

"La gente puede sufrir de ansiedad social en la unidad familiar. Como adulto, te puedes sentir tonto hablando con los niños. Puede traer recuerdos de la adolescencia y de momentos vergonzosos del pasado", explica la experta.

Butler sugiere terapias cognitivo-conductuales (TCC) para tratar este trastorno. Estas terapias se basan en la premisa de que lo que se afrontan son los síntomas, en lugar de las causas subyacentes de la ansiedad, y si se puede cambiar los pensamientos negativos de una persona sobre su inadecuada percepción social. Con el tiempo, el comportamiento cambiará y la ansiedad se reducirá.

Aunque existen otros tratamientos disponibles, como fármacos, TCC es el método que más se utiliza para combatir el trastorno.

Síntomas y causas 

No obstante, ello no quiere decir que esté libre de críticas. La terapia que se receta se suele hacer en bloques de 11 semanas, lo que algunos consideran muy breve para que tenga un impacto duradero.

El psicólogo clínico Oliver James cree que cualquier beneficio relacionado con TCC es temporal, pues un tratamiento efectivo debe lidiar tanto con las causas como con los síntomas de la ansiedad.

 "(La TCC) anima a la gente a que se diga una historia sobre su ansiedad y no hace ningún intento por entender las causas", afirma.

Debido a que muchos pacientes encuentran imposible hablar con una figura de autoridad, como lo sería un doctor, los tratamientos por internet son cada vez más populares; así como los cursos de TCC, los foros pueden ofrecer consuelo.

Tanto Alex como Heather son miembros de SAUK, un foro para personas con ansiedad social, que cuenta con más de 15.000 miembros (y regularmente experimenta una gran afluencia de registros durante las fiestas).

Una de las administradoras del sitio, Louisa Hatton, considera que SAUK ofrece ese tan necesitado sentimiento de comunidad.

"Debido a que parte de la ansiedad social es tratar de evitar que otros vean tus miedos, puede ser refrescante interactuar con otros que entienden esas preocupaciones y pueden sentir empatía. También empodera a las personas para que avancen en su propia recuperación, al dar acceso a información y experiencias de otros".

Louisa es una prueba de que la ansiedad social se puede conquistar, tras haberse transformado a sí misma de "estar esencialmente confinada en casa, a estar prácticamente libre de ansiedad".

Su consejo para quienes se sienten angustiados en esta época del año es simple: "Primero, recuerda que si bien la ansiedad social es con frecuencia aislante, no estás completamente solo.

"Segundo, sé proactivo. Sólo con ver lo que es la ansiedad social ya es un gran primer paso para tomar el control de tus preocupaciones y temores".

Fuente:bbc.uk

La Navidad aumenta el trastorno de compras compulsivas

Consumo masivo y Navidad a menudo van de la mano. No obstante, este tipo de comportamiento desenmascara un trastorno más peligroso que es el de las compras compulsivas, considerado como un problema psiquiátrico que casi siempre pone en peligro la economía familiar.

"La insatisfacción general que se percibe, agravada estos últimos años como consecuencia de la crisis económica que atraviesa el país, encuentra su válvula de escape en las compras compulsivas del periodo navideño que afrontaremos en breve", ha alertado el doctor José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría (ASEPP).

Sin embargo, hay que diferenciar entre un comportamiento compulsivo que el exceso a la hora de comprar, que suele producirse durante los periodos de rebajas. "Tienen una dependencia, una necesidad de comprar superior a su voluntad y son incapaces de controlarse. El comprador compulsivo, además, no respeta períodos", ha explicado.

Esta conducta responde a una insatisfacción y desilusión en general y suele estar asociada a un cuadro de ansiedad o problemas de adaptación. "El 80 por ciento de los casos se da en mujeres, muchas de ellas amas de casa de entre 40 y 60 años, que han perdido la motivación y suelen padecer un trastorno obsesivo", asegura este experto.

Junto con este perfil, añade, "conviven otros no tan extendidos y conocidos", este es el caso de trabajadores con alto nivel de estrés para los que comprar el fin de semana se convierte en una vía de escape, y adolescentes, en torno a los 17 años, con un nivel socioeconómico medio-alto con dificultades de adaptación, que pueden haber sufrido trastornos de personalidad o algún episodio depresivo moderado o un trastorno de la alimentación.

No obstante, la condición social no es determinante, "el hecho de tener un mayor poder adquisitivo no implica que en personas con menos posibilidades no se reproduzca este tipo de trastorno", ha explicado, asimismo ha aclarado que "el comprador compulsivo no compra para sí mismo en un tanto por ciento muy elevado de las veces".

En cuanto a qué se suele comprar, el doctor López Rodriguez afirma que, a este tipo de consumidores, "no le importa lo que se adquiera, lo fundamental es el deseo de satisfacer el impulso de compra".

Con la compra el paciente siente "un deseo irresistible" hacia el objeto a comprar, acompañado de una gran tensión interna que sólo se alivia con la compra; sin embargo, al "pasajero" sentimiento de bienestar le sigue "frustración y enfado", al darse cuenta de "lo inútil de la compra y la insatisfacción personal por no haber sido capaz de contenerse", explica el vicepresidente de ASEPP.

Estos episodios se pueden llegar a reproducir varios días a la semana "y la personas afectadas tienden a ocultarlo a su allegados, que solo son conscientes de la situación en contadas ocasiones", ya que los afectado "no reconocen el problema" y, por tanto, "no solicitan ni buscan ayuda de forma voluntaria".

"En la consulta de Psiquiatría solemos ver los casos más graves a los que han obligado a ir sus familiares o su pareja", asegura el doctor, quien alerta de que esta conducta pone en peligro la economía familiar. De hecho, ha añadido, "a medida que progresa el trastorno se deteriora más la relación con su entorno familiar y laboral".

El doctor López Rodriguez aconseja acudir al médico "en el momento en que no se puede controlar el impulso y es más fuerte que le voluntad", ya que según sus estimaciones el 60 por ciento de los casos puede hacerse crónico. Para solucionar el problema, los expertos recomiendan buscar el apoyo de la familia y del entorno, además de terapía.

"Los mejores resultados se obtienen con la combinación de un tratamiento farmacológico que permita mejorar la sintomatología junto con la psicoterapia cognitiva-conductual y el apoyo social", concluye.

Fuente:ibercampus.es

Hasta un 8% de la población puede verse afectada por un trastorno por estrés postraumático

Hasta un 8 por ciento de la población puede verse afectada por un trastorno por estrés postraumático, un problema psicológico clasificado dentro del grupo de los trastornos de ansiedad que aparece ante "un agente estresor externo" provocado por "un acontecimiento de una intensidad extraordinaria en cuanto a lo amenazante o catastrófico".

En estos términos se refería el jefe de servicio de psiquiatría forense del Instituto de Medicina Legal de Sevilla, el doctor Julio Antonio Guija Villa, quien destaca que "lo importante no es cómo ha sido de estresante sino como lo vive la persona", siendo la evidencia de la muerte la situación que mayor respuesta traumática genera.

Cualquier personas puede sufrirlo, ya que todo el mundo es susceptible de vivir un suceso traumático, insoportable y que escapa al control. En estos casos se encontraría una gran catástrofe, un atentado, un accidente grave, encontrarse en un país en guerra o ser víctima de una agresión, como una violación, un secuestro o un robo con violencia.

Normalmente, explica, la persona afectada va a vivir el fenómeno de la reexperimentación, es decir va a revivir el suceso que le genera la angustia mediante ´flashbacks´ y pesadillas; por otra parte, está la evitación, "a la personas le produce tanto dolor estar reviviendo que un hace esfuerzo por evitarlo"; y, finalmente, se ve en alerta todo el tiempo, "tiene hiperactividad del sistema nervioso" lo que ocasiona problemas de sueño, ansiedad y embotamiento.

"La persona no quiere hablar del tema, se produce una restricción de la vida afectiva y la persona se vuelve mas huraña, angustiada, trata de estar ocupada, rehúsa hablar del tema, etc.", afirma este experto, quien ha participado esta semana en el ´X Jornadas de Valoración del Daño Corporal. Aspectos médico prácticos´, organizado por la Fundación Mapfre.

Ahora, hay que tener en cuenta que "no todos los acontecimientos tienen la misma capacidad de generar trastornos por estrés postraumático", así en el caso de una violación se sabe que, a la semana, en el 94 por ciento de los casos aparece este trastorno, mientras que en el caso de una agresión el porcentaje es menor a la semana se ve en un 65 por ciento.

Por tanto, los expertos señalan que tras un acontecimiento traumático, los primeros síntomas pueden aparecer días después aunque se dan casos en los que aparece seis meses después, y puede durar hasta seis semanas, aunque recuerda que "la evolución depende del individuo", "de la fortaleza de cada uno" y, añade, "de cómo ha vivido el estresor externo".

Tomando nuevamente como ejemplo los casos de violación y agresión, destaca el doctor Guiaja que en el primero a los tres meses un 47 por ciento de las mujeres suele tener aún síntomas, mientras que para el mismo tiempo sólo se ve afectado un 15 por ciento; a los seis meses prácticamente es insignificante el numero de personas que tras una agresión sigan con el trastorno, sin embargo en los casos de violaciones sigue habiendo un número significativo de afectados.

DOBLE ABORDAJE 

El abordaje será farmacológico y con terapia, tratando de que vuelva a su rutina habitual y que hable acerca de lo sucedido. No obstante, explica "muchas personas lo superan sin necesidad de ayuda", aunque está estudiado que son más vulnerables las personas con algún trastorno mental diagnosticado, personas con problemas de drogadicción y aquellas con escaso apoyo social.

"En estos caso es más difícil superar el trastorno, aunque de todas ellas las más propensas son las que tienen escaso apoyo social. En estos casos cuesta más trabajo", explica.

En cuanto a de dónde debe provenir la ayuda, este experto destaca que en los casos de grandes catástrofes existe una atención muy completa desde el primer momento, sin embargo ante una desgracia individual la atención depende del paciente que "debe ser el que haga referencia a su médico de Atención Primaria, y del médico, que por norma general hace el diagnóstico "observando al paciente y derivándolo al especialista".

La Sociedad Española de Psiquiatra recomienda, aunque existen otros métodos, la terapia cognitiva conductual (TCC),el método Desensibilización y reproceso por el movimiento de los ojos (DRMO) y los antidepresivos parecen ser lo más útil; mientras, la evidencia para otras formas de psicoterapia o de counselling es mucho más débil y sobre las psicoterapias centradas en el trauma (TCC o DRMO) recuerdan que se deben ofrecer, por lo general, antes de la medicación.

Fuente:elsemanadigital.com