A raíz de esta realidad se acuñó el término patología dual, ideado por el doctor Miguel Casas, y que está aceptado prácticamente en todo el mundo hispano.
"No se elige ser adicto. Existe una vulnerabilidad", lo que explica que el 70 por ciento de las personas que sufren alguna adicción padecen también un trastorno mental, ha puesto este jueves de relieve el psiquiatra Néstor Szerman, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual.
Durante la presentación de las XIV Jornadas Nacionales de Patología Dual (SEPD), el doctor Szerman ha insistido en que adicción y trastorno mental siempre van de la mano. Ambas son enfermedades cerebrales y desde esa concepción deben ser abordadas, ha señalado este psiquiatra.
De ahí el término patología dual, acuñado por el doctor Miguel Casas, vicepresidente de la SEPD, y que está aceptado prácticamente en todo el mundo hispano, aunque escasamente asumido por los profesionales de más edad.
El doctor Szerman ha subrayado que no se es adicto por estar mucho tiempo en contacto con las drogas o con máquinas tragaperras, sino que hay una vulnerabilidad. "¿Y cuales son esos criterios de vulnerabilidad?". Unos son desconocidos pero existe un grupo de ellos conocidos y en un 95 por ciento son de base psiquiátrica, ha explicado el doctor Casas.
Así, hay una serie de patologías psiquiátricas que propician el consumo de drogas, pero no porque quiénes las padecen sean unos viciosos, sino porque toman esas sustancias como una forma de automedicación, según este psiquiatra, quien ha resaltado que un 60 por ciento de los esquizofrénicos son adictos al cannabis.
"Adicción y enfermedad mental son dos trastornos psiquiátricos que van unidos y en el momento que se dan ya no vuelven a separarse", según el doctor Casas. De ahí la importancia de diagnosticar rápidamente la patología psiquiátrica "y evitar que el paciente empiece a consumir drogas como automedicación".
Según este médico, el tratamiento deberá ser integral si se quiere tener éxito. El psiquiatra ha puesto de relieve que España es uno de los países con un menor diagnóstico de trastorno de déficit de atención e hiperactividad, en contra de la creencia popular y "a pesar de que sabemos que es un factor de vulnerabilidad claro para el consumo de cannabis y cocaína".
En este sentido, ha incidido en que España es el país de Europa con mayor consumo de esas dos sustancias, lo que podría estar ligado al infradiagnóstico de enfermedades mentales en la infancia y la adolescencia, como el déficit de atención.
Estos niños y adolescentes no tratados tienen muchas posibilidades de acabar presos. De hecho, se sabe que en Suecia un 40 por ciento de las personas que están en las cárceles tuvieron ese trastorno y no fueron tratados, ha señalado Casas.
La adicción puede ser causa de la enfermedad mental, pero también consecuencia. Según ha señalado el doctor Pedro Ruiz, presidente de la Asociación Mundial de Psiquiatría, muchas veces el paciente con enfermedad mental se convierte en adicto debido a la medicación que toma para tratarse la patología psiquiátrica.
Pero también se sabe que el consumo de cannabis en adolescentes hace que un número importante de ellos "debuten con un cuadro psicótico", ha recalcado el delegado del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Francisco de Asís Babín.
"Al final el concepto es uno. Ambas ocurren en personas predispuestas y se manifiestan unidas antes o después", ha dicho el profesor Babín. En la misma línea, el doctor Casas ha insistido en que "se pasa fácilmente de las drogas a la patología psiquiátrica y ésta es un factor de vulnerabilidad de las adicciones".
Los expertos han coincidido en que disociar los recursos asistenciales para el tratamiento de las adicciones y los otros trastornos mentales dificulta el abordaje de los pacientes duales. Un estudio realizado a 659 profesionales sanitarios de toda España indicaba que la mayoría desconocían los recursos de los que disponían.
La investigación reveló que sólo Asturias, Castilla y León, Castilla-La Mancha, La Rioja, Murcia, Navarra y País Vasco cuentan con redes de salud mental y adicciones integradas. Al respecto, el doctor Casas ha destacado que la aceptación de la drogodependencia se produjo por el miedo a las enfermedades infecciosas, particularmente el sida.
Ahora, se está perdiendo ese miedo y se está volviendo a la antigua concepción de que "al adicto ni agua, no hay que curarlo". De hecho, "en algunas comunidades autónomas las adicciones ya no son medicina, son servicios sociales".
Fuente:lavanguardia.com
martes, 30 de octubre de 2012
martes, 23 de octubre de 2012
Una adicción»
Mariano Chóliz está especializado en tratamiento y prevención de problemas con las nuevas tecnologías.
-¿A qué edad se tiene móvil?
-Muchos ya tienen móvil a los 10 años o antes. Es un regalo estrella de la primera comunión.
-¿Por qué la tecnología llama tanto la atención a los niños pequeños, de 4 y 5 años?.
-Se empieza con un dispositivo de juguete, se pasa a un móvil real, después a internet y luego a un teléfono con internet. Ahora, la tecnología está tan integrada que ya no existen esos saltos.
-Y después, ¿por qué son tan importantes en la adolescencia?
-Se trata de instrumentos que les permiten integrarse, comunicarse, algo imprescindible para ellos.
-¿Cuáles son los principales síntomas de abuso o de adicción?
-No pueden dejar de usarlo o, cuando lo hacen, reaccionan con ira, enfado o tristeza. También es un síntoma cuando se desatienden otras actividades como estudiar o aficiones que antes les gustaban y cuando cambian patrones de sueño o de comidas.
-¿Qué le parece que haya niños de 10 años con 'smartphones', teléfonos con internet?
-Es un error. Supone darles una herramienta con poder adictivo. Cuanto menor es el niño o adolescente, es mucho más vulnerable a cualquier tipo de adicción.
-Al margen de la permisividad, ¿qué otros factores pueden influir en estas adicciones?
-Hay una presión industrial y comercial enorme para consumir estos productos cada vez a edades más tempranas. Los padres deben resistirse a esta presión.
La argumentación es muy clara: un niño no es responsable penalmente de sus actos hasta que cumple 14 años, «pero se le facilita un instrumento (el 'smartphone' o teléfono con internet) que lo convierte en víctima o autor potencial de un delito» relacionado con las nuevas tecnologías: ciberacoso, 'sexting' o 'grooming' (un adulto que se hace pasar por menor).
La fiscal coordinadora de Menores de Valencia, Gema García, insta a «prohibir» a los preadolescentes el uso, y tenencia, de un 'smartphone'.
La idea va dirigida a padres, colegios y a todos los ámbitos. Preguntada por si propondría una reforma legislativa hacia la prohibición, la fiscal responde: «Es algo que no me compete». Sin embargo, estaría a favor. «Se trata de darle a un menor de 14 años un objeto que puede crearle adicción. Es un tema que debe regularizarse», agrega. Se refiere a que, en otras situaciones ya se protege al menor: con el alcohol y el tabaco, para determinadas películas y acudir a ciertos establecimientos, como las discotecas. «Ya se les prohíbe determinados espectáculos que sí pueden ver sin control a través de internet», explica.
Sobre el hecho de tener un 'smartphone' la Fiscalía alerta de otros riesgos: «Casi a diario nos llegan denuncias de robos con intimidación de teléfonos de este tipo a menores de 14 años». Y no es de extrañar, «porque se trata de un artículo de lujo. Se obtiene un lucro muy rápido y resulta muy fácil intimidar a una víctima de esa edad», afirma.
Al margen de los delitos contra la propiedad, destacan otras situaciones de riesgo. «Lo más habitual con los menores de 14 años es que aparezcan como víctimas de 'cyberbullying' o de acoso mediante insultos, amenazas o colgando fotos en internet», argumenta Gema García.
Además, «sobre todo en el caso de las niñas» son frecuentes los casos de 'sexting', «cuando el novio le pide que le envíe fotografías de tipo sexual que son enviadas a través de mensajería gratuita y que no dejan rastro». Los padres, advierte la fiscal coordinadora, «desconocen estas prácticas» debido al escaso control que se ejerce contra «el uso permanente de internet», algo mucho más sencillo cuando el menor dispone de un 'smartphone' con tarifa plana para conectarse a la red.
«Estamos generando adicciones a las tecnologías y se desconoce qué supone para el futuro de los adolescentes», advierte.
Por otro lado, Gema García insiste en que los menores «están perdiendo la noción de privacidad al compartirlo todo, porque entienden que todo es público en las redes sociales» como Habbo, Tuenti, Facebook o Twitter, a la que ya acceden jóvenes y adolescentes.
Primero llegaron a manos de los niños y adolescentes los ordenadores y los móviles, después los 'smartphones'. «¿Qué va a ser lo próximo? ¿Las tabletas?», se pregunta la fiscal. «Quizás se generan necesidades de tecnología que no son reales. No sólo no se le pone freno, sino que estamos rebajando la edad de uso de tecnologías inadecuadas. Se fomenta la venta, la gratuidad (mediante tarifas planas) de una conexión a internet muy peligrosa. Es repartir un dulce que crea adicción», concluye Gema García.
Fuente:lasprovincias.es
-¿A qué edad se tiene móvil?
-Muchos ya tienen móvil a los 10 años o antes. Es un regalo estrella de la primera comunión.
-¿Por qué la tecnología llama tanto la atención a los niños pequeños, de 4 y 5 años?.
-Se empieza con un dispositivo de juguete, se pasa a un móvil real, después a internet y luego a un teléfono con internet. Ahora, la tecnología está tan integrada que ya no existen esos saltos.
-Y después, ¿por qué son tan importantes en la adolescencia?
-Se trata de instrumentos que les permiten integrarse, comunicarse, algo imprescindible para ellos.
-¿Cuáles son los principales síntomas de abuso o de adicción?
-No pueden dejar de usarlo o, cuando lo hacen, reaccionan con ira, enfado o tristeza. También es un síntoma cuando se desatienden otras actividades como estudiar o aficiones que antes les gustaban y cuando cambian patrones de sueño o de comidas.
-¿Qué le parece que haya niños de 10 años con 'smartphones', teléfonos con internet?
-Es un error. Supone darles una herramienta con poder adictivo. Cuanto menor es el niño o adolescente, es mucho más vulnerable a cualquier tipo de adicción.
-Al margen de la permisividad, ¿qué otros factores pueden influir en estas adicciones?
-Hay una presión industrial y comercial enorme para consumir estos productos cada vez a edades más tempranas. Los padres deben resistirse a esta presión.
La argumentación es muy clara: un niño no es responsable penalmente de sus actos hasta que cumple 14 años, «pero se le facilita un instrumento (el 'smartphone' o teléfono con internet) que lo convierte en víctima o autor potencial de un delito» relacionado con las nuevas tecnologías: ciberacoso, 'sexting' o 'grooming' (un adulto que se hace pasar por menor).
La fiscal coordinadora de Menores de Valencia, Gema García, insta a «prohibir» a los preadolescentes el uso, y tenencia, de un 'smartphone'.
La idea va dirigida a padres, colegios y a todos los ámbitos. Preguntada por si propondría una reforma legislativa hacia la prohibición, la fiscal responde: «Es algo que no me compete». Sin embargo, estaría a favor. «Se trata de darle a un menor de 14 años un objeto que puede crearle adicción. Es un tema que debe regularizarse», agrega. Se refiere a que, en otras situaciones ya se protege al menor: con el alcohol y el tabaco, para determinadas películas y acudir a ciertos establecimientos, como las discotecas. «Ya se les prohíbe determinados espectáculos que sí pueden ver sin control a través de internet», explica.
Sobre el hecho de tener un 'smartphone' la Fiscalía alerta de otros riesgos: «Casi a diario nos llegan denuncias de robos con intimidación de teléfonos de este tipo a menores de 14 años». Y no es de extrañar, «porque se trata de un artículo de lujo. Se obtiene un lucro muy rápido y resulta muy fácil intimidar a una víctima de esa edad», afirma.
Al margen de los delitos contra la propiedad, destacan otras situaciones de riesgo. «Lo más habitual con los menores de 14 años es que aparezcan como víctimas de 'cyberbullying' o de acoso mediante insultos, amenazas o colgando fotos en internet», argumenta Gema García.
Además, «sobre todo en el caso de las niñas» son frecuentes los casos de 'sexting', «cuando el novio le pide que le envíe fotografías de tipo sexual que son enviadas a través de mensajería gratuita y que no dejan rastro». Los padres, advierte la fiscal coordinadora, «desconocen estas prácticas» debido al escaso control que se ejerce contra «el uso permanente de internet», algo mucho más sencillo cuando el menor dispone de un 'smartphone' con tarifa plana para conectarse a la red.
«Estamos generando adicciones a las tecnologías y se desconoce qué supone para el futuro de los adolescentes», advierte.
Por otro lado, Gema García insiste en que los menores «están perdiendo la noción de privacidad al compartirlo todo, porque entienden que todo es público en las redes sociales» como Habbo, Tuenti, Facebook o Twitter, a la que ya acceden jóvenes y adolescentes.
Primero llegaron a manos de los niños y adolescentes los ordenadores y los móviles, después los 'smartphones'. «¿Qué va a ser lo próximo? ¿Las tabletas?», se pregunta la fiscal. «Quizás se generan necesidades de tecnología que no son reales. No sólo no se le pone freno, sino que estamos rebajando la edad de uso de tecnologías inadecuadas. Se fomenta la venta, la gratuidad (mediante tarifas planas) de una conexión a internet muy peligrosa. Es repartir un dulce que crea adicción», concluye Gema García.
Fuente:lasprovincias.es
jueves, 4 de octubre de 2012
La adicción al trabajo, un problema que se considera un valor social
Muchas personas no son conscientes de su adicción al trabajo y, ante el exceso de horas de actividad profesional, se consideran muy responsables cuando en realidad padecen una de las psicopatologías de este siglo, que está asociada al éxito social.
"Si usted no es capaz de desconectarse del móvil, del ipad, donde lo tiene todo, correo electrónico, redes sociales, facebook...., puede no ser consciente de su adicción al trabajo", ha dicho a EFE Carlos Alcover,
profesor de Psicología del Trabajo y Organizaciones de la Universidad Rey Juan Carlos.
Esta adicción en España afecta ya al 4,6% de los trabajadores y podría llegar al 11,8% en 2015, según un estudio de las universidades Jaume I de Castellón y del País Vasco.
El profesor Alcover ha alertado de que "no es fácil de detectar" este problema que a veces se manifiesta con un estrés prolongado, con el uso de estimulantes para mantenerse activo tantas horas y somníferos, o incluso para mantener la actividad también se puede llegar a utilizar medicamentos legales o no y, al final, esa hiperactividad tiene un precio que puede llegar a la muerte.
Es antinatural trabajar entre doce o catorce horas diarias, pero la gente lo ve como algo positivo, como un gesto que valora la capacidad y la implicación con el trabajo, como sinónimo de buen profesional.
Sobre todo en ciertas profesiones en las que la persona que está muy dedicada al trabajo, como en el caso de emprendedores y ejecutivos, está muy bien valorada y su actividad se asocia con el éxito social. "No son conscientes de que tienen un problema o lo pueden tener", ha alertado el experto.
Hacer un trabajo bien es positivo, pero hacerlo en exceso es negativo para el individuo, y convertir jornadas de doce o catorce horas al día en un modo de vida perjudica la salud, ha añadido el psicólogo, quien ha precisado que no se debe confundir con dedicar un mayor horario para desarrollar un proyecto de manera temporal y con un objetivo limitado, puesto que en ese caso no es negativo.
Para algunas personas esta adicción puede ser una manera de huida del hogar: "me dedico a mis cosas y evito ocuparme de la familia, la casa y otras responsabilidades".
También la falta de recursos económicos para hacer otras actividades de tiempo libre puede llevar a alguna gente a utilizar el trabajo como fórmula de escape: "como no tengo dinero para salir me voy a la oficina".
Las nuevas tecnologías favorecen el desarrollo de este problema, el uso de tablet, pda, móvil, hace que muchas personas no puedan desengancharse del trabajo en ningún momento, están siempre disponibles, amplían la jornada laboral y están pendientes de su profesión en tiempos que antes dedicaban a leer o a relajarse.
El individuo es un equilibrio de distintas actividades, lo negativo es no tenerlas variadas a lo largo del día, de otra manera es una vida pobre e insuficiente para el ser humano, ha defendido Alcover, quien estima que "hay que ser cautos y no tomarlo como algo secundario".
Para el experto, la actividad laboral extrema tampoco es eficaz económicamente para las empresas y, en este sentido, ha recordado que hay compañías europeas donde se apagan las luces y cierran las instalaciones para evitar que ningún trabajador se quede en su puesto fuera de horario, como medida de ahorro.
La relación entre el apego a la tarea y la competitividad es directamente proporcional a las posibilidades de desarrollar la adicción. Sujetos de riesgo son, por ejemplo, los investigadores o los profesores universitarios, con una jornada laboral muy abierta.
Alcover ha insistido en que en estos casos, en los que cada uno decide lo que tiene que estar trabajando, en los que la tarea es tan vocacional y tan abierta, es mayor el riesgo de pasar a una adicción, que se confunde con el sentido positivo de productividad y buenos resultados.
Fuente:lainformacion.com
"Si usted no es capaz de desconectarse del móvil, del ipad, donde lo tiene todo, correo electrónico, redes sociales, facebook...., puede no ser consciente de su adicción al trabajo", ha dicho a EFE Carlos Alcover,
profesor de Psicología del Trabajo y Organizaciones de la Universidad Rey Juan Carlos.
Esta adicción en España afecta ya al 4,6% de los trabajadores y podría llegar al 11,8% en 2015, según un estudio de las universidades Jaume I de Castellón y del País Vasco.
El profesor Alcover ha alertado de que "no es fácil de detectar" este problema que a veces se manifiesta con un estrés prolongado, con el uso de estimulantes para mantenerse activo tantas horas y somníferos, o incluso para mantener la actividad también se puede llegar a utilizar medicamentos legales o no y, al final, esa hiperactividad tiene un precio que puede llegar a la muerte.
Es antinatural trabajar entre doce o catorce horas diarias, pero la gente lo ve como algo positivo, como un gesto que valora la capacidad y la implicación con el trabajo, como sinónimo de buen profesional.
Sobre todo en ciertas profesiones en las que la persona que está muy dedicada al trabajo, como en el caso de emprendedores y ejecutivos, está muy bien valorada y su actividad se asocia con el éxito social. "No son conscientes de que tienen un problema o lo pueden tener", ha alertado el experto.
Hacer un trabajo bien es positivo, pero hacerlo en exceso es negativo para el individuo, y convertir jornadas de doce o catorce horas al día en un modo de vida perjudica la salud, ha añadido el psicólogo, quien ha precisado que no se debe confundir con dedicar un mayor horario para desarrollar un proyecto de manera temporal y con un objetivo limitado, puesto que en ese caso no es negativo.
Para algunas personas esta adicción puede ser una manera de huida del hogar: "me dedico a mis cosas y evito ocuparme de la familia, la casa y otras responsabilidades".
También la falta de recursos económicos para hacer otras actividades de tiempo libre puede llevar a alguna gente a utilizar el trabajo como fórmula de escape: "como no tengo dinero para salir me voy a la oficina".
Las nuevas tecnologías favorecen el desarrollo de este problema, el uso de tablet, pda, móvil, hace que muchas personas no puedan desengancharse del trabajo en ningún momento, están siempre disponibles, amplían la jornada laboral y están pendientes de su profesión en tiempos que antes dedicaban a leer o a relajarse.
El individuo es un equilibrio de distintas actividades, lo negativo es no tenerlas variadas a lo largo del día, de otra manera es una vida pobre e insuficiente para el ser humano, ha defendido Alcover, quien estima que "hay que ser cautos y no tomarlo como algo secundario".
Para el experto, la actividad laboral extrema tampoco es eficaz económicamente para las empresas y, en este sentido, ha recordado que hay compañías europeas donde se apagan las luces y cierran las instalaciones para evitar que ningún trabajador se quede en su puesto fuera de horario, como medida de ahorro.
La relación entre el apego a la tarea y la competitividad es directamente proporcional a las posibilidades de desarrollar la adicción. Sujetos de riesgo son, por ejemplo, los investigadores o los profesores universitarios, con una jornada laboral muy abierta.
Alcover ha insistido en que en estos casos, en los que cada uno decide lo que tiene que estar trabajando, en los que la tarea es tan vocacional y tan abierta, es mayor el riesgo de pasar a una adicción, que se confunde con el sentido positivo de productividad y buenos resultados.
Fuente:lainformacion.com
Ven a la adicción a internet como enfermedad mental
Australia la introdujo en su manual de psiquiatría. Aseguran que causa trastornos mentales, sobre todo, a los niños.
Los chicos adictos a utilizar dispositivos como celulares, consolas de juegos y computadoras, incluyendo el uso de internet, serán diagnosticados con una “severa enfermedad mental” en Australia.
Los expertos en Psicología agregaron formalmente esta “nueva adicción” a su manual profesional. Esto sienta un precedente, dado que desde hace tiempo que la comunidad internacional discute si añadir la adicción a internet como un desorden.
El periódico australiano The Sun-Herald consultó a las familias acerca de su opinión, quienes coincidieron en que los más chicos se ponen “agresivos, irritables y hostiles” cuando se les quitan sus videojuegos, iPad o sus portátiles.
Los psicólogos aseguran que internet y los juegos electrónicos pueden generar los mismos efectos que cualquier otra adicción, como altibajos emocionales y falta de concentración cuando se ven privados de utilizarlos.
Estas apreciaciones ayudaron a que estos nuevos trastornos fueran tomados en cuenta por la Sociedad Psicológica Australiana, aunque en primera instancia se considere solamente a los niños.
Este reconocimiento se adelanta a la tendencia mundial. Se estima que en la edición de mayo del próximo año, las adicciones provocadas por la tecnología entrarán oficialmente al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, con peso a nivel mundial.
Fuente:vanguadia.com
Los chicos adictos a utilizar dispositivos como celulares, consolas de juegos y computadoras, incluyendo el uso de internet, serán diagnosticados con una “severa enfermedad mental” en Australia.
Los expertos en Psicología agregaron formalmente esta “nueva adicción” a su manual profesional. Esto sienta un precedente, dado que desde hace tiempo que la comunidad internacional discute si añadir la adicción a internet como un desorden.
El periódico australiano The Sun-Herald consultó a las familias acerca de su opinión, quienes coincidieron en que los más chicos se ponen “agresivos, irritables y hostiles” cuando se les quitan sus videojuegos, iPad o sus portátiles.
Los psicólogos aseguran que internet y los juegos electrónicos pueden generar los mismos efectos que cualquier otra adicción, como altibajos emocionales y falta de concentración cuando se ven privados de utilizarlos.
Estas apreciaciones ayudaron a que estos nuevos trastornos fueran tomados en cuenta por la Sociedad Psicológica Australiana, aunque en primera instancia se considere solamente a los niños.
Este reconocimiento se adelanta a la tendencia mundial. Se estima que en la edición de mayo del próximo año, las adicciones provocadas por la tecnología entrarán oficialmente al Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, con peso a nivel mundial.
Fuente:vanguadia.com
martes, 2 de octubre de 2012
Las personas con esquizofrenia tienen una esperanza de vida un 20% menor
Más de medio millón de personas en España sufren esquizofrenia, un trastorno mental con una alta y temprana mortalidad. Así lo muestran los pacientes que presenten una esperanza de vida un 20% inferior al resto de la población, según ha explicado el director del Programa Esquizofrenia Clínic del Hospital Clínic y la Universidad de Barcelona, el doctor Miquel Bernardo.
Este experto, que ha participado en el marco del XVI Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebra en Bilbao hasta el 28 de septiembre, ha recordado que "se trata de una enfermedad grave a la que actualmente se destinan unos recursos escasos, que deberían ser ampliados".
Actualmente, añade, la esquizofrenia "es una de las áreas de la psiquiatría en la que más investigación se está realizando y, de hecho, está siendo considerada como un área prioritaria por parte de las autoridades". Las razones son varias, aunque este experto, responsable también del Área de Relaciones Institucionales, Comunicación y Difusión del centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), destaca que es la tercera causa de discapacidad entre la gente joven, en el ámbito mundial.
"Además, es una enfermedad tan prevalente como pueden ser el Alzheimer o la diabetes. La mortalidad, muy alta y temprana, es característica de la enfermedad, (los pacientes presentan una esperanza de vida un 20% menor que la de la población general). E incluso, sufren una mayor incidencia, por su mayor vulnerabilidad, ante otras patologías", añade.
En cuanto a los costes, la esquizofrenia es la patología cerebral que más costes lleva asociados, por detrás de las demencias. "Hasta ahora, los costes estaban infraestimados, pero gracias a los últimos estudios ha quedado de manifiesto que es necesario y rentable invertir y dotar de más recursos a la lucha contra esta patología", advierte.
"Estamos más cerca que nunca de conseguir marcadores biológicos que nos permitan un mejor diagnóstico. Y además, en lo relativo al tratamiento, no nos limitamos al tradicional control de los síntomas, sino que, más allá, trabajamos desde el primer momento para potenciar la recuperación del proyecto biográfico del paciente", afirma.
El trabajo con los pacientes
Durante años, los pacientes que sufren esta enfermedad "han padecido además de la propia patología, la incomprensión de muchas personas y han sido víctimas de un estigma injusto y de un deseo de invisibilidad por parte de la sociedad". A su juicio, "hoy, esto es inadmisible y ya se trabaja desde hace tiempo con los pacientes, sus familiares y otros actores sociales".
"Hoy está universalmente aceptado que para el tratamiento de estos pacientes no sólo es necesario contar con medicación, sino con un ambiente adecuado, la psicoeducación del paciente y la familia, psicoterapia, rehabilitación, etcétera. Todo ello influye favorablemente en el control de la enfermedad, algo esencial para el paciente", explica.
Este experto, ha recordado que "es falso que la esquizofrenia es para siempre", ya que el 66% de las personas con diagnóstico de esquizofrenia logra obtener un nivel aceptable de adaptación a la vida familiar, ocupándose de su autocuidado, participando en las labores del hogar y conviviendo con otras personas.
"De este grupo, cerca de la mitad de los afectados consiguen, además, mantener ciertas actividades (educativas, ocupacionales o laborales) fuera de la familia", por tanto, dependiendo de los casos, "se consigue en muchas ocasiones un grado aceptable de normalización en la vida del paciente".
No obstante, ha recordado que "hasta un 20% de los pacientes con esquizofrenia muestran una evolución muy negativa de la enfermedad, por lo que requieren una atención especial y una demanda de recursos sanitarios y sociales alta, e, incluso, el internamiento".
La esquizofrenia es un producto de la interacción de variables genéticas y ambientales, con más susceptibilidad en personas que han sufrido alteraciones en el neurodesarrollo. Entre los factores que pueden predisponer a una persona a presentar esquizofrenia, están las causas genéticas, en las que se estima que si se tiene un familiar de primer grado con trastorno de esquizofrenia la probabilidad de padecerla es de un 10%.
Fuente:elmundosalud.es
Este experto, que ha participado en el marco del XVI Congreso Nacional de Psiquiatría, que se celebra en Bilbao hasta el 28 de septiembre, ha recordado que "se trata de una enfermedad grave a la que actualmente se destinan unos recursos escasos, que deberían ser ampliados".
Actualmente, añade, la esquizofrenia "es una de las áreas de la psiquiatría en la que más investigación se está realizando y, de hecho, está siendo considerada como un área prioritaria por parte de las autoridades". Las razones son varias, aunque este experto, responsable también del Área de Relaciones Institucionales, Comunicación y Difusión del centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (Cibersam), destaca que es la tercera causa de discapacidad entre la gente joven, en el ámbito mundial.
"Además, es una enfermedad tan prevalente como pueden ser el Alzheimer o la diabetes. La mortalidad, muy alta y temprana, es característica de la enfermedad, (los pacientes presentan una esperanza de vida un 20% menor que la de la población general). E incluso, sufren una mayor incidencia, por su mayor vulnerabilidad, ante otras patologías", añade.
En cuanto a los costes, la esquizofrenia es la patología cerebral que más costes lleva asociados, por detrás de las demencias. "Hasta ahora, los costes estaban infraestimados, pero gracias a los últimos estudios ha quedado de manifiesto que es necesario y rentable invertir y dotar de más recursos a la lucha contra esta patología", advierte.
"Estamos más cerca que nunca de conseguir marcadores biológicos que nos permitan un mejor diagnóstico. Y además, en lo relativo al tratamiento, no nos limitamos al tradicional control de los síntomas, sino que, más allá, trabajamos desde el primer momento para potenciar la recuperación del proyecto biográfico del paciente", afirma.
El trabajo con los pacientes
Durante años, los pacientes que sufren esta enfermedad "han padecido además de la propia patología, la incomprensión de muchas personas y han sido víctimas de un estigma injusto y de un deseo de invisibilidad por parte de la sociedad". A su juicio, "hoy, esto es inadmisible y ya se trabaja desde hace tiempo con los pacientes, sus familiares y otros actores sociales".
"Hoy está universalmente aceptado que para el tratamiento de estos pacientes no sólo es necesario contar con medicación, sino con un ambiente adecuado, la psicoeducación del paciente y la familia, psicoterapia, rehabilitación, etcétera. Todo ello influye favorablemente en el control de la enfermedad, algo esencial para el paciente", explica.
Este experto, ha recordado que "es falso que la esquizofrenia es para siempre", ya que el 66% de las personas con diagnóstico de esquizofrenia logra obtener un nivel aceptable de adaptación a la vida familiar, ocupándose de su autocuidado, participando en las labores del hogar y conviviendo con otras personas.
"De este grupo, cerca de la mitad de los afectados consiguen, además, mantener ciertas actividades (educativas, ocupacionales o laborales) fuera de la familia", por tanto, dependiendo de los casos, "se consigue en muchas ocasiones un grado aceptable de normalización en la vida del paciente".
No obstante, ha recordado que "hasta un 20% de los pacientes con esquizofrenia muestran una evolución muy negativa de la enfermedad, por lo que requieren una atención especial y una demanda de recursos sanitarios y sociales alta, e, incluso, el internamiento".
La esquizofrenia es un producto de la interacción de variables genéticas y ambientales, con más susceptibilidad en personas que han sufrido alteraciones en el neurodesarrollo. Entre los factores que pueden predisponer a una persona a presentar esquizofrenia, están las causas genéticas, en las que se estima que si se tiene un familiar de primer grado con trastorno de esquizofrenia la probabilidad de padecerla es de un 10%.
Fuente:elmundosalud.es
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