La mayor carga asistencial de los psiquiatras privados la protagonizan pacientes con una patología depresiva o con trastornos de ansiedad, que representan casi dos tercios de sus consultas, según ha reconocido la doctora Blanca Morera, presidenta del comité organizador del Congreso Nacional de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP) que se celebra en San Sebastián.
En la actualidad, se cifra en más de 10 millones las personas que sufren un trastorno mental como depresión, ansiedad, esquizofrenia o trastorno bipolar en España, y son la causa del 30 por ciento de los casos discapacidad, por delante de enfermedades como las cardiovasculares o las oncológicas.
El problema es que su incidencia se ha multiplicado en los últimos cuarenta años, ha aseverado el vicepresidente de ASEPP, José Antonio López-Rodríguez, que lo achaca al estilo de vida actual. "Esto no significa que seamos más débiles que generaciones anteriores sino que vivimos más deprisa, dormimos pocas horas, por lo que estamos más cansados, y sufrimos más estrés", ha aseverado.
Y al igual que en otras patologías, en los trastornos mentales también existen diferencias epidemiológicas evidentes en función del género y la edad. Así, cuatro de cada cinco pacientes diagnosticados de trastorno por consumo de sustancias son hombres, mientras que los trastornos depresivos son más frecuentes en mujeres en la franja de edad comprendida entre la pubertad y la menopausia.
Asimismo, ha añadido el presidente de esta entidad, Salvador Ros, los trastornos por angustia y las conductas fóbicas son dos veces más frecuentes en la mujer. Y en el caso del suicidio, las tentativas son más habitualess en mujeres pero se consuma con más frecuencia en el hombre, y de forma más relevante en los mayores de 65 años.
Igualmente, las mujeres jóvenes conforman el grupo poblacional en el que se presentan de forma más frecuente los trastornos de la conducta alimentaria, la anorexia nerviosa, el trastorno bulímico o el trastorno por atracón.
LA CRISIS AGRAVA ESTAS PATOLOGÍAS
Este panorama nada positivo, han explicado estos expertos, se está agravando debido a la actual coyuntura económica, que "está repercutiendo en el incremento del número de consultas de pacientes con síntomas directamente relacionados con la crisis, "si bien se trata solo de una percepción recogida en las consultas de los expertos, pues no hay aún estudio que lo demuestre", ha apuntado López Rodríguez.
"Se trata de una situación relativamente lógica, de forma que el pesimismo general, crisis de valores, crisis económica, corrupción política, sensación de desamparo institucional, etcétera, es normal que sirva de factor desencadenante de una mayor número de casos de trastornos psiquiátricos, como la ansiedad", asegura el vicepresidente de ASEPP.
En este sentido, mientras que los trastornos afectivos, la depresión y la ansiedad probablemente incrementen su frecuencia, el consumo de sustancias se mantendrá aunque puedan modificarse las sustancias que provoquen adicción.
UNO DE CADA TRES PACIENTES ACUDE A LA PSIQUIATRÍA PRIVADA
Para atender todos estos problemas, los representantes de ASEPP han destacado como la asistencia privada en Psiquiatría es de buena calidad y complementa la cobertura sanitaria universal gratuita. No en vano, hasta el 30-40 por ciento de las personas con algún trastorno mental acude a la psiquiatría privada.
Las razones más importantes para ello, según un estudio elaborado por esta asociación, son el mayor tiempo dedicado a la consulta, la posibilidad de recibir una atención más continuada en el tiempo, el contar con un horario más flexible y la rapidez.
"A nivel ambulatorio, se constituye en red complementaria a la pública, muy saturada por la patología mental grave, junto con los recortes y limitaciones a un necesario aumento de recursos", ha defendido Morera.
Fuente:eleconomista.es
martes, 27 de mayo de 2014
martes, 20 de mayo de 2014
Enganchados a las redes
En los últimos años con la aparición de las redes sociales y los nuevos dispositivos móviles, así como la popularización de Internet- que este sábado celebra su Día Mundial-, la forma de comunicarse ha cambiado, creando nuevas necesidades que, en muchos casos, rozan ya la adicción.
Cada vez más aparecen personas sufre FOMO, tiene whatsappitis, se ve afectado por Nomofobia, phubbing o vibranxiety, o son están enganchados a las redes sociales. Según psicóloga Amaya Terrón, la nuevas aplicaciones y tecnologías que se usan a través de la red hacen que, siempre que no se les dé un buen uso, aparezcan estas nuevas enfermedades que todo apunta ya son fenómenos de este siglo.
Si para los adultos estar enganchado a Internet es peligroso, esto adquiere mayor relevancia cuando hablamos de menores. "Una sobreestimulación del menor a Internet puede suponer una sobrecarga al sistema nervioso central que se puede manifestar en forma de intranquilidad, nerviosismo e irritabilidad, un uso excesivo puede acarrear consecuencias en su esfera social", advierte.
A la larga, esta situación puede terminar provocando en el niño un aislamiento con sus coetáneos, así como un retraso en el desarrollo de sus habilidades sociales, "además se pueden crear malos hábitos a la hora de dormir", alerta. Para evitarlo, recomienda a los padres estar atentos, controlar a lo que juegan nuestros pequeños, así como jugar con ellos y controlar el contenido y calidad del uso de Internet.
LAS NUEVAS ADICCIONES
En los últimos meses los médicos han empezado a dar la voz de alarma, advirtiendo de la aparición de nuevas adicciones u obsesiones que no siempre afecta a personas con rasgos introvertidos. Asimismo, los diferentes 'enganches' con las nuevas tecnologías no siempre afectan exclusivamente al ámbito psicológico, las hay que también pueden provocar daños físicos.
Además, con el uso indebido de las apps se corre el riesgo de aislarse socialmente, "no es extraño caminar por la calle y darnos cuenta de cómo las personas se olvidan de lo que ocurre a su alrededor mientras están concentrados en sus teléfonos móviles. Choques con personas, atropellos, faltas de atención y tropiezos son algunas de las consecuencias más comunes", apunta Terrón.
1. FOMO o la obsesión por perderse algo
Una de los nuevos trastornos del que últimamente más están alertando los psicólogos es el FOMO (Fear of Missing Out) o la obsesión por perderse algo de lo que está sucediendo en la red. La personas que lo sufren siente miedo o temor a estar desconectado de su vida virtual, lo que le lleva a tener ansiedad y la idea recurrente de estar perdiéndose algo.
Entre los síntomas de alarma: sentirse desplazado o con ansiedad en caso de olvidarse el smartphone en casa; comprobar Facebook cada cierto tiempo; no pasar más de cinco minutos desde que se encuentra un aviso de actividad y se revisa; no poder salir de vacaciones sin asegurarse de que va a haber wifi en el lugar de destino; o pensar que no recibir "me gustas" es un síntoma de que algo no va bien con las amistades.
Asimismo, debe preocupar tener una vida social virtual más rica que en persona; pasar más horas navegando por redes sociales, buscando reforzadores y viendo los eventos externos que hablando con familiares y amigos; o mirar las alertas nada más levantarse y lo último antes de acostarse.
Para evitar esta adicción, la psicóloga , recomienda "desconectar Internet durante la noche, durante las comidas, desayunos, cenas y más si estamos acompañados, debemos intentar pasar más tiempo conectados realmente que virtualmente".
2. La 'whatsappitis' o ser adictos al Whatsapp
Otra de las nuevas adicciones tiene que ver con el Whatsapp, los médicos ya alertan de casos de personas con dolor en las falanges y muñecas (tendinitis) por un uso abusivo de esta app; dolencia que ya se ha bautizado con el nombre de 'whatsapitis'. Para evitarlo, los médicos aconsejan un uso responsable, una escritura más relajada y corregir la postura mientras escribimos.
"Sufrir ansiedad por olvidar el móvil en casa y no estar 'conectado', pasar varias horas conectado a whatsapp, evitar el contacto personal, referir siempre a whatsapp sea cual sea el contenido de la conversación y escuchar las alertas de whatsapp sin que se haya recibido ningún mensaje son claros signos de lo que recientemente se acuña con el término whatsapitis", explica la psicóloga.
3. Nomofobia o ansiedad por la ausencia de movil
En este caso, el trastorno se refiere al cuadro clínico que se produce cuando una persona siente ansiedad o angustia ante la ausencia de teléfono móvil, es decir, al olvido, pérdida o sustracción de este. De la misma forma se produce nomofobia cuando nos sentimos excluidos del grupo en el caso de no estar conectados mediante nuestros dispositivos.
4. Phubbing o utilización enfermiza del smartphone
Cada vez es más común ver a personas sentadas en la misma mesa a comer y sólo hacer caso al móvil, aquí se podría decir que sufren Phubbing. Esta adicción se refiere a aquellas situaciones sociales donde el protagonista no son ni las reuniones ni la compañía humana, sino la utilización cuasi enfermiza de comunicarse mediante smartphones.
"Todos hemos sido conscientes de reuniones sociales donde cada miembro estaba atento a su móvil y no a los participantes de la cena o comida. En cierto modo podemos interpretar esta práctica como una falta de consideración con la persona o personas que tenemos en frente", destaca.
5. Vibranxiaety o vibración fantasma
"¿Alguna vez has ido corriendo a ver tu smartphone cuando has oído una alerta y resulta que no había nada? ¿Alguna vez has creído que el móvil vibraba, comprobando después que no lo hacía?", pregunta la experta para referirse a la obsesión o dependencia por el sonido o vibración del móvil. Estos son los efectos colaterales de una obsesión que nos conectan inmediatamente con la sensación de llamada.
6. Enganchados a las redes sociales
El uso de las redes sociales también puede traer consigo consecuencias nefastas si no se les da el uso adecuado, incluso pueden crear adicciones importantes. "Las redes sociales son una gran adición ya para muchas personas", asegura Terrón, quien destaca que el principal problema es el aislamiento social.
"Cuando utilizamos redes sociales de manera saludable no tendrían por qué crear aislamiento social si no lo hay previamente, de hecho, bien utilizadas fomentan el acercamiento a tus amigos e incluso creación de nuevos. Cuando el uso de las redes suple la faceta y el contacto social se pone de manifiesto un problema previo. En estos casos las redes sociales funcionan a modo sustitutivo, dejando en evidencia el problema subyacente", añade.
"Las personas que constantemente comentan estados ajenos o propios, ponen frases o citas suelen tener una alta motivación por aparecer, por ser atendidas por tener un impacto en los demás, buscan la atención principalmente. Suele ser uno de los síntomas de estar enganchado/a a las redes sociales", explica.
Cinco reglas para un buen uso
¿Cómo podemos saber si estamos enganchados? Según la psicóloga, "en el momento que sentimos ansiedad o cierto grado de nerviosismo cuando no tenemos o prevemos que no vamos a tener acceso a ellas podemos decir que estamos enganchados". Para evitarlo, da cinco de las premisas fundamentales para utilizar correctamente las redes sociales y hacer un uso responsable y positivo de las mismas:
- Mantener el contacto con amigos y recuperar a viejos amigos.
- No utilizar los medios como fuente de venganza y de provocación de daños.
- No difundir habladurías malintencionadas ni imágenes de otras personas sin consentimiento.
- No apoyar sentencias ni jactarse de venganzas por estos medios. No basar tus opiniones y juicios a través de ellas.
- Respeto y diversión serían el resumen de las cinco.
Fuente:infosalus.com
Cada vez más aparecen personas sufre FOMO, tiene whatsappitis, se ve afectado por Nomofobia, phubbing o vibranxiety, o son están enganchados a las redes sociales. Según psicóloga Amaya Terrón, la nuevas aplicaciones y tecnologías que se usan a través de la red hacen que, siempre que no se les dé un buen uso, aparezcan estas nuevas enfermedades que todo apunta ya son fenómenos de este siglo.
Si para los adultos estar enganchado a Internet es peligroso, esto adquiere mayor relevancia cuando hablamos de menores. "Una sobreestimulación del menor a Internet puede suponer una sobrecarga al sistema nervioso central que se puede manifestar en forma de intranquilidad, nerviosismo e irritabilidad, un uso excesivo puede acarrear consecuencias en su esfera social", advierte.
A la larga, esta situación puede terminar provocando en el niño un aislamiento con sus coetáneos, así como un retraso en el desarrollo de sus habilidades sociales, "además se pueden crear malos hábitos a la hora de dormir", alerta. Para evitarlo, recomienda a los padres estar atentos, controlar a lo que juegan nuestros pequeños, así como jugar con ellos y controlar el contenido y calidad del uso de Internet.
LAS NUEVAS ADICCIONES
En los últimos meses los médicos han empezado a dar la voz de alarma, advirtiendo de la aparición de nuevas adicciones u obsesiones que no siempre afecta a personas con rasgos introvertidos. Asimismo, los diferentes 'enganches' con las nuevas tecnologías no siempre afectan exclusivamente al ámbito psicológico, las hay que también pueden provocar daños físicos.
Además, con el uso indebido de las apps se corre el riesgo de aislarse socialmente, "no es extraño caminar por la calle y darnos cuenta de cómo las personas se olvidan de lo que ocurre a su alrededor mientras están concentrados en sus teléfonos móviles. Choques con personas, atropellos, faltas de atención y tropiezos son algunas de las consecuencias más comunes", apunta Terrón.
1. FOMO o la obsesión por perderse algo
Una de los nuevos trastornos del que últimamente más están alertando los psicólogos es el FOMO (Fear of Missing Out) o la obsesión por perderse algo de lo que está sucediendo en la red. La personas que lo sufren siente miedo o temor a estar desconectado de su vida virtual, lo que le lleva a tener ansiedad y la idea recurrente de estar perdiéndose algo.
Entre los síntomas de alarma: sentirse desplazado o con ansiedad en caso de olvidarse el smartphone en casa; comprobar Facebook cada cierto tiempo; no pasar más de cinco minutos desde que se encuentra un aviso de actividad y se revisa; no poder salir de vacaciones sin asegurarse de que va a haber wifi en el lugar de destino; o pensar que no recibir "me gustas" es un síntoma de que algo no va bien con las amistades.
Asimismo, debe preocupar tener una vida social virtual más rica que en persona; pasar más horas navegando por redes sociales, buscando reforzadores y viendo los eventos externos que hablando con familiares y amigos; o mirar las alertas nada más levantarse y lo último antes de acostarse.
Para evitar esta adicción, la psicóloga , recomienda "desconectar Internet durante la noche, durante las comidas, desayunos, cenas y más si estamos acompañados, debemos intentar pasar más tiempo conectados realmente que virtualmente".
2. La 'whatsappitis' o ser adictos al Whatsapp
Otra de las nuevas adicciones tiene que ver con el Whatsapp, los médicos ya alertan de casos de personas con dolor en las falanges y muñecas (tendinitis) por un uso abusivo de esta app; dolencia que ya se ha bautizado con el nombre de 'whatsapitis'. Para evitarlo, los médicos aconsejan un uso responsable, una escritura más relajada y corregir la postura mientras escribimos.
"Sufrir ansiedad por olvidar el móvil en casa y no estar 'conectado', pasar varias horas conectado a whatsapp, evitar el contacto personal, referir siempre a whatsapp sea cual sea el contenido de la conversación y escuchar las alertas de whatsapp sin que se haya recibido ningún mensaje son claros signos de lo que recientemente se acuña con el término whatsapitis", explica la psicóloga.
3. Nomofobia o ansiedad por la ausencia de movil
En este caso, el trastorno se refiere al cuadro clínico que se produce cuando una persona siente ansiedad o angustia ante la ausencia de teléfono móvil, es decir, al olvido, pérdida o sustracción de este. De la misma forma se produce nomofobia cuando nos sentimos excluidos del grupo en el caso de no estar conectados mediante nuestros dispositivos.
4. Phubbing o utilización enfermiza del smartphone
Cada vez es más común ver a personas sentadas en la misma mesa a comer y sólo hacer caso al móvil, aquí se podría decir que sufren Phubbing. Esta adicción se refiere a aquellas situaciones sociales donde el protagonista no son ni las reuniones ni la compañía humana, sino la utilización cuasi enfermiza de comunicarse mediante smartphones.
"Todos hemos sido conscientes de reuniones sociales donde cada miembro estaba atento a su móvil y no a los participantes de la cena o comida. En cierto modo podemos interpretar esta práctica como una falta de consideración con la persona o personas que tenemos en frente", destaca.
5. Vibranxiaety o vibración fantasma
"¿Alguna vez has ido corriendo a ver tu smartphone cuando has oído una alerta y resulta que no había nada? ¿Alguna vez has creído que el móvil vibraba, comprobando después que no lo hacía?", pregunta la experta para referirse a la obsesión o dependencia por el sonido o vibración del móvil. Estos son los efectos colaterales de una obsesión que nos conectan inmediatamente con la sensación de llamada.
6. Enganchados a las redes sociales
El uso de las redes sociales también puede traer consigo consecuencias nefastas si no se les da el uso adecuado, incluso pueden crear adicciones importantes. "Las redes sociales son una gran adición ya para muchas personas", asegura Terrón, quien destaca que el principal problema es el aislamiento social.
"Cuando utilizamos redes sociales de manera saludable no tendrían por qué crear aislamiento social si no lo hay previamente, de hecho, bien utilizadas fomentan el acercamiento a tus amigos e incluso creación de nuevos. Cuando el uso de las redes suple la faceta y el contacto social se pone de manifiesto un problema previo. En estos casos las redes sociales funcionan a modo sustitutivo, dejando en evidencia el problema subyacente", añade.
"Las personas que constantemente comentan estados ajenos o propios, ponen frases o citas suelen tener una alta motivación por aparecer, por ser atendidas por tener un impacto en los demás, buscan la atención principalmente. Suele ser uno de los síntomas de estar enganchado/a a las redes sociales", explica.
Cinco reglas para un buen uso
¿Cómo podemos saber si estamos enganchados? Según la psicóloga, "en el momento que sentimos ansiedad o cierto grado de nerviosismo cuando no tenemos o prevemos que no vamos a tener acceso a ellas podemos decir que estamos enganchados". Para evitarlo, da cinco de las premisas fundamentales para utilizar correctamente las redes sociales y hacer un uso responsable y positivo de las mismas:
- Mantener el contacto con amigos y recuperar a viejos amigos.
- No utilizar los medios como fuente de venganza y de provocación de daños.
- No difundir habladurías malintencionadas ni imágenes de otras personas sin consentimiento.
- No apoyar sentencias ni jactarse de venganzas por estos medios. No basar tus opiniones y juicios a través de ellas.
- Respeto y diversión serían el resumen de las cinco.
Fuente:infosalus.com
lunes, 5 de mayo de 2014
El 40% de las personas con trastorno de la conducta alimentaria son adictas al deporte
Según ha informado el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), Néstor Szerman, el 40% de las personas con trastorno de la conducta alimentaria son adictos al deporte. Szerman también ha recordado que las adicciones y las patologías mentales están relacionadas en el 70% de los casos.
En los últimos años se ha incrementado notablemente la asistencia a gimnasios y la realización de deporte de manera rutinaria, algo que, según ha señalado el secretario de la sociedad, Ignacio Basurte, es recomendable. No obstante, en algunos casos detrás de la práctica habitual del deporte se "encubren" otros trastornos, como por ejemplo alimenticios, donde el ejercicio se convierte en medida compensatoria para la pérdida de peso y, en ocasiones, deriva en un patrón de conducta anómalo que esconde psicopatología, como ocurre con la vigorexia. "Aunque la mayoría de la población expuesta no desarrolla adicción, si la persona es vulnerable y está diagnosticada de otros trastornos o adicciones la probabilidad aumenta", ha apuntado Szerman. Es el caso de las personas con disforia, rasgos de personalidad obsesivo o con trastornos de alcohol, opioides y tabaco.
El deporte como droga
Muchos autores han asegurado que el deporte produce a nivel cerebral las mismas reacciones que provocan las drogas en el cerebro de los consumidores. En este sentido, el presidente de la SEPD ha reconocido que en personas vulnerables se podría afirmar que se establecen reacciones semejantes. "Hay personas que tienen sistemas y circuitos cerebrales disfuncionales que dan lugar a diferentes síntomas psíquicos como malestar o problemas de relación interpersonal y que mejoran cuando realizan un ejercicio físico intenso", ha apostillado. Sin embargo, también existen terapias para pacientes con patología dual que incluyen la práctica deportiva como parte del tratamiento. "Los modelos neurobiológicos en animales podrían explicar en muchos casos por qué en determinados pacientes con patología dual pueden compensarse o incluso mejorar con la realización de ejercicio físico. A día de hoy sabemos que el deporte es competitivo con el autoconsumo de drogas (que destruye neuronas) y que aumenta la neurogénesis (creación de neuronas)", ha zanjado Basurte.
Fuente:runandwalk.net
En los últimos años se ha incrementado notablemente la asistencia a gimnasios y la realización de deporte de manera rutinaria, algo que, según ha señalado el secretario de la sociedad, Ignacio Basurte, es recomendable. No obstante, en algunos casos detrás de la práctica habitual del deporte se "encubren" otros trastornos, como por ejemplo alimenticios, donde el ejercicio se convierte en medida compensatoria para la pérdida de peso y, en ocasiones, deriva en un patrón de conducta anómalo que esconde psicopatología, como ocurre con la vigorexia. "Aunque la mayoría de la población expuesta no desarrolla adicción, si la persona es vulnerable y está diagnosticada de otros trastornos o adicciones la probabilidad aumenta", ha apuntado Szerman. Es el caso de las personas con disforia, rasgos de personalidad obsesivo o con trastornos de alcohol, opioides y tabaco.
El deporte como droga
Muchos autores han asegurado que el deporte produce a nivel cerebral las mismas reacciones que provocan las drogas en el cerebro de los consumidores. En este sentido, el presidente de la SEPD ha reconocido que en personas vulnerables se podría afirmar que se establecen reacciones semejantes. "Hay personas que tienen sistemas y circuitos cerebrales disfuncionales que dan lugar a diferentes síntomas psíquicos como malestar o problemas de relación interpersonal y que mejoran cuando realizan un ejercicio físico intenso", ha apostillado. Sin embargo, también existen terapias para pacientes con patología dual que incluyen la práctica deportiva como parte del tratamiento. "Los modelos neurobiológicos en animales podrían explicar en muchos casos por qué en determinados pacientes con patología dual pueden compensarse o incluso mejorar con la realización de ejercicio físico. A día de hoy sabemos que el deporte es competitivo con el autoconsumo de drogas (que destruye neuronas) y que aumenta la neurogénesis (creación de neuronas)", ha zanjado Basurte.
Fuente:runandwalk.net
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