viernes, 28 de marzo de 2014

Dos de cada diez adolescentes están a un paso de ser adictos a internet

El 76% de los niños de entre 11 y 14 años utilizan WhatsApp, y solo el 30% apagan su 'smartphone' antes de irse a dormir.

Las señales de alarma se han encendido. Dos de cada diez adolescentes murcianos (de entre 14 y 18 años) están a un paso de convertirse en adictos a internet, como ya lo son un 1,4% de chavales de su edad. Se aíslan, han empezado a dejar de hacer cosas con las que antes disfrutaban, como salir con sus amigos o ir al entrenamiento, sufren cuando se encuentran sin conexión, están irascibles e incluso tienen conductas agresivas, síndrome de abstinencia o síntomas de depresión. Por descontado, pasan horas y horas conectados y no apagan su móvil en clase ni cuando se acuestan. La tecnoadicción comienza a considerarse un grave problema entre los niños y adolescentes de entre 10 y 18 años de la Región, enganchados a los tabletas o 'smartphone' más allá de lo razonable. Los indicadores de alerta constatados por los autores del estudio sobre conductas adictivas a internet entre los menores elaborado por la Fundación Mapfre, el Centro de Seguridad en internet Protégeles y el Grupo Siena, y en el que ha participado una muestra de escolares murcianos, son numerosas, y las cifras, presentadas ayer en Murcia, contundentes.

El acceso continuo de los niños y adolescentes a la red se ha convertido ya en un fenómeno imparable en la Región: la conexión, concluye el estudio «es permanente». Hasta el punto de que un amplio 27% de los niños y adolescentes de 11 a 14 años nunca apagan su móvil, ni siquiera cuando se acuestan, un porcentaje que va en aumento con la edad, ya que entre los 13 y los 14 años solo uno de cada tres desconecta el terminal. Los adolescentes mantienen su móvil activo incluso durante las clases (el 60%), y desoyen las indicaciones de apagarlo en lugares con uso restringido.

La edad en que los niños tienen acceso a su primer teléfono se ha ido adelantando, y el 30% dispone de su propio terminal desde los 10 años (muchos lo reciben como regalo por la Comunión); a los 12 años, son ya siete de cada diez los niños que tienen su teléfono personal. El primer contacto con la conexión a internet es mucho más precoz: antes incluso de ir a la escuela, entre los 2 y los 3 años, los niños acceden de forma habitual a los terminales de sus padres.

El 'smartphone' es el medio, pero quizá no el problema. De hecho, la mayoría de los adolescentes no usa su terminal para llamar casi nunca, y de forma mayoritaria dedican su conexión a intercambiar mensajes por WhatsApp. «No tenerlo y estar fuera de los de los grupos es para ellos estar fuera de lo que sucede en el grupo», advierte el estudio, que revela que tres de cada cuatro niños y adolescentes (de 11 a 14 años) utilizan la aplicación y participan en grupos. Lo mismo ocurre con el acceso a las redes sociales, visitadas desde el móvil por el 83% de los adolescentes. La descarga de música, los juegos y las aplicaciones de ocio son también usos mayoritarios entre los adolescentes.

A pesar de la contundencia de los datos, el uso diario, precoz o prolongado de internet no es un indicador determinante de tecnoadicción, ya que, como en todas las adicciones, influyen factores como el entorno o el uso que se dé a la conexión. «El hecho de que un adolescente pase horas viendo vídeos en Youtube no es sintomático. Quizá es más definitiva la dependencia de las redes sociales», aseguró ayer Guillermo Cánovas, presidente del programa Protégeles y director del Centro de Seguridad en internet para los menores, quien ayer participó, junto a los representantes de la Fundación Mapfre y del Grupo Siena, en la presentación de una campaña pionera en España que las tres entidades desarrollarán en la Región para concienciar a familias y escolares sobre los riesgos de la adicción a internet y de las estrategias para prevenirla y reconducirla, y que se celebró en el colegio San Pablo de Murcia. En la presentación participó también el consejero de Educación, Pedro Antonio Sánchez, quien recordó los límites que el nuevo decreto de convivencia de colegios e institutos pondrá al uso de internet en el aula el próximo curso.

Fuente:laverdad.es

La mujer tarda más en acudir a los servicios de salud mental

Según los expertos, ellas sufren más el estigma y el rechazo social de esta enfermedad.

El análisis de las diferencias en función del género en patología dual es relativamente reciente, a pesar de que según los expertos, el hecho de ser varón o mujer condiciona y conforma tanto la expresión de la adicción como de los otros trastornos psiquiátricos coexistentes. «Hay muy pocos estudios en Patología Dual sobre mujeres. En general, es casi invisible en los ensayos clínicos en Psiquiatría y Adicciones (patología dual). De cada cuatro pacientes en tratamiento solo uno es mujer, y ellas sufren más el estigma y el rechazo social de esta enfermedad; por ello también les cuesta más superar las barreras para pedir ayuda especializada y solicitar tratamiento», afirma el doctor Nestor Szerman, presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD).

Las nuevas tecnologías, la adicción al juego, la conducta sexual compulsiva y algunos patrones de conducta alimentaria, entre otros comportamientos, suponen para los usuarios vulnerables una serie de recompensas que les colocan en mayor riesgo adictivo. Estas conductas potencialmente adictivas se asocian frecuentemente con depresión, ansiedad y trastornos de la personalidad.

Tal y como apunta el doctor Francisco Ferre, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, «este escenario clínico y asistencial resulta de especial relevancia en las mujeres, especialmente en las más jóvenes, donde en algunas ocasiones el uso inadecuado de nuevas tecnologías comportan problemas añadidos a la psicopatología descrita, teniendo lugar situaciones de acoso e incluso de nuevas formas de violencia de género».

«En España se estima que prácticamente todas las personas con adicciones a algún tipo de sustancia, como el alcohol o el cannabis, padece también otro trastorno mental asociado. Y más de la mitad de las personas que consultan en Salud Mental tienen además un trastorno adictivo, especialmente tabaquismo. Ambos factores, adicción y trastorno mental, pueden actuar indistintamente como ‘causa’ y ‘consecuencia’ de la patología dual», recuerda el doctor Szerman a raíz de las jornadas organizadas por la SEPD en colaboración con el Hospital General Universitario Gregorio Marañón y patrocinadas por el Plan Nacional Sobre Drogas del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad y en las que se han inscrito más de 400 especialistas.

Patologías más frecuentes en mujeres

Los estudios epidemiológicos que contemplan las diferencias por género en los trastornos mentales detectan que hay más prevalencia de mujeres con trastornos depresivos, de ansiedad, de la conducta alimentaria, o estrés post-traumático derivado de violencia de género, en ocasiones con ratios muy elevados de 10 frente a 1, a favor de éstas.

«La mujer suele asumir ciertos roles sociales y/o laborales cuyos factores asociados le confieren una vulnerabilidad mayor para aquellos trastornos relacionados, por ejemplo, con el estrés», comenta el doctor Ferre.

Los trastornos de la conducta alimentaria pueden considerarse adicciones comportamentales, según la Clasificación de Trastornos Mentales Americana DSM-5 y, en esta misma línea, la obesidad es considerada en algunos casos como una adicción a la comida. El trastorno por atracón o la bulimia se considera un descontrol de los impulsos.

Además, en la mayoría de los casos de TCA «aparece asociado el consumo de cafeína, nicotina y alcohol que también pasa desapercibido y suele estar infradiagnosticado porque se consulta menos en los dispositivos de salud mental», agrega el doctor Ferre.

Tal y como reivindican desde la SEPD el papel del género debería ser analizado en todos los trastornos mentales, no solo desde una perspectiva clínico-epidemiológica, sino también en cuanto al substrato neurobiológico, factores de riesgo, respuesta terapéutica, pronóstico, evolución, consecuencias sociales e implicaciones en los programas sanitarios.

En relación a las adicciones comportamentales con o sin sustancia lo que se busca fundamentalmente es la disminución del malestar antes que la gratificación. La mujer parece haber descubierto en el juego online y en las nuevas tecnologías una vía de escape que en realidad las hace “prisioneras” llegando incluso a enfrentarse a problemas de tipo legal y acoso.

«El DSM-5 ha incluido las adicciones comportamentales dentro del capítulo de las adicciones, algo que las confiere el rango de enfermedad mental y no sólo como ausencia de control de los impulsos», incide el doctor Szerman.

Fuente:elcorreo.com

Más de la mitad de las personas con Trastorno Alimentario tienen un Trastorno Bipolar

El 56% de las pacientes con trastornos de conducta alimentaria (TCA) presentan un trastorno bipolar y entre el 35% y el 81% un trastorno depresivo.

Así lo aseguró este jueves el secretario de la Sociedad Española de Patología Dual (Sepd) y psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón, Ignacio Basurte, en la edición número ocho de las Jornadas Nacionales de Patología Dual y Género ‘Adicciones comportamentales y patología dual en la mujer’, que se celebraron en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid.

Además, Basurte dijo que los pacientes con TCA, que en el 90% de los casos son mujeres, presentan una elevada comorbilidad (presencia de uno o más trastornos), de entre el 18% al 23,8%, siendo la compra compulsiva y la cleptomanía los más comunicados. También indicó que el 56% de los pacientes presentan un trastorno bipolar, entre el 35% y el 81% un trastorno depresivo, el 17% fobia social, el 12% ansiedad generalizada y entre un 20% y un 31% trastorno obsesivo compulsivo.

El doctor explicó en la rueda de prensa que los trastornos afectivos, como la depresión, la ansiedad o la baja autoestima, condicionan la aparición en las mujeres de una de las adicciones comportamentales más frecuentes y en auge en España, como es esta alteración de la conducta alimentaria. “Se trata de enfermedades mentales que convierten la comida en un enemigo y aunque la edad de inicio suele ser la adolescencia, una gran parte de los casos se prolonga a la vida adulta”, subrayó, al tiempo que indicó que “en el 17% de los casos encontramos casos de patología dual; es decir, estas pacientes suman a su trastorno mental otro trastorno mental adictivo”.

El origen de estas alteraciones de la conducta, como la anorexia, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, se explica a partir de una alteración mental-cerebral cuya expresión psicológica es un elevado nivel de insatisfacción personal, miedo a madurar, elevados índices de autoexigencia e ideas distorsionadas sobre el peso o la comida.

VULNERABILIDAD DE LA MUJER 

En el acto, el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual, Néstor Szerman, alertó de la vulnerabilidad de la mujer en relación a la asociación de trastornos mentales y adicciones comportamentales y explicó que las nuevas tecnologías, la conducta sexual compulsiva, la adicción al juego y algunos patrones de conducta alimentaria, entre otros comportamientos en los que no media sustancia con potencial adictivo, suponen para los usuarios vulnerables una serie de recompensas que les colocan en mayor riesgo adictivo.

Asimismo, dijo que estas conductas potencialmente adictivas se asocian frecuentemente con depresión, ansiedad y trastornos de la personalidad, que tienen mayor prevalencia en la población femenina y que derivan, en muchos de los casos, de la violencia de género que han sufrido. “Este escenario clínico y asistencial resulta de especial relevancia en las mujeres, especialmente en las más jóvenes, donde en algunas ocasiones el uso inadecuado de nuevas tecnologías comportan problemas añadidos a la psicopatología descrita, teniendo lugar situaciones de acoso o incluso nuevas formas de violencia de género”, agregó.

En relación a esto, el doctor revindicó que el papel del género debería ser analizado en todos los trastornos mentales, no sólo desde una perspectiva clínico-epidemiológica, sino también en cuanto al sustrato neurobiológico, factores de riesgo, respuesta terapéutica, pronóstico, evolución, consecuencias sociales e implicaciones en los programas sanitarios.

Fuente:teinteresa.es

Uno de cada tres ludópatas es mujer y el 70% de ellas son víctimas de violencia de género

El 30 por ciento de las personas que sufren ludopatía son mujeres y, de ellas, el 70 por ciento sufren violencia de género, según ha asegurado el catedrático de Psicología Clínica de la Universidad del País Vasco, Enrique Echeburúa, con motivo de la celebración de las VIII Jornadas Nacionales de Patología Dual y Género, tituladas 'Adiciones comportamentales y patología dual en la mujer'.

Se trata de una cifra de violencia machista que multiplica por seis la tasa registrada en la población general, que se sitúa en el 11 por ciento. Y es que, la ludopatía comporta importantes consecuencias negativas tanto para las personas que la padecen, como para su entorno y, más aún, si se trata de una mujer.

De hecho, según ha explicado el experto, cuando el caso de adicción al juego ocurre en la mujer la reacción que suele sufrir el varón es "mucho más intransigente" que cuando es él quien tiene el problema, favoreciendo así la aparición de casos de violencia de género.

"Esta violencia puede ser bidireccional porque hay mujeres que sufren malos tratos a diario y recurren al juego para evadirse, pero también hay otras que juegan de una forma descontrolada provocando la ira de sus parejas por todos los problemas que esta adicción conlleva", ha recalcado Echeburúa.

Además, estos comportamientos se explican también por el hecho de que al hombre se suele "tolerar" el juego excesivo, mientras que a la mujer se la suele tildar de "viciosa", lo que conlleva una ocultación del problema y una mayor resistencia a la búsqueda.

Y es que, a pesar de que el 70 por ciento de los casos de ludopatía son hombres y el 30 mujeres, sólo el 10 por ciento de los pacientes que acuden a las consultas por tratamiento son mujeres. "El sufrimiento causado por las pérdidas económicas y la inseguridad de ser descubierta generan un estado de inestabilidad emocional. Además, los autoengaños deterioran la autoestima de la mujer ludópata, facilitando la aparición de un estado de ánimo deprimido, de una patología dual", ha argumentado el doctor.


Asimismo, el experto ha informado de que ambos sexos presentan patrones y perfiles diferenciales de comportamiento ante el juego, que se manifiesta tanto en los tipos de juegos elegidos, como en la motivación, los factores psicopatológicos y el impacto en la vida cotidiana.

En este sentido, aunque las mujeres suelen comenzar más tarde a jugar, tardan menos en engancharse a estos juegos que los hombres. Además, mientras que ellas prefieren jugar al bingo y suelen recurrir a estas adicciones por un malestar emocional, ellos juegan más a las máquinas 'tragaperras' y lo hacen por dinero y por buscar el nivel de excitación que produce el poder ganar o perder.

Ahora bien, Echeburúa ha avisado de que la ludopatía suele venir acompañada por otras patologías como, por ejemplo, la adicción al alcohol y a las drogas, en el caso de los hombres y, la depresión, el estrés o soledad en el caso de las mujeres.

Por otra parte, el jefe del servicio de Psiquiatría del Hospital General Universitario Gregorio Marañón, Francisco Ferre, ha alertado del "problema emergente" que están suponiendo las adicciones comportamentales, tanto en jóvenes como en adultos, motivadas especialmente por el uso excesivo de Internet, las redes sociales y los 'smartphones'.

"Ya hay muchas familias que están sufriendo este problema porque un miembro pasa horas y horas en Internet o utilizando el móvil de forma desmedida, haciendo que disminuya de forma muy importante su vida social y, en cierta medida, poniendo en riesgo su salud", ha argumentado Ferre.

Pero este problema puede ir más allá si se tiene en cuenta que, según dos estudios promovidos en 2013 por la Delegación del Gobierno para la Violencia de Género, un 61 por ciento de los jóvenes han sido víctimas de violencia machista a través del móvil y las redes sociales, y un 36 por ciento han sido destinatarias de mensajes que les han hecho "sentir miedo".

Ante estas adicciones, el especialista ha reconocido que todavía no se disponen de las herramientas necesarias como para poder medir a nivel global cuál es el perfil de las personas adictas a Internet o al 'smartphone', aunque ha recordado que un estudio realizado recientemente en la Comunidad de Madrid ha mostrado que el 9 por ciento de los adolescentes madrileños sufren este problema.

Otras de las adicciones que actualmente están en auge en España, según los expertos, son los trastornos alimentarios y los psiconautas, es decir, aquellas personas que buscan expandir o explorar su conciencia a través del uso de sustancias psicotrópicas.

En cuanto a los primeros, se trata de enfermedades mentales que convierten la comida en un enemigo y, aunque la edad de inicio suele ser la adolescencia, una gran parte de los casos se prolongan durante la vida adulta. Lo suelen sufrir más las mujeres que los hombres, siendo éstas mayormente universitarias y con una edad media de 26 años.

Además, en estos casos, como en el resto de las conductas adictivas, suele haber una patología dual, tal y como ha aseverado el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), Nestor Szerman. En concreto, el origen de las alteraciones de la conducta como la anorexia, bulimia nerviosa y trastorno por atracón se explica a partir de una alteración mental-cerebral cuya expresión psicológica es un elevado nivel de insatisfacción personal, miedo a madurar, elevados índices de autoexigencia e ideas distorsionadas sobre el peso o la comida.

Asimismo, estos pacientes presentan una elevada comorbilidad de entre el 16 y el 23,8 por ciento, siendo la compra compulsiva y la cleptomanía los más comunicados. Del mismo modo, el trastorno depresivo suele aparecer entre un 35 y un 81 por ciento de los casos; el trastorno bipolar hasta en un 56 por ciento; los trastornos de fobia social en un 17 por ciento; la ansiedad generalizada en un 12 por ciento; pánico entre un 2 y un 31 por ciento de los casos; y el trastorno obsesivo compulsivo entre un 20 y un 31 por ciento.


Finalmente, la doctora del Hospital Universitario del Henares en Madrid, Helen Dolengevich, ha informado sobre los psiconautas, avisando de que es una nueva forma de comportamiento en la red que puede llegar a ser adictiva y donde muchos de los productos que se venden y compran son sintéticos, desconocidos y que no se pueden encontrar en la calle.

"Debido a que algunas sustancias sí son legales en muchos países, es posible comprarlas a través de Internet de una forma sencilla, pagando con la tarjeta de crédito y recibiendo la mercancía en el domicilio", ha comentado, para señalar que el perfil de consumidor son hombres de entre 20 y 30 años, con estudios, que desean descubrir nuevas percepciones del mundo.

Y es que, según ha advertido, aunque estas sustancias no suelen causar adicción, su problema radica en que sí pueden provocar intoxicaciones y problemas de salud graves debido a que no se conocen realmente cuáles son sus efectos. "Lo importante es tratar de educar para poder prevenir el consumo de sustancias psicotrópicas a través, o no, de Internet. Muchas veces el hecho en sí no se puede evitar, pero con información y formación se puede ayudar a un uso responsable", ha zanjado.

Fuente:diariodefuerteventura

Alerta por "whatsappitis" creciente

Una californiana, primer caso diagnosticado de una lesión en el pulgar por enviar mensajes durante 6 horas - Profesionales gallegos prevén que "irá en aumento".

Tendinitis en el pulgar por usar el WhatsApp durante seis horas seguidas. Es el primer diagnóstico en el mundo que relaciona esta nueva y masiva tecnología con una lesión física. La "whastappitis" amenaza con extenderse hasta nuestras fronteras. Profesionales consultados prevén nuevos casos tan pronto como confluyan dos factores de índole social: obsesión, soledad o ansiedad aderezadas con la red de mensajería instantánea gratuita más usada, instalada en el móvil.

Usar el teléfono móvil de forma obsesiva puede traer consigo riesgos para la salud.Y si no que se lo digan a la estadounidense de 34 años que acaba de convertirse en la primera persona del mundo a la que se le diagnostica "whatsappitis" tras "chatear" con sus contactos de WhatsApp durante seis horas seguidas. Según publica la revista científica "The Lancet", a esta californiana le tocó hacer guardia en el hospital en el que trabaja el día de Nochebuena y no pudo contestar a las felicitaciones recibidas de sus amigos con motivo de las fiestas navideñas.

Al llegar a su casa tenía el teléfono hasta arriba de mensajes y se puso a responderlos, una tarea que se prolongó en exceso y puso a prueba sus pulgares. Cuando soltó el móvil tenía un fuerte dolor en el dedo que se extendía hacia la muñeca, por lo que decidió regresar a su centro de trabajo, pero esta vez por la puerta del servicio de Urgencias. Una vez allí, detalla la revista científica, los médicos comprobaron que existía una lesión en el pulgar a consecuencia del maratón de mensajes, le recetaron antiinflamatorios y añadieron a su historial una nueva patología: "whatsappitis". También le recomendaron apartarse del teléfono por un tiempo, pero ella volvió a la carga en Nochevieja agravando la lesión. Aunque la "whatsappitis" aún no se ha diagnosticado en Galicia, los profesionales consultados están convencidos de que no tardarán en verse o incluso, de que algún caso ya podría haberse catalogado como tal.

"Detrás de las pequeñas lesiones de entre un 40 y un 50% de las personas jóvenes que vienen a consulta, están las nuevas tecnologías", asegura el fisioterapeuta gallego Gaspar Villar. "Teclados, videojuegos tipo Wii (la plataforma de Nintendo que permite emular los movimientos necesarios para el desarrollo del juego) y móviles son causantes de sobrecargas, que acaban con problemas de tendón en las manos, a consecuencia de pasarse de tiempo trabajando con ellas.

Es un sobreesfuerzo muscular que puede derivar en las cervicales, aunque hay personas que sufren en el codo", asegura el profesional Villar González. "En diez o doce años habrá más personas con problemas a consecuencia de historias similares a la que se ha dado en California", vaticina. "Esperamos que los nuevos modelos avancen hacia sistemas de voz", añade. Se han identificado varios tipos de lesión características del abuso de estas tecnologías, tales como tendinitis pulgar o síndrome del túnel carpiano -en el que influye el uso de teclados-. La hiperutilización articular en la que están implicados los tendones es la clave de esas nuevas dolencias.

No en vano, esa especie de tendinitis de la que habla la revista "The Lancet" no deja de ser una inflamación de los tendones motivada por una utilización excesiva de una articulación sometida a movimientos repetitivos. Antes, según comenta el profesional, estos casos se veían en trabajadores de fábricas en cadena a consecuencia de los movimientos repetitivos, pero nunca en jóvenes.

Aunque el uso excesivo de los móviles no conlleva exclusivamente problemas físicos, cada vez son más los efectos psicológicos y psiquiátricos que se vinculan a la dependencia de los teléfonos y sus aplicaciones. "El WhastApp hoy es tan tremendamente compulsivo; como patología, es la neurosis moderna", valora el psicólogo clínico gallego Anxo Fortes Cadavid. El experto considera que la rapidez tecnológica viaja a un ritmo vertigioso y crea una especie de adeptos. O estás dentro, o eres un outsider. Además, personas con una serie de trastornos obsesivo compulsivos se han amoldado a las nuevas tecnologías, indica Fortes Cadavid. La temporización de la espera es distinta también. En el mundo del WhastApp todo tiene que ser aquí y ahora.

También, compara la ansiedad que antes hacía que a una persona le doliese el estómago o la barriga, y que ahora se manifiesta en el pulgar por haberse desahogado "chateando". La somatización de los problemas es distinta; también los celos de la pareja se vuelcan ahí. Su uso excesivo puede traer consigo situaciones de aislamiento. El profesional gallego señala los malentendidos que se producen por WhatsApp. "Es el precio a pagar por el progreso humano. O estás, o lo apagas".

Vibración "fantasma" 

 La obsesión por recibir mensajes, según un estudio publicado por la Sociedad Británica de Psicología, puede hacer que las personas sientan vibraciones del "smartphone" que en realidad no existen, un fenómeno que ya se conoce como el síndrome de las "vibraciones fantasmas". También hay quienes controlan a sus amigos o pareja por la última hora de conexión al WhatsApp o usuarios que no pueden parar de jugar con sus teléfonos. No en vano, el 55% de los españoles come con el móvil al lado, un tercio lo lleva al baño y sólo un 25% lo apaga cuando mantiene relaciones sexuales.

Fuente:farodevigo.es

WhatsApp y los celos

Esta aplicación puede convertirse en una auténtica pesadilla para las personas celosas e inseguras.

Ojos que no ven, Facebook te lo cuenta. Las redes sociales, y las aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp o Telegram, facilitan y amplifican las relaciones sociales, pero también pueden desencadenar conflictos a cuenta de asuntos como la última conexión al chat. Una respuesta a destiempo, cuando se sabe que la otra persona ha recibido el mensaje, puede dar pie a malas interpretaciones, al igual que conectarse a una hora en la que el otro miembro de la pareja cree que la persona querida está haciendo otra cosa. Los expertos insisten en que estas nuevas herramientas tecnológicas no son la causa del problema. "Las dificultades vienen por el uso que se hace de ellas", dicen.

 "Te mandé un whatsapp hace media hora, te conectaste diez minutos después, pero no me has contestado"; "¿Qué hacías ayer en línea hasta las tres de la madrugada?, ¿con quién hablabas a esas horas?"; "¿Quién es la chica que sale a tu lado en la fotografía que acaban de subir tus amigos a Facebook?, ¿y la que le da al like en todas y cada una de tus actualizaciones?". Las aplicaciones de mensajería instantánea, como WhatsApp, Line o el más reciente Telegram, y las redes sociales, principalmente Facebook, han cambiado la manera de comunicarse de más de mil millones de ciudadanos de todo el mundo, con las incontables ventajas, pero también con los múltiples inconvenientes que el mal uso o el abuso de estas nuevas herramientas tecnológicas traen consigo.

 "Todos estos nuevos sistemas de comunicación facilitan y amplifican las relaciones sociales, pero también pueden llegar a generar dificultades, sobre todo, en las parejas", reconoce el psicólogo y vicepresidente de la Sociedad Gallega de Sexología, Emilio López Bastos, quien no cree que esas nuevas herramientas tecnológicas sean "la causa de esas dificultades", que estarían relacionadas, a su entender, "con el uso que se hace" de ellas, y que afectarían más "a las relaciones entre los jóvenes, que prácticamente han nacido ya" con estos dispositivos.

 "Facebook, WhatsApp y otras aplicaciones similares facilitan el acceso a información privada, y el no saber gestionar de manera correcta esta circunstancia abre la puerta a que, por ejemplo, se malinterpreten determinadas palabras o situaciones y se desencadenen sentimientos de desconfianza o de celos", subraya.

López Bastos advierte, además, de que mediante funciones como el famoso ´doble check´, la última conexión y la propia ubicación que contienen los nuevos smartphones, muchas personas pueden llegar a controlar casi todo de su pareja y de su actividad online. El ´doble check´ es el sistema que usa WhatsApp para indicar al usuario que su mensaje ha sido correctamente enviado (primer check) y que el receptor lo ha recibido (segundo check). "Esto puede generar cierta confusión, pues únicamente señala que se ha producido la conexión entre ambos terminales, no que el destinatario del mensaje lo haya leído", aclara.

La función de la última conexión, por su parte, muestra la hora en la que el usuario se metió en la aplicación de WhatsApp o Telegram -o si este se encuentra en línea-, algo que tampoco tiene por qué significar que la otra persona haya leído en ese momento el mensaje en cuestión. "Estas dos opciones generan una necesidad cada vez mayor de inmediatez. Si una persona le manda un whatsapp a su pareja, ve que esta se conecta y no le contesta, puede desencadenarse una demanda de explicaciones que derive en conductas de control, como revisarle el móvil a escondidas", señala López Bastos, quien insiste en que "estos sistemas son un canal perfecto para reforzar las relaciones en la primera fase de enamoramiento y para establecer nuevos contactos", pero advierte de que "se están llevando el tú a tú" y de que "pueden acarrear problemas si uno de los cónyuges se obsesiona por estar en permanente contacto con su pareja o por controlar cuándo se conecta".

Bastos asegura que el no saber gestionar de forma correcta el uso de la mensajería instantánea también puede afectar a la intimidad de las parejas. "Cuando pasan poco tiempo juntos por motivos de trabajo, el hecho de que el WhatsApp esté constantemente interrumpiendo los escasos momentos de intimidad que tienen también puede ser un motivo de conflicto. De hecho, este tipo de cuestiones ya se están empezando a abordar y a trabajar en las consultas", apunta.

Fuente:levante-emv.com

lunes, 3 de marzo de 2014

Los síntomas de la depresión

Una tristeza generalizada y persistente junto con la somnolencia, primeras señales que nos ponen en alerta.

Lo primero que debemos tener en cuenta cuando hablamos de depresión, es que se trata de una enfermedad en mayúsculas, tan importante como una gripe o una diabetes. Muchas veces caemos en el error de considerarla un mal menor, un simple bajón en nuestro estado de ánimo que se pasa en unos días. Nada más lejos de la realidad. Los expertos nos recuerdan que esta enfermedad necesita ser tratada por un profesional, con un tratamiento farmacológico muy concreto. De no ser así, corremos el riesgo de que se alargue en el tiempo y, lo que es más grave, que vaya a peor.

Si echamos un vistazo a las estadísticas, la depresión es el trastorno mental más frecuente a nivel mundial. Se calcula que el 25% de las personas sufren algún tipo de desorden en su comportamiento a lo largo de su vida. En total, la Organización Mundial de Salud (OMS) estima que 350 millones de personas sufren esta enfermedad.

Pero, ¿cómo podemos detectar que realmente estamos atravesando una depresión y no un simple bajón de ánimo? Muchas veces resulta complicado porque no se expresa de una forma clara y concreta. Los entendidos en la materia señalan que una tristeza generalizada y persistente junto con la somnolencia suelen ser los primeros síntomas que nos ponen en alerta. Sentimientos de culpa, de falta de valor personal y pérdida de interés en actividades que antes resultaban placenteras, también están asociados con la depresión. En casos más extremos, podemos sufrir ataques de ira, agresiones, irritabilidad o abuso de sustancias, hasta llegar al suicidio.

Síntomas más frecuentes 

-Somnolencia o dificultad para dormir
-Desinterés y pérdida de la capacidad de disfrute
-Fatiga y disminución de energía
-Agitación o nerviosismo
-Cambios de peso, pérdida o ganancia de kilos
-Sentimientos de culpa infundados
-Pensamientos recurrentes de muerte y/o suicidio

Esta lista de síntomas puede ser mucho más amplia ya que cada persona, independientemente de su sexo, puede expresar esta enfermedad de un modo diferente al que todos conocemos.

Ahora que se acerca la primavera, debemos estar más alerta que nunca pues en esta época del año somos más proclives a sufrir este trastorno del comportamiento. Si notamos alguno de los síntomas anteriormente mencionados, debemos acudir a la consulta de un especialista que nos diagnosticará un tratamiento concorde a nuestro estado anímico.

Fuente:levante-emv.com

La ira no es la respuesta

-Nadie quiere relacionarse con personas que estallan de forma descontrolada

-Salvo situaciones de peligro real, la rabia ciega, altera y nos aleja de las soluciones.

Muchas personas reaccionan con rabia cuando se sienten amenazadas. Es un estado de alerta que genera adrenalina a través de la activación del sistema nervioso simpático para que podamos combatir lo que en un momento se interpreta como una amenaza.

En su acepción más positiva, la ira tiene como objetivo darnos fuerza para protegernos y poder sobrevivir. Pero muchas veces mostramos exacerbación cuando no la necesitamos. Esta emoción tiene muchas consecuencias a nivel fisiológico y de comportamiento: el pulso se acelera, el corazón late rápido, la respiración se agita; pero también conlleva que las personas a su alrededor se sienten incómodas, amedrantadas, con miedo y deseos de alejarse. Nadie quiere relacionarse con una persona que estalla de forma descontrolada y que dice y hace cosas que luego cuesta olvidar, y que en muchos casos condicionan el trato de por vida.

Esta forma de actuar tiene un claro desen­cadenante: el pensamiento. El iracundo está valorando el contexto como algo terrible, y sinceramente no lo es, salvo que detrás de usted corra un oso fiero. La cólera no es una respuesta eficaz para comunicarse. Así que olvide la idea irracional de que por las malas se consigue todo o de que hay personas que no reaccionan salvo que se les dé un grito.

El campo de las emociones es riquísimo: la tristeza, la frustración, la alegría, los celos o la pena. Tiene cientos de ellas. ¿Por qué ha elegido expresarse con furia? Si lo que necesita es desahogase, hágalo, pero no con este traje que le genera malestar a usted y a quienes le rodean. No existe ningún manual en el que se especifique que la ira es la respuesta idónea para expresarse cuando algo sienta mal.

También puede practicar el humor y contemplar la vida como un lugar más divertido. Que alguien le adelante por la derecha puede ser una amenaza o una situación cómica si se imagina a su conductor desnudo con un gorro de Papá Noel en la cabeza. ¿Va a cambiar su forma de conducir proyectando su rabia a través del cristal del coche? No, seguramente su estado de tensión le lleve a precipitarse en la siguiente maniobra.

Hay personas que muestran ira para escenificar su enfado. Como si la irritación fuera más real si se evidencia de forma violenta que si se escenifica con tranquilidad. Busque la causa y localice el motivo de su enojo. Y pregúntese: ¿el motivo justifica la respuesta? Si es no, piense con hoja de papel y lápiz delante en otras alternativas para enfrentarse a su enfado y resolverlo. Busque muchas, haga una tormenta de ideas, incluso basadas en el humor: ¿cómo pensaría y reaccionaría alguien que vive en la campiña, rodeado de pájaros y con un ritmo lento de vida? Ojalá consiguiera reírse mientras realiza el ejercicio. La risa relajará su sistema nervioso y podrá contemplar el momento desde un punto de vista más enriquecedor.

Una vez que tenga escritas todas las alternativas, léalas y decida, en función de su forma de ser, cómo le gustaría comportarse la próxima vez ante esta situación.

Igual no consigue actuar de esta forma alternativa inmediatamente, pero a base de interés y entrenamiento, seguro que en un futuro muy próximo consigue ir controlando poco a poco su manera de proceder.

Los consejos para controlar su ira y buscar otras alternativas más sanas para mostrar su enfado deben empezar por preguntarse cómo de amenazante es el motivo que lo genera. La valoración racional de la situación, contemplarla desde otra perceptiva, le dará una dimensión diferente.

Practique un idioma sereno. 

Lo que se dice a sí mismo le lleva a sentir de una forma determinada. Si no quiere experimentar furia, no se hable con términos como “horrible”, “no lo soporto”, “estoy hasta las narices”. Suavice y utilice expresiones del tipo “es desagradable, pero es pasajero”, “a veces esto es cansino”, “si tuviera que elegir, no sería esta mi decisión”.

Trabaje su información propioceptiva. 

Exprésese lento, sonría a pesar de que no tenga ganas, exprese serenidad con los gestos de su cara y de su cuerpo, hable bajo y entone sin rabia. Adoptar la postura corporal y el volumen y tonalidad de una persona tranquila hará que su cerebro interprete que está en paz y mandará la orden de serenar el sistema nervioso.

Si la ira y el estado de enfado se mantienen en su vida como una constante en lugar de ser algo puntual, practique alguna técnica que le relaje: yoga, deporte, mindfulness, técnicas de relajación muscular. Cualquier ejercicio que le permita equilibrar el interior para ser paciente en el exterior.

Entrénese en habilidades sociales e inteligencia emocional.

Entender los puntos de vista de los demás le permitirá ser más flexible y tolerante. Uno de los factores que nos llevan a ser irascibles es la falta de comprensión con los demás, o con los tiempos que manejan los otros, o con las formas de proceder. Entienda que no todos somos iguales, que llevamos ritmos distintos, que funcionamos de diferentes formas. Escuche por qué las personas actúan de otra manera y trate de entenderlos de forma sincera y de ponerse en el lugar de ellos. Igual esta otra visión le relaja.

Mejor ser prudente. 

Las personas irascibles creen que tienen el derecho a verbalizar todo lo que les pasa por la mente. A pesar de que ser sincero es una virtud, la sinceridad sin tacto es mala educación. No se crea con el derecho a decirle a todo el mundo lo que tiene que hacer y a dar consejos que nadie le ha pedido. Resérvese parte de información y quédese tranquilo, no reventará si no dice todo lo que piensa. Muchas de las personas bocazas terminan arrepintiéndose más tarde de lo que dijeron. Ahórrese este malestar.

Vaya sacando piedras de la mochila y no deje que se le acumulen los malos ratos. Resuelva problemas, tome decisiones, llame a quien le ofendió o con quien se siente ofendido y ponga en su agenda sonrisas en lugar de caras tristes. Pruebe a hacer este ejercicio: anote en una hoja todos los frentes que tiene abiertos y que le generan malestar. Al lado de cada frente anote cómo va a proceder, no lo que necesita de los demás para resolverlo, sino lo que usted tiene que hacer para cerrar esa carpeta. Ponga fecha y actúe. Y cuando lo solucione, ponga al lado un smile. Ahora tiene un motivo de felicidad y no una carga.

Practique actividades que le hagan sentir bien. 

La ecuación es sencilla. Si en su balanza hay más placer que obligaciones, se sentirá bien y a gusto. Se sentirá feliz, y las personas felices son menos agresivas e irascibles.

Tenga siempre en la mente una palabra clave: stop, tranquilo, slow… cualquier señal que lleve implícita la orden de parar, tomarse las cosas con calma, imprimir otro ritmo. Repítala y recuerde que siempre tendrá tiempo para dispararse si al final cree que es la mejor opción. Pero dese tiempo para analizar si otras posibilidades le harán sentir mejor, alcanzar otros resultados, sentirse cómodo con las personas.

Y recuerde: usted no es globo, no hace falta que reviente cuando algo le pincha. Tiene capacidad para controlarse e inhibirse si así lo decide. Una de las consecuencias emocionales de las personas con ira es la sensación de falta de control. Son las situaciones las que los controlan a ellos.

Los coléricos pueden llegar a sobrepasar límites insospechados. Las consecuencias pueden ser muy peligrosas, no solo para el que recibe el ataque verbal o físico, sino para quien se emplea a fondo en este descontrol. No se deje arrastrar por arranques emocionales. Tener control es posible y está en su mano.

Los adultos son modelos de conducta no solo para los hijos, sino para cualquier adolescente o niño que les observa; también para otros adultos. Si aprenden que la ira es una forma de obtener poder, también querrán hacer lo mismo.

Fuente:elpais.com