miércoles, 26 de junio de 2013

El perfil del adicto al cibersexo: hombre, de mediana edad y con una relación estable

Esta enfermedad afecta al 8% de la población española.

El adicto al cibersexo no se satisface con el sexo, sino que se sirve de él para aliviar sus frustraciones y malestar.


El perfil del adicto al cibersexo es un hombre (80% de los casos) de clase media-alta, con una edad entre los 25 y 50 años y la mitad de ellos mantiene una relación estable, según afirma el sexólogo Joan Mir en el primer día de las I Jornadas Nacionales de Salud Sexual de SEMERGEN (Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria), que se celebran en Valencia. «Hablamos de una enfermedad que afecta al 8% de la población española y que, sin embargo, es la adicción más negada y suscita un gran rechazo social», advierte este médico de Familia. Esta patología se instala más fácilmente en un cerebro adictivo, en una personalidad buscadora de sensaciones potentes, y sus efectos pueden destruir la vida de una persona y su familia.

Los riesgos afectan a las más importantes áreas de la vida. Según analiza el doctor Mir, miembro del Grupo de Trabajo de Sexología de SEMERGEN y coordinador de Espai Terapèutic en Palma de Mallorca, el adicto es un enfermo con un elevado nivel de sufrimiento crónico. Las consecuencias pueden ser devastadoras. En cuanto a la salud física, riesgo de contraer infecciones de transmisión sexual o embarazos no deseados. En cuanto a la salud mental, se asocia frecuentemente a trastornos depresivos y ansiosos, consumo de sustancias de abuso y de ansiolíticos. A nivel familiar, puede desembocar en un conflicto grave de pareja, con separaciones frecuentes, principalmente al ser descubierto, y un deterioro relacional con los hijos. En el mundo laboral, puede provocar un menor rendimiento, y hasta la posibilidad de perder el puesto de trabajo. En materia judicial, existe la posibilidad de involucrarse en asuntos delictivos.

Un aspecto básico para comprender este fenómeno, afirma este experto, es la carencia de cultura de esfuerzo. «El sexo es el instinto primario más poderoso del ser humano y hay personas que quieren conseguirlo ya mismo. La recompensa sexual a través de chats eróticos o webs pornográficas es inmediata, sin esfuerzo previo y a la carta. Se puede dar paso a las más osadas fantasías, no hay límites. El sexo a través de internet es el juguete sexual más potente jamás conocido». Las nuevas tecnologías aportan infinidad de ventajas a la sociedad, pero al resultar tan accesibles, baratas y no precisar esfuerzos, pueden crear nuevas patologías en la población con más factores de vulnerabilidad, básicamente de tipo adictivo, desconocidas hasta hace bien poco.

Sin embargo, el paciente no se satisface con el sexo, sino que se sirve de él para aliviar sus frustraciones y malestar. «Inicialmente puede resultar excitante», -añade- «como todo lo novedoso. Hasta avanzado el proceso, no se tiene conciencia de problema y menos aún de su gravedad, por lo que a pesar de las interferencias en la vida diaria, como conflicto de pareja, deterioro de las relaciones sociales, abandono de actividades lúdicas o problemas laborales, se prosigue con las conductas adictivas hasta que están fuera de control».

Este sexólogo advierte de la importancia de realizar un programa formativo de pregrado y luego una residencia de Medicina Familiar, al igual que se hace con casi todas las disciplinas médicas. La población, más exigente y más informada, realiza cada vez más consultas sexológicas, por lo que el médico de AP debe formarse constantemente y poder ayudar así a la educación sexual de la población.

Fuente:abc.es

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